Combustión

Thriller español que gira en torno a una banda de atracadores del sur de Madrid que utiliza a una joven (Adriana Ugarte) como gancho para cometer sus asaltos. Su próximo objetivo es una joyería del centro de la ciudad y el plan reside en engañar al prometido de la dueña (Álex González) para que les facilite el acceso a la misma. Carreras de coches, mafia y persecuciones son algunos de los alicientes de una película estrictamente comercial, sin más ínfulas que el mero entretenimiento, que importa sin tapujos el modelo norteamericano para este tipo de cine con cierto éxito. Alberto Ammann completa el trío protagonista como el jefe de la banda, con papeles secundarios para María Castro y Luis Zahera.

El director de fotografía es el catalán Daniel Aranyó [AEC], cuya incipiente carrera viene desarrollándose a ambos lados del atlántico gracias después de haberse formado tanto en el American Film Institute como en la ESCAC. En nuestro país destacan sus recientes trabajos en “Tres Metros sobre el Cielo”, “Los Últimos Días” y el anterior film de Daniel Calparsoro, “Invasor”, además de haber rodado las segundas unidades de “Biutiful” para Rodrigo Prieto y “The Cold Light of the Day” para Remi Adefarasin, mientras que su carrera en EEUU incluye la segunda y tercera entrega de “High School Musical”.

“Combustión”, también desde el punto de vista visual, parece un film deudor de los modelos americanos, con una puesta en escena y una fotografía en la que lo más importante parece siempre la obtención del aspecto más atractivo posible. Con un rodaje en formato digital con cámaras Red Epic, de la misma destacan, sobre todo, sus escenas nocturnas, gran parte de las mismas haciendo uso de la luz disponible en los exteriores madrileños y ópticas Arri/Zeiss Master Prime a grandes aperturas de diafragma. Por supuesto, existe iluminación suplementaria en estas escenas, bien a través de aparatos situados fuera del encuadre o de fuentes integradas en el mismo (tales como las luces que aparecen en las naves de los polígonos industriales en los que se desarrolla parte de la historia), pero lo cierto es que las fuentes de vapor de sodio de las farolas reales de la ciudad son las que en muchas circunstancias son la base de la exposición del film.

El estilo en todo momento es de alto contraste, tanto que, en más de una ocasión, se aprecian las limitaciones en cuanto a rango dinámico del medio de captación digital, con los potentes faros de los coches o las luces integradas en el decorado apareciendo sobreexpuestas con cierta regularidad. Paradójicamente, aunque siempre se busca el aspecto más estético, el alto contraste no siempre sienta bien a sus actores, especialmente a Adriana Ugarte, la cual posiblemente hubiera agradecido algo más de luz frontal sobre su rostro, en lugar de la frecuente luz unidireccional que emplea Aranyó tanto para ella como para el resto del elenco debido a su filosofía tendente más a iluminar los decorados que a los propios actores. Quizá la utilización de un poco más de humo en los interiores –que podría haber seguido emulando el modelo norteamericano a lo Tony Scott- podría haber sido beneficioso en este aspecto sin haber restado un ápice de saturación de color u atractivo, pero es evidente que los cineastas no estaban interesados en crear texturas más suavizadas.

Los exteriores diurnos, como por ejemplo durante las carreras, muestran una fuerte corrección de color y tonos poco naturales, en pos del citado esteticismo, y quizá sea la escena de la discoteca –que incluye cámaras lentas y algo de ruido debido a la reducción de resolución para obtenerlas- con sus haces de luz, luz láser y cámara al hombro para mostrar la desorientación del protagonista la que resulte más atractiva y lograda, dentro de un conjunto que demuestra mucho oficio y que es una buena importación del thriller de acción americano, a pesar que lo menos interesante de la película sea su principal gancho, las persecuciones, que no involucran al espectador en las mismas y palidecen ante los medios y la pericia de los clásicos del género.

Año de Producción: 2013
Director: Daniel Calparsoro
Director de Fotografía: Daniel Aranyó, AEC
Ópticas: Zeiss Master Prime, Arri Alura
Formato y Relación de Aspecto: Red Epic (5K), 2.4:1

Vista en DCP

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2013.