Dallas Buyers Club

Adaptación de unos hechos reales acontecidos en Dallas (EEUU) entre mediados y finales de la década de los 80, cuando Ron Woodruff (Matthew McConaughey), un hombre heterosexual, aficionado al alcohol y las drogas, es diagnosticado como enfermo de Sida y los doctores le pronostican que le restan unos treinta días de vida. Sin embargo, tras ser tratado en el hospital con medicamentos aprobados por las autoridades, no mejora y decide viajar a México, en donde es tratado con medicamentos alternativos que le proporcionan una importante mejoría. Con la ayuda de otro enfermo de Sida, transexual (Jared Leto), organiza un grupo de terapia para tratar a los pacientes del hospital con ese tipo de medicina alternativa, enfrentándose al sistema y a las autoridades. McConaughey y Jared Leto obtuvieron sendos Oscar por sus interpretaciones, que son lo mejor de un film que los muestra con una seria degradación física (la película también obtuvo el Oscar al mejor maquillaje) pero que no resulta absolutamente satisfactorio especialmente en su parte final. Jennifer Garner y Griffin Dunne, entre otros tienen papeles secundarios.

El director de fotografía fue Yves Bélanger [CSC], en su primera colaboración con el realizador Jean-Marc Vallée, fallecido prematuramente en 202 . Los dos, canadienses, volverían a trabajar al año siguiente en “Wild” y en 2015 en “Demolition”. En la carrera de Bélanger destacan “Laurence Anyways” (Xavier Dolan, 2012) y “Brooklyn” (John Crowley, 2015). Y por supuesto, quizña lo más destacable de todo es que se convirtió en el sustituto de Tom Stern como director de fotografía de Clint Eastwood, comenzando por “The Mule” (2018) y continuando con “Richard Jewell” (2019), aunque su relación no se ha consolidado puesto que Ben Davis es quien firmó “Cry Macho” (2021).

“Dallas Buyers Club” parece ser que fue un proyecto que pasó por muchas manos y diferentes actores y directores hasta que pudo ser llevado finalmente a la pantalla. Y cuando lo hizo, parece ser que los cineastas contaron con un presupuesto muy reducido y apenas veinticinco días de rodaje, lo cual es realmente poco para un film protagonizado por estrellas de Hollywood. A pesar de ser una película que en cierto modo es de época, o que al menos debe representar hechos acaecidos dos décadas atrás, los cineastas recurrieron a la adquisición digital con la Arri Alexa, la cámara que para entonces ya comenzaba a imponerse como el nuevo estándar del cine digital. Gracias a un rodaje con ópticas como los Zeiss Super Speeds, bastante abiertos de diafragma en casi todas las situaciones, así como un etalonaje digital que incluye bastante grano de celuloide sobre las imágenes de la Alexa, el look final de “Dallas Buyers Club” es muy analógico y orgánico, demostrando una vez más que la cámara de Arri es la que más se asemeja a la adquisición tradicional en celuloide. Ello encaja a la perfección con el estilo de la película: muy realista, en localizaciones mundanas, haciendo uso al máximo posible de la iluminación disponible en cada una de ellas y mucha cámara al hombro.


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El hecho de emplear una iluminación o un estilo realista no quiere decir que Yves Belánger no ilumine, sino que lo que hace es afrontar cada localización de la manera más sencilla posible, empleando el tipo de luz que habría en las mismas en la realidad y aumentándolas (no mucho) para el rodaje cinematográfico, situación en la que la tremenda sensibilidad y latitud de exposición de la Arri Alexa equipada con los Zeiss Super Speed ayuda absolutamente a los cineastas. A veces, el director de fotografía se sirve de los fluorescentes en el techo de las estancias del hospital, otras veces, introduce pequeñas lámparas en las habitaciones, e incluso deja que se produzcan muchas mezclas de diferentes temperaturas de color: desde el cálido de dichas fuentes integradas, hasta tonos azulados en algunas escenas exteriores capturadas en el crepúsculo, a iluminación coloreada cuando lo que aparecen en pantalla son bares o locales, o incluso el verde bastante marcado de la clínica Mexicana.

Cuando Bélanger ilumina sus interiores para recrear el día, lo hace además con bastante contraste, de manera que el aproximamiento naturalista no es para nada plano o aburrido, al contrario, tiene bastante interés por el hecho de estar planteado con cierto interés en crear una estética propia y orgánica dentro de un rodaje digital que a buen seguro que fue rápido y parece ser que no con demasiados medios.

Los resultados por consiguiente son bastante buenos; no es un film en el que las imágenes destaquen por su preciosismo o virtuosismo técnico, ni mucho menos. Pero es que ello no era ni lo buscado por el director y el director de fotografía ni tampoco lo deseable para un tipo de proyecto así. En cambio, la estética realista que buscan está bien realizada, a través de la recreación de la luz natural y de abrazar colores intensos en aquéllas localizaciones que, en la realidad, estarían dominadas por los mismos, apoyando a la narrativa del director. Y por supuesto, el enfoque de post-producción de tratar de convertir las imágenes de la Arri Alexa en imágenes con un look más propio del celuloide es la forma más adecuada para que el film resulte más creíble, algo a la que la citada combinación de la cámara de Arri con los Zeiss Super Speed muy abiertos de diafragma (introduciendo, además de una profundidad de campo reducida, algo de aberración cromática en los fondos) ayuda bastante en su éxito final.

Título en España: Dallas Buyers Club
Año de Producción: 2013
Director: Jean-Marc Vallée
Director de Fotografía: Yves Bélanger, CSC
Ópticas: Zeiss Super Speed T1.3
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa (Prores), 2.4:1

Vista en HDTV

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