Detroit

Tercera película de la directora estadounidense escrita consecutivamente por el guionista Mark Boal, después de éxitos como “The Hurt Locker” (2008), por la que se alzaron con las correspondientes estatuillas al mejor guión, dirección e incluso mejor película, y sobre todo la notable “Zero Dark Thirty” (2012). En esta ocasión los cineastas llevan a cabo una recreación de los sucesos acaecidos en la ciudad estadounidense de Detroit (Michigan) durante cinco jornadas a finales de julio de 1967, cuando, después de una redada en un club nocturno, se produjeron fuertes tensiones entre los habitantes de raza negra de la ciudad y las fuerzas del orden público, especialmente la propia policía de la ciudad. El núcleo de la narración (y también de lejos la parte más conseguida de la misma) es aquélla en que Bigelow reconstruye los acontecimientos que, al parecer, se produjeron en un motel de la ciudad, cuando los policías entraron a buscar a un supuesto francotirador y acabaron asesinando a sangre fría a tres jóvenes de raza negra. Enfocada casi como un docudrama, esta potente parte del relato compensa sobradamente una introducción que quizá es demasiado larga y poco concreta (el film tarda casi 45 minutos en arrancar) y un final más convencional, aunque el conjunto es bastante sólido y está filmado e interpretado con bastante interés.

El director de fotografía es el británico Barry Ackroyd [BSC], nominado al Oscar por su trabajo en Super 16mm en la citada “The Hurt Locker”, aunque no acompañase a Kathryn Bigelow en su anterior film, “Zero Dark Thirty”, del que se hizo cargo el australiano Greig Fraser. Originalmente asociado al cine de Ken Loach, el ya veterano Ackroyd es famoso sobre todo por su asociación con el cineasta Paul Greengrass, con el que ha trabajado en cuatro films hasta la fecha: “United 93” (2006), “Green Zone” (2010), “Captain Phillips” (2013) y “Jason Bourne” (2016). En todos sus films, Ackroyd se ha caracterizado por imprimir a sus imágenes un fuerte sentido realista, tanto a través de un trabajo de cámara que incluye múltiples zooms y varias cámaras rodando de forma simultánea, como por una iluminación sencilla pero siempre también muy veraz, que hace que sea un director de fotografía muy demandado durante la última década.

“The Hurt Locker”, por tanto, el anterior trabajo de Bigelow y Ackroyd, fue rodado en formato Super 16mm, el cual le hubiera venido de maravilla a un film como el presente, ya que, de un lado, obviamente se trata de una película de época y, por otro, porque como es habitual en Ackroyd y en los últimos films de la directora, “Detroit” es un film de un aspecto y pretensiones absolutamente realistas. Sin embargo, bien sea porque en la actualidad es complicado rodar en celuloide, o quizá, por el tipo de rodaje llevado a cabo, los cineastas se han decidido por una configuración algo extraña: rodar con la Arri Alexa Mini empleando su modo de sensor “Super 16”, esto es, con una resolución de unos escasos 1600 por 900 píxeles. Todo ello, a fin de poder emplear las ligeras y luminosas lentes ideadas para este formato y favorecer la forma de rodar de Bigelow y Ackroyd: siguiendo la estela de Paul Greengrass, la directora coreografía largas tomas con tres o cuatro cámaras rodando simultáneamente, sin marcas ni posiciones previamente fijadas, con los actores moviéndose libremente por el decorado. Ello es lo que hace que la puesta en escena parezca tan improvisada como cercana, ya que ni los propios operadores conocen exactamente los movimientos. Y haciendo cada escena de esta forma dos o tres veces, con las oportunas correcciones, Bigelow afirma que es suficiente para obtener sus escenas. Quizá, como este método, rodando en digital, permite que cada cámara ruede durante mucho más tiempo que si fueran cámaras de celuloide, sea la causa de que los cineastas hayan decidido prescindir del mismo y optar por la HD.

El grueso del film transcurre por la noche, lo que evidentemente obliga a Ackroyd a emplear iluminación artificial a lo largo del film. Estéticamente, la película queda identificada por el uso de la luz de sodio y de tungsteno que emplea el director de fotografía, ya que siguiendo la lógica, estas fuentes son las que existirían en aquélla época en las calles y en los interiores de la ciudad de Detroit en la que tuvieron lugar los hechos dramatizados en pantalla. Ackroyd, como no puede ser de otra manera dado el tipo de rodaje, ilumina las localizaciones o decorados de forma más o menos general, sin importarle que queden zonas de luz o de sombra a lo largo de los mismos, basándose siempre en las fuentes integradas en los decorados. Como posteriormente las cámaras y los actores se mueven de forma absolutamente libres, la luz de Ackroyd, que se mantiene inalterada en función del ángulo o el tipo de plano de cada cámara, cobra un aspecto muy realista, ya que como es evidente, en función del plano unas veces la iluminación “es mejor” o “peor”, pero al mantenerse siempre fija, se consigue ese aire de naturalidad, con continuas subexposiciones de los actores, que pretenden los cineastas. El efecto está muy medido por parte de Ackroyd, un hombre que ya tiene mucha experiencia en este tipo de rodajes, por lo que las imágenes se mantienen siempre dentro de estándares de calidad razonables, aún incluso cuando la raza de los actores y los bajos niveles de luz podrían haber provocado que la acción fuera difícil de seguir en algunas ocasiones.

Los resultados son bastante buenos, quizá incluso notables, pero lo que ocurre es que el estilo no es tan fresco como nos resultaba en los primeros films de Ackroyd en emplear este tipo de técnicas que han sido trasladadas a “Detroit” sin apenas introducir más novedad que la HD. Seguramente, como indicábamos, ésta haya sido escogida precisamente para poder montar coreografías de escenas, cámaras y actores mucho más largas que de haber rodado en celuloide (en los primeros films de este estilo, cuando una cámara agotaba su chasis, otra la sustituía y así sucesivamente). Sin embargo, a pesar que la Alexa ofrece un look muy fílmico y que se trata de un film muy bien finalizado en su post-producción, quizá un rodaje en 16mm reales, como seguramente le hubiera gustado a Ackroyd, o bien en 35mm forzando mucho el negativo para introducir una fuerte textura fotoquímica hubieran creado también un aspecto aún más realista, hablando en términos de reminiscencia del documental, pero, sea por el motivo que sea, es evidente que los cineastas terminaron descartándolo por la razón que fuera.

Título en España: Detroit
Año de Producción: 2017
Director: Kathryn Bigelow
Director de Fotografía: Barry Ackroyd, BSC
Ópticas: Zeiss Super Speed, Optica Elite, Angenieux & Canon
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa Mini (Super 16), 1.85:1
Otros: Digital Intermediate

Vista en HDTV

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