The Wicker Man

Extraño e irreverente film, escrito para la pantalla por Anthony Shaffer (“Sleuth”), cuyo argumento gira en torno a un policía que acude a una pequeña isla en el norte de Escocia para investigar la desaparición de una niña a la que nadie parece conocer. Lo que allí descubrirá escapará por completo de sus moral, religión y conocimiento. Película de culto por antonomasia, a medio camino entre el thriller, el terror e incluso la comedia, plagada además de elementos “folk”, lo cierto es que “The Wicker Man” es una obra inclasificable que no está particularmente bien dirigida o interpretada, pero contiene elementos que hace que el espectador tenga dificil olvidarse de ella. Contiene además uno de los más raros papeles de la filmografía de Christopher Lee, quien sin miedo alguno al ridículo fue además uno de los pilares sobre los que se sustentó la producción de la película, a pesar que el suyo es un papel importante, pero secundario. Edward Woodward, como el inspector de policía protagonista y Britt Ekland, como la hija del posadero, aparecen en pantalla junto a Lee.

El director de fotografía fue el británico Harry Waxman [BSC], perteneciente a la misma generación de los miembros fundadores de la British Society of Cinematographers (BSC): Gilbert Taylor, Douglas Slocombe, Christopher Challis, Freddie Francis, Jack Cardiff, Guy Green, Geoffrey Unsworth u Oswald Morris, entre otros. Nunca fue tan considerado como todos ellos, a pesar de su notable trabajo en localizaciones, quizá, como relataba su frecuente operador Alec Mills, porque Waxman tenía un carácter algo inestable y propenso a fuertes estallidos que le hacían un colaborador dificil, al menos en ocasiones. Director de fotografía desde finales de la década de los 40, destacan en su filmografía titulos como “Brighton Rock” (John Boulting, 1947), “Swiss Family Robinson” (Ken Annakin, 1960), “The Day The Earth Caught Fire” (Val Guest, 1961), “The Roman Spring of Mrs. Stone” (José Quintero, 1961) o “The Pink Panther Strikes Again” (Blake Edwards, 1976). Ya en el final de su carrera también completó películas para otros directores de fotografía, o bien sus segundas unidades, en títulos como “A Bridge Too Far” (Richard Attenborough, 1977), para Geoffrey Unsworth, o “Flash Gordon” (Mike Hodges, 1980), para Gilbert Taylor.

“The Wicker Man” fue una producción de bajo presupuesto, rodada deprisa con dinero conseguido por Anthony Shaffer, el realizador Robin Hardy y Christopher Lee. Ello quizá quede patente en su estilo visual, que unido a que el realizador Robin Hardy no se muestra como el más inspirado del mundo, hace que el film sea bastante flojo en este aspecto. Además que el sentido visual con el que está filmada no es el mejor del mundo, otro de los problemas de la película a nivel estético es que Waxman se muestra muy indefinido en cuanto a estilo a lo largo de la proyección: por un lado, quiere mostrarse moderno y realista, de modo que parece que abraza un rodaje en exteriores con la luz disponible, pero cuando se acerca un poco a sus actores se aprecia claramente que los está rellenando con una leve luz dura que intenta ser invisible, pero cuya presencia no pasa inadvertida. Por otro, porque sus interiores son de lo más convencional, con una mezcla de luz dura y rebotada que ha quedado muy desfasada y además hace que el aspecto general sea muy plano y sin demasiado interés.

No obstante, gran parte de la película, seguramente con la excepción de los múltiples planos al hombro o rodados con la cámara en mano, está rodada con lentes zoom muy abiertas de diafragma, por lo que a pesar de usar luz rebotada, los niveles de luz no eran nada bajos. Teniendo en cuenta el reducido presupuesto de la película, es posible que dichas lentes fueran los Angenieux 20-120mm T2.9 y 25-250mm T3.9, inferiores en cuanto a rendimiento a los Cooke Varotal que aparecieron hacia 1971 con focales parecidas. El zoom está utilizado además como zoom propiamente dicho, no solo como focal variable, por lo que en este aspecto el rutinario trabajo de Hardy en la puesta en escena también ha quedado muy anticuado.

Sin embargo, si por algo cabe recordar un título que, por lo demás, a nivel estético no solo no destaca en absoluto sino que de hecho es bastante deficiente, quizá sea por su potente giro final, uno de esos que hace que parte de los problemas del film queden en un segundo plano debido a la forma en la que el desenlace queda en la retina del espectador, por más que todo lo presenciado anteriormente, en términos narrativos y, especialmente, estéticos, deje bastante que desear.

Título en España: El Hombre de Mimbre
Año de Producción: 1973
Director: Robin Hardy
Director de Fotografía: Harry Waxman, BSC
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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