The Day of the Jackal

Estupenda y metódica adaptación de la novela de Frederick Forsyth, ambientada en Francia en 1963, en la que un grupo terrorista de extrema derecha (la organización OAS) decide atentar contra la vida del General De Gaulle como represalia por la salida francesa de su colonia argelina. A tal fin, contratan a un asesino desconocido (Edward Fox), que adopta el pseudónimo de Chacal y, suplantando varias identidades, se adentra en territorio francés para llevar a cabo su misión, al tiempo que los servicios de inteligencia y policía franceses (encabezados por Michel Lonsdale) tratan de descubrir las pretensiones de la OAS y seguir la pista al asesino. Rodada en Inglaterra, Francia e Italia por el veterano Fred Zinemmann, “The Day of the Jackal” sigue todos los cánones del thriller de espionaje internacional de los años 70, pero se caracteriza sobre todo por su minuciosidad narrativa y por el frío retrato y sequedad tanto de los personajes que aparecen en la misma como de sus propias acciones, sin espacio para ningún tipo de concesión melodramática, toque de humor o situación que facilite la conexión del espectador con un film que prácticamente parece un docudrama extraído del texto original.

El director de fotografía fue el francés Jean Tournier, un operador cuyos otros dos títulos más destacables, curiosamente, no fueron pertenecientes al cine francés, sino películas que, como la presente, fueron producciones extranjeras filmadas en territorio galo: “The Train”, de John Frankenheimer, cuya fotografía firmó junto a Walter Wottitz, así como “Moonraker”, de Lewis Gilbert, que sí tuvo parte de financiación francesa y en la que sustituyó al inicio de rodaje al operador inicialmente previsto, Claude Renoir, cuya visión ya había dado muestras de fatiga antes de terminar el anterior título de la serie Bond, “The Spy Who Loved Me”. De no ser porque “The Day of the Jackal” iba a ser filmado principalmente en Francia, no se explica que un realizador de la importancia de Zinnemann escogiera a un operador como Tournier, de un nivel muy inferior al suyo, puesto que realmente Tournier ni siquiera se encontraba entre los más importantes del cine francés de la época.

Estéticamente, “The Day of the Jackal” incluso cumple más a rajatabla los requisitos del thriller de los años 70 que en cuanto a su desarrollo argumental. Puede que Zinnemann fuera un veterano cuando asumió el proyecto, pero desde luego, aunque la parte visual ha quedado desfasada, no puede negarse que la puesta en escena no estuviera sometida a todos los modernismos de la época: para empezar, casi todo el film, excepto los instantes en que Tournier necesitaba forzosamente emplear niveles de luz menos intensos (o mejor dicho, no podía iluminar para los T/3.9 que exigía el zoom 25-250mm Angenieux que utiliza el grueso del film), está rodado con la citada lente, bien como focal variable o, especialmente, para realizar numerosos cambios de focal en mitad de las tomas. Algunos de ellos están excepcionalmente bien coreografiados y justificados (bien para ilustrar un punto de vista voyeurístico, para realzar un detalle o para encuadrarlo en una toma más amplia), otros simplemente parecen estar utilizados para atender a la moda del momento –en la que recordemos que cayó gravemente hasta Luchino Visconti- y finalmente, no pocos de ellos obedecen a la vaguería de no querer montar vías de travelling y utilizar el zoom como sustituto del mismo, aunque desde luego, no sirven para lo mismo ni sus efectos son siquiera parecidos.

Sin embargo, de alguna forma, todo este estilo de rodaje tan propio de la época y del género, a un film como “The Day of the Jackal” le sienta de maravilla, incluso cuando el zoom no está utilizado como es debido (y ello, como hemos indicado, sucede en bastantes ocasiones). No obstante, lo peor de todo no es el trabajo de cámara o la puesta en escena, que ya habrían firmado para sí otros realizadores más jovenes y con mayor fama de estilistas que Zinnemann, sino que el trabajo de iluminación de Jean Tournier en sus interiores es de una extraordinaria ineptitud, con un grado de sobreiluminación, carencia de contraste, dobles sombras, etc. que, viendo la película, lo que resulta extraño no es por qué Zinnemann o quien fuera lo contrató en primer lugar, sino que por qué no fue despedido en cuanto se visionaron los primeros copiones de trabajo es un misterio aún más irresoluble. La mayor parte de estos interiores utilizan luces durísimas y dirigidas hacia los actores de forma frontal, sin el menor ánimo de crear imágenes contrastadas, y sin importarle en absoluto al operador que su estilo sea equiparable al de trabajos mediocres en color de dos décadas antes del suyo. Sólo en algunas secuencias utiliza fuentes integradas en los decorados y niveles de intensidad más bajos, con luces fuera de cuadro para iluminar a los actores y simular que sus luces integradas son las que están realizando el verdadero trabajo de iluminación, pero es tan escasa la fe que Tournier tiene en lo que está haciendo que incluso en estas situaciones (que son algo contrastadas pero ni mucho menos extremas o, siquiera, arriesgadas) tiene la necesidad de cubrirse con filtros de bajo contraste bastante visibles, que lógicamente no aportan prácticamente nada y, sin embargo, como crean halos en torno a las fuentes de luz, pues terminan resultando muy intrusivos y restando mucho más que aportando.

No obstante, como se trata de un film cuya estética viene más marcada por las localizaciones, el género y su trabajo de cámara, una vez que conseguimos olvidar el paupérrimo trabajo de Jean Tournier en los interiores y salimos a los exteriores –con sus deliciosos zooms yendo y viniendo- con luz disponible, la fotografía de “The Day of the Jackal” se vuelve mucho más llevadera y, por momentos, interesante como claro ejemplo del cine de su época, aunque, por supuesto, en su conjunto sea algo fallido y resulte complicado entender cómo un film de este empaque, presupuesto, ambiciones e incluso, logros, pudo mantener y consentir una iluminación de estudio tan pobre e inadecuada para su época.

Título en España: Chacal
Año de Producción: 1973
Director: Fred Zinnemann
Director de Fotografía: Jean Tournier
Ópticas: Angenieux 25-250mm, Zeiss Standard MKI
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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