Twelve Monkeys

Adaptación cinematográfica del cortometraje de Chris Marker “La Jetée” (1962), ambientado en un futuro en el que los seres humanos llevan varias décadas viviendo bajo tierra, después que un virus acabase con el 99% de nuestra especie a finales de los años 90. James Cole (Bruce Willis) recibe el encargo de viajar al pasado con el fin de obtener información útil para combatir la enfermedad. Pero el viaje en el tiempo le sitúa erróneamente en 1990, unos años antes de la propagación del virus, lo que hace que no todo salga exactamente como había sido planeado. El ex Monty Python Terry Gilliam contó con un guión de Janet y David Peoples (“Blade Runner”, “Unforgiven”) y carta blanca de la productora Universal para narrar una historia compleja y de mucho interés, filmada además con un estilo muy personal y que por momentos se aleja bastante de las convenciones de los habituales blockbuster de ciencia-ficción, ofreciendo grandes interpretaciones del trío protagonista, Bruce Willis, Madeleine Stowe y Brad Pitt, que obtuvo una nominación al Oscar por su papel de un demente internado en un centro al que va a parar Willis. Christopher Plummer, en el papel de un virólogo y David Morse, como su ayudante, completan el reparto de la película.

Aunque la película fue rodada principalmente en diferentes localizaciones del estado norteamericano de Pensilvania, en las ciudades de Filadelfia y Baltimore, Gilliam contó con Roger Pratt [BSC] como director de fotografía. Pratt era un veterano de los tiempos de Gilliam como integrante de los Monty Python, ya que había participado en varias de sus películas como miembro del departamento de cámara. Después de rodar el famoso cortometraje “Black Angel” (Roger Christian, 1980) que acompañó al estreno original de “The Empire Strikes Back”, se hizo cargo del segmento de “The Meaning of Life” (1983) dirigido por el propio Terry Gilliam, así como de la fotografía de “Brazil” (1985) y de las miniaturas de “The Adventures of Baron Munchausen” (1988), en la que sin embargo Gilliam contó con el italiano Giuseppe Rotunno en la unidad principal. “Twelve Monkeys” fue su último trabajo con el director, quien desde entonces ha preferido utilizar al italiano Nicola Pecorini. Pratt, quien parece ya retirado del cine a sus 70 años de edad, rodó “Batman” (Tim Burton, 1989) y consiguió una nominación al Oscar en 1999 por “The End of the Affair” y además de rodar el segundo y cuarto episodio de la saga de “Harry Potter”, o películas como “Troy” (Wolfgang Petersen, 2004) se convirtió en los últimos años en el operador predilecto del actor-director británico Richard Attenborough, con el que rodó títulos como “Shadowlands” (1993), “In Love and War” (1996), “Grey Owl” (1999) y “Closing the Ring” (2007).

La imagen de “Twelve Monkeys” tiene mucha personalidad, fruto de una serie de decisiones técnicas y del gusto de Gilliam por los grandes angulares extremos, que en esta ocasión están muy bien justificados porque son utilizados para acercarse mucho a unos personajes como los de Willis o Pitt, situarlos dentro de unas localizaciones que así parecen mucho más opresivas, e introducir una enorme deformación, que queda muy bien puesto que la trama juega mucho con la locura o cordura de los personajes. La estética en sí es muy difusa y está caracterizada por una fuerte sobreexposición a la que Pratt somete a sus imágenes; a tal efecto el director de fotografía utilizó una media detrás del objetivo a lo largo de la gran mayoría de la película, lo que produce fuertes halos en torno a las fuentes de luz y curiosos efectos cuando aparecen en pantalla ventanas fuertemente sobreexpuestas, faros de coches, linternas, etc. La luz de Pratt apoya bien a la narrativa y por lo general trata de ser acorde con la de los lugares y localizaciones que aparecen en pantalla, sin que por ello tenga una especial ambientación en ser natural, algo imposible teniendo en cuenta el tipo de focales y filtraje escogido para el film.

Además es “Twelve Monkeys” un film con una textura extremadamente suave, ya que además de la difusión en cámara, Pratt recurrió a las lentes Cooke S2/S3 (en aquélla época era una decisión algo inusual y la mayoría de grandes producciones que no utilizaban equipos Panavision, recurrían a las Zeiss Standard o Superspeed). Además, la mayoría de las escenas en el futuro muestran el inconfundible bokeh triangular de los Zeiss High Speed T1.4, también inusuales en la época y más suaves que los T1.3 Superspeed que los sucedieron, mientras que para los angulares extremos Gilliam y Pratt seguramente recurrieron a los objetivos 10mm y 14mm Canon adaptados para cine, aunque tampoco debe descartarse el famoso 9.8mm Kinoptik que tanto gustaba a Kubrick. Dentro de su peculiar estilo de filmación, con la cámara muy cercana a los rostros de los actores y la fuerte distorsión, Gilliam también tiene tiempo para hacer un extensivo uso del zoom, por lo que las elecciones técnicas de la película son muy curiosas, al estar empleando lentes diseñadas dos décadas atrás para una historia ambientada parcialmente en el futuro.

Los resultados a nivel estético son bastante buenos, siendo especialmente sugerente la puesta en escena del director. Pero quizá Pratt pudiera haber ido más lejos en varias secuencias, al menos en lo que su trabajo de iluminación se refiere. Algunas noches –como aquélla en la que el personaje de Bruce Willis desaparece en el bosque- tienen demasiada luz y el estilo global, como consecuencia de las elecciones técnicas, es tan suave y poco contrastado que hubiera admitido un planteamiento general de luz más agresivo, o puede que le hubiera venido bien utilizar una emulsión como la Kodak 5279 (500T), más contrastada que la EXR 5296 empleada en todo el film, que además era muy granulada (aunque puede que la ’79, aparecida en esta época, aún no estuviera disponible al comenzar la filmación). Pero ello no quita que algunas secuencias, aunque sean tan aisladas como la de la Primera Guerra Mundial, posean una estética poderosa, o que incluso sin ser particularmente inspiradas (como el largo segmento en el hospital en 1990) se ajusten muy bien a la narrativa, que no olvidemos que siempre debe ser el principal objetivo de la fotografía cinematográfica.

Título en España: Doce Monos
Año de Producción: 1995
Director: Terry Gilliam
Director de Fotografía: Roger Pratt, BSC
Ópticas: Cooke S2/S3, Zeiss High Speed T1.4, Cooke Varotal
Emulsión: Kodak 5296 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en 35mm & Blu-ray

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