Baraka
“Baraka” es la culminación del concepto de documental inaugurado por Godfrey Reggio en “Koyaanisqatsi” (1982); filmación en diversos países, ausencia total de palabras –ya sea en la forma de diálogos o narración- y juegos de imágenes concatenadas a través de una poderosa banda sonora y efectos de sonido. En este caso, Ron Fricke, director de fotografía y montador de la película de Reggio, asumió también el rol de director de la misma, con una filmación que se prolongó durante 14 meses y se extendió por 24 países a lo largo de los 6 continentes para obtener un extraordinario fresco de imágenes del planeta tierra, su naturaleza, civilizaciones presentes y pasadas y sus formas de vida que, visual y auditivamente, resulta arrebatador.
Como indicábamos, Ron Fricke asumió -además de la dirección del film- la labor de fotografiarlo. A pesar de tratarse de un proyecto relativamente experimental y, desde luego, de bajo coste, los cineastas decidieron rodarlo en Todd-AO, el formato de 65mm y 5 perforaciones por fotograma desarrollado por la compañía American Optical y el empresario Michael Todd, estrenado en 1955 con el musical “Oklahoma!”, del que posteriormente la marca Panavision pondría en el mercado su propia versión clónica (Super Panavision 70). El formato Todd-AO, a pesar de ofrecer un área de negativo dos veces y media superior al formato de 35mm convencional y, con ello, una calidad de imagen tremendamente superior, con una nitidez, resolución y definición mucho mayores, además de una textura más limpia y una reproducción de color mucho más fiel, por aquél entonces llevaba más de 20 años sin utilizarse, desde que a comienzos de la década de los 70 se emplease en “Airport” y “The Last Valley”. A estas virtudes, además, había que añadirle, por supuesto, las seis pistas de sonido magnético que le acompañaban en sus presentaciones en 70mm, en una época en la que el primer Dolby Stereo –con sus cuatro canales matriciados- ya parecía un lujo.
Las imágenes de “Baraka”, que se presentan mezclando de forma continua localizaciones y diferentes técnicas de grabación, destacan sobre todo por la utilización de la luz natural que lleva a cabo Fricke. Por supuesto, la forma de filmación (con un equipo muy reducido) y el tipo de proyecto (documental) le permitían todo momento utilizar los mejores momentos de cada día para grabar sus imágenes, de modo que, en este sentido, “Baraka” contiene uno de los mejores usos de la luz natural o disponible de la historia del cine. Sólo en algunos interiores Fricke ha de hacer uso de iluminación artificial, aunque de forma tan minimalista y bien realizada –siempre a través de luz suave o rebotada- que ello no llama la atención en absoluto y se integra muy bien en el conjunto.
Sin embargo, lo más interesante, quizá, sea la utilización de las diferentes velocidades de cámara para captar imágenes: desde la velocidad normal a veinticuatro fotogramas por segundo para las civilizaciones antiguas, hasta el time-lapse con el que son fotografiadas las imágenes de la civilización actual en grandes ciudades como Nueva York o Tokyo, de manera que se crea una interesante contraposición entre la tranquilidad que desprenden las primeras o el estrés que generan las segundas. La técnica time-lapse -generalmente unida además al motion-control para controlar los movimientos de la cámara mediante ordenador y conseguir tomas no sólo más precisas, sino imposibles de obtener con una cámara operada manualmente- también se emplea de todas formas para captar algunas imágenes de la naturaleza, tales como las de las nubes en altísimas altitudes, o incluso para fotografiar fenómenos meteorológicos o transiciones día-noche con cielos estrellados en las ruinas de antiguas civilizaciones como la egipcia, siempre obteniendo imágenes absolutamente brillantes. Aún así, quizá la toma más inspirada sea aquélla que muestra la Quinta Avenida de Nueva York en time-lapse y motion-control, presentando el enorme tráfico de la ciudad como si se tratara de la circulación sanguínea de un cuerpo humano.
Por supuesto, en una película sin palabras, actores o diálogos, la imagen representa una parte importantísima de la misma, pero además, en este caso, se puede afirmar de forma rotunda que Fricke, bien se trate de las montañas del Himalaya, las calles de la India, los pozos de petróleo de Kuwait, las grandes ciudades capitalistas o fábricas en el sudeste asiático, obtiene siempre unas imágenes extraordinarias que potencian excepcionalmente el mensaje del film, especialmente si se tiene la oportunidad de asistir a una presentación en 70mm, formato en el que los niveles de detalle, reproducción tonal y textura de la imagen resultan sobrecogedores.
Título en España: Baraka
Año de Producción: 1992
Director: Ron Fricke
Director de Fotografía: Ron Fricke
Ópticas: Hasselblad, Mamiya, Pentax & Schneider
Emulsión: Kodak 5248 (100T) y 5296 (500T) en 5-perf 65mm
Formato y Relación de Aspecto: Todd-AO, 2.21:1
Vista en 70mm y Blu-ray
© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2012.