American Sniper

Adaptación cinematográfica del libro autobiográfico de Chris Kyle, escrito junto a Scott McEwen y Jim DeFelice, que narra las incursiones de este miembro de los Navy Seals en territorio enemigo (Oriente Medio después del 11-S) y sus dificultades para recuperar una vida normal en familia una vez había vuelto a su hogar en EEUU. Bradley Cooper obtuvo un gran reconocimiento por su retrato de una leyenda con más de 160 muertes confirmadas, pero apenas poco más de dos años después de su estreno, tanto los elogios para Cooper como el propio prestigio que arrastra la propia película resultan por completo incomprensibles. Se trata, sin ningún género de dudas, de una de las peores películas de Clint Eastwood, cuya mano detrás de la cámara y de la propia producción resulta por completo invisible en un film cuyo rodaje está despachado con mucha desidia y cuyo mensaje parece exclusivamente encaminado a enrolar a voluntarios para el ejército de los EEUU. Solo algún momento muy aislado durante las escenas de combates, o la relación entre el francotirador americano y el enemigo (al parecer idea de Steven Spielberg, quien iba a haber dirigido la película en primera instancia) se salvan de la quema dentro de una película absolutamente olvidable.

El director de fotografía es Tom Stern [ASC, AFC], quién después de “Space Cowboys” (2000) recogió el testigo de Jack N. Green y desde entonces ha fotografiado todas las películas de Eastwood, comenzando por “Blood Work” (2002). Stern, como antes lo había hecho Green como operador de cámara en la época en que Bruce Surtees era el director de fotografía predilecto de Eastwood, formaba parte de los equipos de rodaje como jefe de eléctricos, labor que llevó a cabo en casi todas las películas de Malpaso desde “Honkytonk Man” (1982). Era por lo tanto un veterano absoluto del equipo de Eastwood cuando Clint le ofreció reemplazar a Jack N. Green, además de haber sido Gaffer de directores de fotografía como Nick Mclean (“The Goonies”, “Spaceballs”) o Conrad Hall, con el que rodó dos películas por las que el veterano maestro obtuvo sendos Oscar a la mejor fotografía: “American Beauty” (1999) y “Road To Perdition” (2002), ambas a las órdenes de Sam Mendes. Stern, quien de por sí también es todo un veterano (nació en 1946) obtuvo una nominación al Oscar por su trabajo en “Changeling”, uno de sus trabajos más reconocidos para Eastwood, su principal valedor, ya que no ha rodado demasiado para otros realizadores desde que debutó como director de fotografía.

Rodada únicamente en 42 días, “American Sniper” es, como la inmediatamente anterior “Jersey Boys”, víctima de una serie de mala decisiones y, a buen seguro, también de las prisas por reducir el calendario de rodaje y contener el presupuesto, que parece ser que fue el motivo por el que Spielberg deshechó el proyecto para concentrarse en otros largometrajes. En la citada “Jersey Boys” Eastwood y Stern tuvieron su primer rodaje con la Arri Alexa, manteniendo eso sí el formato panorámico anamórfico de sus trabajos anteriores. Desde el comienzo de su relación profesional, ya como realizador y director de fotografía, su colaboración se caracteriza por imágenes de altísimo contraste, con negros muy profundos y frecuentes y fuertes sobreexposiciones. En la época final en que rodaron en celuloide, como en “Gran Torino”, “Hereafter”, “J. Edgar”, etc. Eastwood y Stern estaban empleando emulsiones de alto contraste, como la Kodak 5279 (500T) o la serie Vivid de Fuji, utilizando el Digital Intermediate para desaturar el color de la imagen, técnica que venían utilizando desde “Flags of Our Fathers”, su primer etalonaje digital en 2006. En “American Sniper”, como en “Jersey Boys”, a la vista está que trataron de continuar esa misma línea de trabajo (contraste enorme, colores desaturados) con la Alexa y, como en aquélla, el fracaso es estrepitoso.

