Cry Macho
Adaptación de una novela de N. Richard Nash, parece ser que escrita sobre la base de un guión cinematográfico que había sido rechazada por múltiples estudios, a su vez reescrita por Nick Schenk (“Gran Torino”, “Mule”), que tiene como protagonista a Mike (Clint Eastwood), un antigua estrella de rodeo que se ve obligado a aceptar un trabajo para traer desde México hasta los EEUU a un joven (Eduardo Minett) que corre el riesgo de perderse por el camino de la vida. Si bien “Mule” podría ser una película redentora del Eastwood real respecto a las mujeres de su vida, “Cry Macho” bien podría tratarse de su equivalente versión respecto a sus hijos. El problema es que el nonagenario actor y director, por mucho que nos pese, ya no se encuentra en situación física de poder llevar el peso de una película en la que debe interpretar a un personaje al menos veinte años más joven que él en la vida real. De manera que “Cry Macho” es uno de los títulos más ligeros de su filmografía, puede que destinado además únicamente para sus fans, puesto que más allá de lo conmovedor que resulta ver a un anciano rodando y protagonizando sus propias películas, con el clasicismo y autoría que siempre le ha caracterizado, este film tiene más de una triste pero lógica decadencia que de un paso adelante en la magnífica trayectoria de Clint Eastwood.
Sorprende que el director de fotografía de “Cry Macho” sea el británico Ben Davis [BSC], puesto que las dos películas inmediatamente anteriores de Clint Eastwood habían sido fotografiadas por el canadiense Yves Belánger [CSC], que se había hecho cargo por tanto de “Richard Jewell” y de la citada “Mule”. Ben Davis probablemente sea de nuevo una recomendación del Steadicam y cámara principal que ha acompañado a Eastwood durante décadas, Stephen Campanelli, quien ya recomendó a Belánger. Con Davis, Campanelli había coincidido en uno de sus trabajos más celebrados, “Three Billboards Outside Ebbing, Missouri” (Martin McDonagh, 2017). La carrera de Ben Davis es algo extraña y, tras más de dos décadas como director de fotografía, es de sobra conocida por mezclar películas pequeñas y personales con otros grandes proyectos, incluso del universo Marvel, plagados de efectos visuales. Llamó la atención de la mano de Matthew Vaugh con “Layer Cake” (2004) -la película que le valió a Daniel Craig el papel de James Bond- y después encadenó películas como “Hannibal Rising” (Peter Webber, 2006), “Stardust” (Matthew Vaughn, 2007), “Kick-Ass” (Matthew Vaughn, 2010), “Seven Psychopaths” (Martin McDonagh, 2012), “Guardians of the Galaxy” (James Gunn, 2014) o “Captain Marvel” (Anna Boden & Ryan Fleck, 2019) o incluso la versión de “Dumbo” (2019) a cargo de Tim Burton.
En el caso de “Cry Macho”, sorprende como decíamos que, cuando parecía que Eastwood había encajado con Yves Belánger, vuelva a cambiar de director de fotografía, puesto que sus dos colaboradores precedentes, Jack Green y Tom Stern, estuvieron respectivamente unos quince años en el cargo. En este film, sin embargo, parece que Ben Davis quiere recuperar la simplicidad y en gran parte el estilo del operador anterior de Eastwood hasta mediados los años 80, Bruce Surtees, quien era apodado, por el tenebrismo con el que acostumbraba a fotografiar sus películas, como el “principe de la oscuridad”. Hay algo de la sencillez de Surtees en “Cry Macho”, en ese interés por rodar de la manera más simple y efectiva cada escena, pero lo cierto es que ahí prácticamente es donde terminan las buenas noticias. Es de sobra conocido que Eastwood es un director muy impaciente, al que no le gustan los montajes complicados ni las coreografías de cámara demasiado elaboradas. Y cabe suponer que, con la edad, Eastwood se haya hecho aún más impaciente en un deseo de rodar más y más deprisa. Pues bien, si bien es cierto que “Cry Macho” vuelve un poco a ese estilo de Bruce Surtees, que también era rápido y sencillo, en este caso, más que por el por el propio estilo, parece que lo hace por rodar más rápido, renunciando a una elaboración a la que Eastwood ha renunciado muchas ocasiones, pero que, en este caso, de alguna manera, se hace más patente.
Ello es especialmente visible en todos o en casi todos los exteriores de la película, en los que más allá de evitar rodar en las horas centrales del día, llama mucho la atención la ausencia de intervención por parte de los cineastas. Así pues, Ben Davis rueda mucho a contraluz, pero sin ningún relleno o sin apenas relleno, de manera que los personajes muchas veces quedan en sombras profundas y mucha oscuridad, a pesar de ser o tratarse de escenas exteriores (no digamos ya las escenas en interiores de coches, múltiples, rodadas sin aparente luz adicional). En los interiores, o exteriores noche, los niveles de luz son ínfimos, o bien el material se ha revelado para que así lo parezca, con un claro dominio de las zonas de penumbra sobre las zonas de luz, que hacen incluso plantearse (y tener que recurrir a los tráilers de la película) si uno no ha asistido a una proyección defectuosa (atención a la escena en la casa mexicana, o a la de la hoguera). Si hubiera habido algún tipo de justificación, dicho aproximamiento podría haber sido interesante, pero el caso es que “Cry Macho” parece que es oscura por el mero hecho de ser oscura, bien sea por su poca elaboración o, si acaso, por un deseo de mostrar en penumbra a Eastwood para no revelar su verdadera edad. Pero como sucedía en el caso de “The Irishman”, no es ya su rostro lo que delata la edad del intérprete, sino su forma de moverse y de actuar, que es la de una persona de noventa años de edad que, por bien que se encuentre, sigue siendo muy mayor para el tipo de personaje que interpreta en pantalla.
Aunque cuando estaba al mando Bruce Surtees, o incluso Jack Green, que en cierto modo continuó su legado, las películas de Clint Eastwood de alguna manera también podían lucir algo descuidadas, siempre contaban con el enorme beneficio de ser rodadas en celuloide, y generalmente en formato panorámico anamórfico. Éste último permanece, pero desde hace años, con la adquisición digital y la tendencia, que comenzó con Tom Stern, de etalonar imágenes de un altísimo contraste, con negros muy profundos y muy poco color en la proyección. Siendo un film de época (ambientado en 1980), un poco de esfuerzo rodando en celuloide hubiera sido una locura maravillosa que estaba claro que no iba a suceder, pero ese tipo de etalonaje tan agresivo, unido a la imagen digital, produce un efecto demasiado duro que tampoco termina de favorecer al conjunto. Es dificil predecir si Clint Eastwood volverá a ponerse delante o detrás de las cámaras, porque a su edad cada película que realiza o protagoniza puede que fácilmente sea la última, pero lo cierto es que “Cry Macho” es una película olvidable dentro de su filmografía y no particularmente bien realizada, que en casi todos los aspectos queda muy lejos de sus anteriores y también elegíacas “Gran Torino” o “Mule”.
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Título en España: Cry Macho
Año de Producción: 2021
Director: Clint Eastwood
Director de Fotografía: Ben Davis, BSC
Ópticas: Panavision C-Series
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa (ArriRaw), 2.4:1
Vista en DCP
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© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2021.