Slap Shot

Irreverente comedia protagonizada por Paul Newman, en la que el actor interpreta al jugador-entrenador de un equipo de hockey sobre hielo de la liga de Pennsilvania, que cambia su mal rendimiento en la liga gracias al fichaje de tres nuevos jugadores, de extraño aspecto, pero juego muy violento, que es adoptado por el equipo desde ese momento como su estilo, lo que le provoca chocar con su estrella (Michael Ontkean). El director George Roy Hill (“Butch Cassidy and the Sundance Kid”, “The Sting”) no tiene miedo a enfrentarse a una historia muy estrafalaria y con un uso del lenguaje que probablemente le supondría problemas si se estrenase en la década actual, pero los resultados son muy desiguales, porque las subtramas que rodean al equipo -como las de los personajes de Jennifer Warren y Lindsay Crouse, que interpretan a los intereses amorosos de Newman y Ontkean- no tienen ni la gracia ni el interés que sí posee el devenir del equipo. Por consiguiente, se trata de una película muy irregular, con gags logrados pero con un metraje excesivo que hace que el interés global sea menor.

El director de fotografía fue Victor J. Kemper [ASC], que debutó como primer operador en 1970 de la mano de John Cassavettes en “Husbands”. Quizá fuera por la influencia del actor-director, cuyas películas siempre destacaron por su realismo, pero lo cierto es que Kemper se especializó en ese tipo de estilo, lo cual le proporcionó mucho trabajo a lo largo de la década con películas como “The Hospital” (Arthur Hiller, 1971), “The Candidate” (Michael Ritchie, 1972), “The Friends of Eddie Coyle” (Peter Yates, 1973), “The Gambler” (Karel Reisz, 1974), “Dog Day Afternoon” (Sidney Lumet, 1975), “Stay Hungry” (Bob Rafelson, 1976), “The Last Tycoon” (Elia Kazan, 1976) o “… And Justice for All” (Norman Jewison, 1979), además de comenzar a trabajar el fantástico con películas como “Magic” (Richard Attenborough, 1978), “Coma” (Michael Crichton, 1978) o “The Final Countdown” (Don Taylor, 1980). En los 80 trabaja en proyectos de menor interés, aunque rueda “National Lampoon’s Vacation” (Harold Ramis, 1983), el debut de Tim Burton, “Pee Wee’s Big Adventure” (1985) o “See No Evil, Hear no Evil” (Arthur Hiller, 1989), antes de su retiro en los 90 tras comedias como “Beethoven” (Brian Levant, 1992).

La imagen de “Slap Shot” obecede claramente al cambio de mentalidad del cine de Hollywood durante la década de los 70, cuando abandonó de forma casi mayoritaria el clásico aspecto del cine en color de estudio y lo sustituyó por el rodaje en localizaciones reales y un aspecto mucho más natural, con directores de fotografía como John Alonzo, Laszlo Kovacs, Vilmos Zsigmond, Bruce Surtees, Gordon Willis o Conrad Hall, con quien el realizador George Roy Hill había trabajado precisamente en “Butch Cassidy and the Sundance Kid”, película que obtuvo el Oscar a la mejor fotografía. Pero en el momento de rodar “Slap Shot”, Roy Hill venía de rodar dos películas (“The Sting” y “The Great Waldo Pepper”, las dos de época) consecutivas con Robert Surtees, el septuagenario director de fotografía de “Ben-Hur”, que era uno de los últimos clásicos en activo. Quizá porque “Slap Shot” era una película contemporánea, Roy Hill optase por alguien como Kemper, que hizo el clásico trabajo de los años 70 con mucha luz disponible, lentes a máxima o grandes aperturas de diafragma, revelado forzado y una textura de grano muy prominente a lo largo de la proyección, fruto de rodar con niveles de luz bajos o cuando menos, relativamente bajos para los negativos de la época.

Pero los resultados de “Slap Shot”, que en otras películas de los citados directores de fotografía, o bien de Owen Roizman, o William Fraker, o Richard Kline, o Bill Butler y un largo etc. son muy buenos, en el caso del film que nos ocupa no lo son tanto, ni mucho menos. Es cierto que las localizaciones principales (las pistas de hielo sobre las que juegan los protagonistas) no daban demasiadas opciones para realizar un trabajo con un mejor nivel técnico, salvo que la producción alterase por completo la luz de las mismas. Pero el problema es que todo lo que no rodea al hockey también posee un fuerte aspecto granulado, pero feista. En muchos otros títulos de la época existen luces suaves, o gradaciones de luz, que hacen creíble ese aspecto natural buscado por los directores de fotografía, pero en “Slap Shot”, Kemper emplea una mezcla de luz suave (rebotada) pero también pequeños aparatos de luz dura tipo Fresnel sobre los actores, que además de la consiguiente confusión estilística, provocan que haya mucha luz en algunas partes de los decorados pero muy poca en otras, con un detalle en sombras más que deficiente y con actores que distan mucho de poseer su mejor aspecto.

Es cierto que al menos Kemper no cae en la tentación de emplear filtros difusores, que no hubieran hecho sino empeorar las cosas, pero este film contiene en general un trabajo poco o nada destacable, pero del que si hay que destacar algo, llama mucho más la atención lo pobre que luce sobre cualquier otra consideración. Y también es cierto que Victor Kemper fue siempre un director de fotografía de un prestigio inferior a todos los nombrados (era más bien un operador de oficio y de un estilo relativamente moderno, pero no un superclase), pero también, que el grueso de su filmografía luce de manera mejor que el presente film. Puede que Roy Hill, inmerso en un proyecto con cierto riesgo, le pidiera un aspecto tan poco elaborado como el que se ve en pantalla, pero la verdad es que es complicado encontrar una película de un director ganador del Oscar (además recientemente, en 1973) y protagonizada por una estrella como Paul Newman que luzca tan mal e incluso tan envejecida como el presente título, ya que los resultados, en las mejores secuencias, apenas podrían llegar a considerarse mediocres.

Título en España: El Castañazo
Año de Producción: 1977
Director: George Roy Hill
Director de Fotografía: Victor J. Kemper, ASC
Ópticas: Panavision Ultra Speed MKII
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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