Sin la posibilidad de contemplar el metraje en formato RAW es muy dificil discernir si el problema viene de rodaje o de la post-producción (aunque cuestra creer que un DIT no advirtiera en set de los problemas en caso de proceder de rodaje… ¡aunque lo mismo podría decirse del colorista si fuera cosa del etalonaje!), pero el asunto es que en uno u otro proceso el contraste está tan forzado que excede los límites de la capacidad de registro de la Alexa, que son muy amplios, pero no igualan la capacidad de sobreexposición del celuloide, o sobre todo, la bella forma en que suceden las sobreexposiciones en negativo en contraposición a la dureza y aspecto de vídeo que aparece en formatos digitales. En cierto modo, en celuloide parece que la capacidad para mostrar sutilezas en las áreas sobreexpuestas (por muy sobreexpuestas que estén) es casi infinita… mientras que hay una certeza absoluta en los formatos digitales y es que cuando se sobrepasa (por sobreexposición) la capacidad de registro en altas luces, aparece un blanco quemado sin el menor detalle, que es lo que sucede en “American Sniper” de forma continua, tanto en exteriores como en interiores. En “Jersey Boys” el problema afectaba más a los negros, totalmente empastados y carentes de detalle por estar excesivamente densos, pero el resultado es parecido: a base de forzar (por rango dinámico y por desaturación) a la Arri Alexa, una cámara con tanto rango dinámico y de color, la más popular y quizá la mejor del mercado, los resultados se asemejan mucho más a los que ofrecía la temprana tecnología HD a comienzos y como mucho, mediados de la década de los 2000. Exactamente lo que sucedía en “Jersey Boys”, que por suerte ya está algo más controlado en “Sully” (2016), cuyos problemas tienen más que ver con las prisas y dejadez que en el uso del sensor de la Alexa.

Pero es que “American Sniper” también es sumamente pobre en cuanto a su luz, ambientación y puesta en escena. Las escenas bélicas, salvo contados instantes, parecen rodadas por una segunda unidad y poseen un aspecto absolutamente limpio (pero desaturado) que las sitúa a billones de años luz de los mejores logros de la década pasada en cine de un corte similar, bien sea “Black Hawk Down” (Ridley Scott, 2001), “The Hurt Locker” (Kathryn Bigelow, 2008) o “Green Zone” (Paul Greengrass, 2010), o incluso del trabajo en HD de Greig Fraser (también para Kathryn Bigelow) en “Zero Dark Thirty” (2012). Con su trabajo empleando la luz del día, cualquiera que sea esta, diafragmas cerrados y un rendimiento de color tan pobre, la cámara de Stern a veces podría confundirse con la de un noticiario, pero nunca con la de una producción de 60 millones de dólares como un cineasta como Eastwood al mando. O al menos, nunca con el Eastwood que habíamos conocido antes. Puede que el sea el apretadísimo calendario el causante de este aspecto tan pobre y televisivo, en el que apenas importa la atmósfera o el aspecto de los actores (a Sienna Miller la luz de Stern le echa unos cuantos años encima de golpe) pero lo cierto es que los resultados se asemejan más a los de una serie de TV de pobre calidad que a los que cabe espera de una obra de un director importante, premiado con dos Oscar a la mejor dirección en las últimas décadas y habitual finalista en múltiples ocasiones y categorías. En este sentido, la presencia de esta película (que incluso ganó uno de los premios en la categoría de sonido) en estos premios sólo puede justificarse en el mensaje patriótico del film, o incluso en el repentino asesinato de su protagonista durante la producción, ya que sus valores cinematográficos no es que sean nulos, sino indignos de estar firmados por su autor.

Título en España: El Francotirador
Año de Producción: 2014
Director: Clint Eastwood
Director de Fotografía: Tom Stern, ASC, AFC
Ópticas: C-Series, E-Series, G-Series y Primo de Panavision
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa 4/3 (ArriRaw), 2.4:1
Otros: 2K Digital Intermediate

Vista en Blu-ray

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