Breakdown

Producción del italiano Dino de Laurentiis, que parte de una premisa de claras reminiscencias Hitchcockianas: un matrimonio (Kurt Russell y Kathleen Quinlan) viaja por carreteras desiertas del medio-oeste americano en su nuevo vehículo, cuando éste sufre una avería que les obliga a deternese en el camino. Un amable camionero (J.T. Walsh) se ofrece a acercarlos hasta el teléfono más próximo para llamar a la grúa, pero ante el miedo de abandonar el vehículo, es la mujer la que solamente acompaña al camionero. Cuando el hombre consigue arrancar el vehículo él solo, viaja hasta la gasolinera más próxima, en la que no hay rastro alguno de su esposa. Jonathan Mostow (“Terminator 3”) realizó con este film –que también co-escribió- su debut en la realización de largometrajes profesionales, destacando en el mismo (además de sus muy agradables 90 minutos de duración) la garra y fisicidad de la puesta en escena y lo directa que resulta la propuesta, con un montaje muy rápido que impide la presencia de tiempos muertos durante la proyección.

El director de fotografía fue el británico Douglas Milsome [ASC, BSC], una elección extraña para un film ambientado en parajes tan americanos, pero que quizá sea comprensible teniendo en cuenta que De Laurentiis ya había contratado a Milsome para “Desperate Hours” (Michael Cimino, 1990) y que, además, Milsome acababa de rodar en la misma zona “The Sunchaser” (1996), también para el realizador de “Heaven’s Gate”. La carrera de Milsome se asocia –además de a Cimino- sobre todo a John Alcott, el que fuera director de fotografía de Stanley Kubrick en “A Clockwork Orange” (1971), “Barry Lyndon” (1975) y “The Shining”, del que Milsome fue primero asistente, posteriormente foquista y, a principios de los 80, en la época de “Greystoke” (1984), operador de cámara. Antes del prematuro fallecimiento de Alcott en 1986, Milsome ya se había hecho cargo –por la negativa de su maestro en volver a soportar un largo rodaje con Kubrick- de la fotografía de “Full Metal Jacket” (1987), una imitación absoluta de los trabajos de Alcott y, antes de rodar “Breakdown”, además de sus dos trabajos para Michael Cimino, su película más importante había sido “Robin Hood: Prince of Thieves” (1991), la versión de Kevin Costner del famoso mito. Michael Mann también le reclutó para “The Last of the Mohicans” (1992) cuando su primera opción, el italiano Dante Spinotti, resultó estar ocupado, aunque el cineasta no dudó en despedir a Milsome –y de paso, generar un importante conflicto en el set- en cuanto Spinotti estuvo de nuevo disponible. La carrera de Milsome posterior a “Breakdown” es totalmente olvidable, con muchos trabajos para TV y otros estrenados directamente en vídeo.

Rodada en formato Super 35 –a pesar que el anamórfico podría haber proporcionado una imagen más vistosa, rica y detallada de los grandes escenarios de Utah que aparecen en el film, como Milsome hiciera en “The Sunchaser” el año anterior-, la elección podría estar relacionada con las necesidades de utilizar zooms de escaso recorrido como focal variable, muchas veces muy cerca de los actores, a fin de obtener un mayor dramatismo e intensidad en la puesta en escena y en las interpretaciones, además de por el tamaño más compacto y ligero de los equipos, un detalle importante en un film que contiene bastantes escenas dentro de coches y camiones.

Sea como fuere, la imagen de “Breakdown” es bastante convencional, sin que Milsome intente modificar en exceso –bien a través de filtros o de luz artificial- la apariencia real de las localizaciones. Más bien, lo que intenta llevar a cabo, quizá aún influido por Alcott, es una buena utilización de la luz disponible en los exteriores. Para ello, utiliza con mucha frecuencia el contraluz, o bien gasas y telas suspendidas en el aire para reducir la dureza de la luz del desierto cuando ésta incide sobre los propios actores. En el interior de los coches, también emplea luz artificial, pero muy difuminada a través de los parabrisas, de manera que toda la película mantiene un aspecto natural y directo, en el que los rostros de los actores, con mucha frecuencia, están algo más oscuros que los fondos, como realmente lo estarían en situaciones de la vida real.

No es un film con muchos interiores, pero el más destacable de los mismos es la cafetería de carretera, en la que Milsome proyecta fuertes haces de luz dura a través de las ventanas que reduce con humo en el interior, lo que no impide que el lugar tenga una apariencia oscura y desapacible. Por ello, se aprecian más sus raíces europeas en las pocas escenas nocturnas de la película, hacia el final de la misma, en las que Milsome siempre parte de las luces integradas en los decorados –lámparas de techo de un granero y una cocina- para justificar la procedencia de la luz, con una unidad HMI de gran potencia, suspendida a gran altura o sobre una grúa, proporcionando luz azul de ambiente como si se tratara de la luna. Lo curioso es que, sin ser demasiado necesario, Milsome introduce algo de difusión en cámara –además de humo en el set– en estas secuencias, algo que hace aún más evidente (por los halos que se crean) la existencia de las fuentes de luz.

Por lo tanto, “Breakdown” tiene un buen trabajo de fotografía, aunque de un estilo quizá demasiado europeo tratándose de un film de acción y suspense de intenciones meramente comerciales, un perfil bajo que, de todas formas, también es refrescante, ya que supone una clara desviación del esteticismo que estaba de moda en aquélla época en este tipo de productos, con trabajos como “Bad Boys” (1995) o “Con Air” (1997), también a cargo de operadores británicos como Howard Atherton o David Tattersall, aunque en su vertiente más loca y desmedida.

Título en España: Breakdown
Año de Producción: 1997
Director: Jonathan Mostow
Director de Fotografía: Douglas Milsome, ASC, BSC
Formato y Relación de Aspecto: Super 35, 2.4:1

Vista en HDTV

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