Nixon

Biografía de Richard Nixon, el único presidente en la historia de los EEUU que se ha visto obligado a dimitir como consecuencia de sus actos durante su mandato entre 1968 y 1974. Siguiendo el tono grave de “JFK”, Oliver Stone planteó el film como un retrato de las luces y de las sombras del personaje, trasladando a la pantalla la idea de que casi todos los problemas del presidente se debían en parte a su complejo de inferioridad debido a su origen y sus escasos logros universitarios y deportivos, además de la inevitable comparación con los hermanos Kennedy. Pero el suyo es un retrato forzado y a la postre fallido, además de por algunos problemas en su estructura narrativa y de puesta en escena, por esa fuerte tendencia de Oliver Stone de intentar impregnar en el espectador sus propias ideas como una verdad única e incontestable sobre los hechos que pone encima de la mesa, lo cual es especialmente sangrante si se compara este film con la admirable “All The President’s Men” (1976). Así pues, aunque se trata de un film valiente y muy bien interpretado (Anthony Hopkins se convierte en el personaje, casi literalmente), los resultados son fallidos, aunque aún con eso superen por mucho la media de la filmografía del realizador. Joan Allen, James Woods, J.T. Walsh, E.G. Marshall, Larry Hagman, Paul Sorvino, Ed Harris, Bob Hoskins o Powers Booth, entre otros, figuran en el reparto de la película.

El director de fotografía fue el norteamericano Robert Richardson [ASC], hasta aquél momento, el operador predilecto de Oliver Stone, con el que llevaba colaborando de manera continuada desde los tiempos de “Salvador” y “Platoon” (1986). Con Stone, Richardson obtuvo su primera nominación al Oscar por “Born on the 4th of July” y su primera estatuilla, por “JFK” (1991). Pero después de “Nixon”, su penúltimo trabajo juntos, Richardson y Stone únicamente rodarían más “U Turn” (1997), película después de la cual se rompió su asociación. Ya en tiempos de “Nixon”, Richardson había comenzado a trabajar con Martin Scorsese en “Casino” (1995), a la que seguirían los que probablemente son los títulos mejor fotografiados de la larga carrera del cineasta italoamericano: “The Aviator” (2004), “Hugo” (2011), por las que Richardson obtuvo sendos Oscar, así como “Shutter Island” (2010). Y en paralelo a Scorsese, Richardson también comenzó a trabajar con Quentin Tarantino a raíz de los dos “Kill Bill” (2003 y 2004), continuando con “Inglourious Basterds” (2009), “Django Unchained” (2012), “The Hateful Eight” (2015) y “Once Upon a Time in Hollywood” (2019), al menos por el momento.

La fotografía de “Nixon”, seguramente como no podría ser de otra manera, es una continuación muy clara y evidente del estilo propuesto y propugnado tanto por Robert Richardson como por Oliver Stone en la citada “JFK”, que estaba ambientada muy pocos años antes y que narraba con el mismo tono grave la investigación sobre el asesinato del que fuera también presidente de los EEUU. Casi todos los haces de luz de “JFK”, sus claroscuros, el uso de la difusión en cámara y de las famosas técnicas de Richardson (utilizar “spotlights” muy intensos sobre determinados puntos del decorado, generalmente mesas, dejando que el rebote de las mismas ilumine los rostros de los personajes) también están presentes en “Nixon”, solo que a veces, incluso, de manera más perfeccionada. Es en ese sentido, por lo tanto, una ocasión adicional para Richardson para pulir un estilo que tan bien le había funcionado previamente, un poco en el sentido de la ocasión que tuvo Gordon Willis de mejorar “The Godfather” en “The Godfather, Part II” una vez supo que había encontrado unas formas idóneas y muy alabadas -a pesar de sus detractores- a la hora de encarar el primer film. Están más pulidos, por ejemplo, muchos momentos con Anthony Hopkins en planos contraplanos con otros personajes, en los que Richardson emplea esos “spotlights” sobre los actores y el director de fotografía parece que emplea paneles de reflexión desde abajo para llevar algo de luz sobre el actor, favoreciendo que sus muecas, gestos, etc. imitando al antiguo presidente de los EEUU mientras lo interpreta sean aún más claros.

También, asimismo, Richardson propone una clara transición desde un film que no es que comience siendo extraordinariamente luminoso, pero sí neutro cuando menos, pero a raíz que los acontecimientos que suceden en la vida y acciones políticas de Nixon, la luz de Richardson comienza a ser más y más tenebrista: no renuncia a sus spotlights, o incluso deja determinadas fuentes integradas por los decorados iluminando un radio muy limitado en torno a las mismas, pero existe un claro y fuerte predominio de las zonas de sombra, con luces muy intensas que inciden en algún punto y dejando el resto del encuadre muy subexpuesto. El aspecto global no siempre es atractivo, e incluso hay algunas escenas algo planas, pero un gran número de escenas poseen un aspecto muy rico y elaborado, como especialmente aquélla con Ed Harris en el puente, que parece una clara antesala de uno de los mejores trabajos de Richardson, “The Good Shepherd” (Robert De Niro, 2006). Incluso, como en “JFK”, Richardson se toma la molestia de prescindir de las emulsiones de alta sensibilidad de la época (la 5296, 500T) porque no le gustaba el elevado grano que poseían, rodando todo el film entre emulsiones de 100 ASA y 200 ASA, esta última, no disponible en el momento de rodar la película sobre Kennedy.

Sin embargo, todo este despliegue por parte de Richardson, se ve seriamente perjudicado por algunas decisiones conjuntas o procedentes seguramente del director Oliver Stone, que hacen que el estilo sea muy errático y caótico. En “JFK”, los cineastas habían empleado muchos segmentos en blanco y negro para unos momentos muy determinados: aquéllos en los que el personaje central elucubraba qué es lo que podría haber ocurrido en un intento de rellenar las lagunas que ofrecía la investigación, dejando que el material en color fuera el material “objetivo”. Y todo ello complementado por metraje real de época, en formatos inferiores como el 8mm, e incluso algo de este tipo de material rodado para ser intercalado por los cineastas como si fuera real. Pero en “Nixon”, el material principal en 35mm anamórfico y color está intercalado con metraje en otros formatos (16mm, vídeo) e incluso blanco y negro de manera absolutamente caprichosa, sin obedecer a ningún motivo, sin siquiera reservar estos efectos para determinadas escenas, sino que se alternan por el mero hecho de alternarlos con el material principal incluso dentro de las mismas escenas. El resultado, por lo tanto, ni está motivado, ni obedece a ningún tipo de recurso dramático, más allá del capricho de unos cineastas que el año anterior ya habían dado serias muestras de haber perdido su toque en “Natural Born Killers” (1994). Y ello es lo que diferencia “Nixon” de “JFK”, siendo el presente un film por tanto fallido por no obedecer su puesta en escena un estilo narrativo, sino a mezclar texturas y formatos por el mero hecho de hacerlo.

Título en España: Nixon
Año de Producción: 1995
Director: Oliver Stone
Director de Fotografía: Robert Richardson, ASC
Ópticas: Panavision E-Series
Emulsión: Kodak EXR 5248 (100T), EXR 5293 (200T), Plus-X 5231 (80T) & Double-X 5222 (200T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1

Vista en Blu-ray

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