The Exorcist II: The Heretic
Continuación de la emblemática película de William Friedkin, realizada cuatro años después por un equipo completamente diferente del que trabajó en el original. En esta ocasión, el argumento gira en torno a la investigación de la muerte del padre Merrin (Max Von Sydow en la película original, que repite aquí su papel) por parte de otro sacerdote (Richard Burton), misión en la que viaja a África y conoce otro caso de posesión demoníaca. Mientras tanto, en norteamérica, Reagan (Linda Blair), ahora ya adulta, es sometida a una investigación por parte de una doctora (Louise Fletcher), descubriendo serios indicios de que el demonio no la ha abandonado por completo. Considerada unánimente un fracaso, especialmente por la crítica, esta continuación de altísimo presupuesto para la época (14 millones de dólares) es cierto que palidece en comparación con el film de Friedkin y que es un conjunto fallido, pero aún así, posee unos valores de producción tan artesanales y tan altos, además de la habitual fascinación de John Boorman por una naturaleza amenazadora y opresiva, que desde luego merece un visionado, a pesar de sus múltiples defectos.
Después de haber realizado la también extraña “Zardoz” (1974), de cuya excelente fotografía se hizo cargo Geoffrey Unsworth [BSC], John Boorman escogió para este trabajo norteamericano al operador más similar al británico que pudo encontrar, William A, Fraker [ASC, BSC], a buen seguro porque Unsworth, por aquélla época, era uno de los directores de fotografía más solicitados del planeta, con una disponibilidad limitada. Fraker, que era algo más joven que Unsworth y fue de los primeros cineastas en contar con formación universitaria (en la USC), compartía con el británico su formación clásica, ascendiendo dentro de los equipos de otros operadores, así como su gusto por imágenes muy suaves, poco contrastadas y difusas. Al llegar a «The Exorcist II», Fraker se encontraba en su etapa de madurez, en la que empezaría a acumular sus cinco nominaciones al Oscar como director de fotografía, después de haber rodado durante los años anteriores títulos emblemáticos como «Bullitt«, «Paint Your Wagon» y, por supuesto, «Rosemary’s Baby«.
A pesar de ser una obra fallida, “ The Exorcist II” es sin embargo un verdadero delirio a nivel visual desde su propia concepción. El diseño de producción de Richard MacDonald propone a los cineastas múltiples juegos de reflejos en espejos y cristales, así como una espléndida recreación en interiores de estudio de un desierto africano, en donde el padre Merrin de la primera película inicia sus contactos con Satanás. Fraker saca un gran partido de las escenas en el hospital y de las luces de la máquina de sincronización, en las que filma simultáneamente la acción principal y su recreación del exorcismo de la película original, mediante la utilización de un espejo fantasma translúcido, sin la mediación de efectos ópticos para superponer las dos acciones que transcurren a cada uno de los lados del cristal.
Pero especialmente se muestra como un coloso en las escenas desérticas –rodadas en interiores de estudio, que causaron innumerables problemas durante la filmación- consiguiendo un ambiente atractivo visualmente a la vez que irreal y telúrico, como requería la historia, aunque para ello tuviera que utilizar más de 100 arcos en los interiores para lograr cerrar el diafragma y simular enormes intensidades de luz en el decorado interior y un efecto single source lo suficientemente convincente. Siguiendo su línea tradicional de imágenes de gran suavidad, Fraker rodó todos los interiores con un filtro de bajo contraste #3, mientras que usó un filtro de niebla #2 en los exteriores. Asimismo, también hizo uso de su habitual pack de filtros de difusión Mitchell (B, C y D) y filtros de Coral de distinta intensidad, de modo que aunque su iluminación a veces no apuesta por luces suaves, la textura de la misma aparece fuertemente difuminada por la utilización de estas combinaciones de filtros. En cuanto al trabajo de cámara resulta muy interesante el temprano uso de la Steadicam, operada por su inventor Garrett Brown en uno de los primeros films que hicieron uso de la misma, junto a “Rocky” (1976) o “Bound for Glory” (1976).
Volviendo a sus habituales caminos, las escenas finales muestran la tremenda habilidad de Fraker con la luz estroboscópica (al igual que en el famoso final de “Looking for Mr. Goodbar”, 1977), con los efectos especiales mecánicos (como en “1941”) y una cuidadada y dificil recreación también en estudio de la casa y la calle de la película original, con un estilo lumínico que encaja bien con el diseñado por Owen Roizman [ASC] para aquélla, aunque el grueso de la película delate la pasión de Fraker por obtener imágenes de carácter más romántico que realista, como era el Roizman de la época. Pero lo mejor, e incluso sorprendente en un hombre como Fraker, es que (quizá empujado por Boorman), el director de fotografía ejecuta algunos planos con un estilo decididamente naturalista sin apenas luz de relleno, en contra de su habitual estilo de operador formado en el Hollywood clásico, de modo que a su clase y talento le añade un plus de riesgo e innovación que le equipara a su antiguo compañero y colega Conrad Hall [ASC], pues en esta ocasión parece que Fraker siguió la senda experimental de aquél en muchos de sus trabajos.
Se trata en definitiva de una gran fotografía y de una muestra de gran talento desarrollada en cientos de matices, muy adecuada para una película que, aún siendo fallida en su conjunto, muestra su gran presupuesto y el enorme gusto visual de los cineastas que la llevaron a la pantalla. Geoffrey Unsworth [BSC] y Peter MacDonald [BSC] aparecen en los agradecimientos, ya que filmaron como director de fotografía y operador de cámara algunos planos adicionales en Irlanda, donde Boorman montaba el film.
Título en España: El Exorcista II, El Hereje
Año de Producción: 1977
Director: John Boorman
Director de Fotografía: William A. Fraker, ASC
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Otros: Efectos visuales de Albert Whitlock, efectos ópticos de Frank Van der Veer [ASC]
Vista en DVD
© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2012.
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