Ex Machina

Debut en la dirección del británico Alex Garland, guionista habitual del cine de Danny Boyle (con títulos como “The Beach” y “Sunshine”) que propone una historia muy interesante: Nathan, un millonario recluso (Oscar Isaac) dueño de una compañía de tecnología, ofrece entre sus empleados participar en una prueba para conocer y poder evaluar las cualidades humanas de Ava (Alicia Vikander), un humanoide con inteligencia artificial. El seleccionado es Caleb (Domhnall Gleeson), el cual viaja hasta la futurista casa de Nathan para participar en el experimiento. Se trata de una película sencilla y modesta en cuanto a medios (15 millones de dólares de presupuesto) pero muy inteligente en su planteamiento y resolución técnica (fue nominada al Oscar al mejor guión y obtuvo el de mejores efectos visuales imponiéndose, por ejemplo, a “Star Wars: The Force Awakens”), que alerta de las posibilidades y peligros que acechan a la humanidad en la nueva y muy cercana era de la inteligencia artificial, en la misma línea que películas como “2001: A Space Odyssey” (Stanley Kubrick, 1968), “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982) o incluso la más reciente “Her” (Spike Jonze, 2013).

El director de fotografía de “Ex Machina” es el británico Rob Hardy [BSC], quien después de fotografiar muchos cortometrajes y anuncios publicitarios, comenzó a despuntar en televisión a través de la primera entrega de la miniserie de televisión “Red Riding” (2010), con un aspecto muy especial al haber optado (parcialmente) por un adquisición en formato Super 16mm que evocaba muy bien el aspecto de época del proyecto, ambientado en 1974. “Ex Machina” ha sido su verdadera carta de presentación internacional, que le ha llevado también a rodar la segunda película de Alex Garland (pendiente de estreno a la hora de escribir estas líneas) así como, ni más ni menos, recibir el encargo de Tom Cruise para rodar la sexta entrega de “Mission: Impossible”, que también se rueda en estos momentos a las órdenes de Christopher McQuarrie y en la que sustituye al veterano director de fotografía de las dos entregas anteriores, Robert Elswit [ASC].

La fotografía de “Ex Machina” destaca por muchos motivos, entre ellos, porque su visión de un futuro muy próximo está creada sobre el lienzo conformado por la cámara Sony F-65 (utilizada en toda la película excepto en algunos instantes en que su elevado peso hizo que se utilizara la F-55) con el juego de lentes anamórficas Cooke Xtal Express, creadas a comienzos de los años 80 por la casa de alquiler británica Joe Dunton Cameras (JDC) para competir con Panavision a nivel mundial y Technovision en Europa. Al igual que Henryk Chroscicki en Italia durante los 70, Dunton combinó los Cooke Speed Panchro (S2/S3) con elementos frontales anamorfizadores japoneses, por lo que sus lentes –que junto con las Technovision forman parte del catálogo de Panavision desde 2004- son una combinación de diseños originales de los años 30, 40 y 50, con modificaciones de los 80. Por lo tanto, ofrecen imágenes con serias imperfecciones (distorsión de barril en los angulares, caída de la resolución en los bordes del fotograma, velo y escasez de nitidez, además de aberraciones cromáticas) que sin embargo conjugan muy bien con la elevada perfección de los modernos sensores digitales, incluyendo el de la F65, que combina la resolución por la que apuesta RED (8K de captura) con la latitud y color de la Arri Alexa.

Rodada en exteriores en Noruega, así como en interiores construidos en los estudios Pinewood, la imagen de “Ex Machina” tiene una fuerte personalidad porque además de emplear estas lentes, Hardy las maltrata con grandes aperturas de diafragma (generalmente en el entorno de T2.8, incluso en exteriores) lo cual magnifica y hace mucho más evidentes todas sus imperfecciones y hace que la película, aunque está rodada utilizando mucho angulares como el 32mm y el 40mm, tenga una profundidad de campo muy reducida. Ello no es problema para Alex Garland, ya que su cámara se mueve poco y se basa mucho más en tomas estáticas muy bien compuestas; es más, en cierto modo, la gran resolución de la F-65 y la escasa profundidad de campo de las Cooke Xtal Express en planos estáticos a veces hace que parezca que estamos viendo fotografía en gran formato, cuando realmente el sensor de la F-65 es muy parecido al 35mm de toda la vida.

Curiosamente, a pesar de estar rodada en escenarios de apariencia muy moderna y tratar un tema de ciencia-ficción, parece ser que Hardy renunció, en la medida de lo posible, a utilizar fuentes de iluminación LED o fluorescentes; en su lugar hizo que se instalaran en los decorados en torno a 2000 pequeñas unidades de luz con filamento (tungsteno), que posteriormente son utilizadas en la película detrás de paneles y material difusor, un poco a la manera de “2001” o “Alien”, que son películas anteriores a la generación de la iluminación fluoscente en cine. Con ello, teoricamente, tendría que obtener un color más fiel y rico, aunque el mismo es imposible de apreciar en una emisión en HDTV con elevados niveles de compresión. Lo que sí se aprecia es que Hardy ilumina sin ningún problema para casi 360 grados siguiendo este planteamiento y los bajos niveles de luz que supone rodar a T2.8 a 800 ASA. Para ello no duda en subexponer los rostros de los actores (incluso el de Alicia Vikander interpretando al ser artificial sobre el que gira la trama, lo cual implica que el director de fotografía no fue limitado en este aspecto por el equipo de efectos visuales) o dejar que las fuentes de luz presentes en el plano, sean ventanas, entradas en los sótanos o iluminación integrada en las tomas queden fuertemente sobreexpuestas, lo que conlleva que en muchas ocasiones se produce un fuerte velo en la imagen que reduce el contraste y crea un efecto similar al de un filtro difusor.

Los resultados, por lo tanto, son espléndidos; no es un film que posea imágenes preciosistas o que cautiven al espectador por su aspecto, sino uno en el que el director y el director de fotografía se han tomado la molestia de crear un aspecto visual unitario que atrape al espectador desde el primer hasta el último fotograma y con ello, este tenga muchas más posibilidades de sentirse dentro de la película que está viendo. Si a ello le unimos además un gusto estético muy refinado y una puesta en escena sobria, sencilla y casi tan inteligente como el propio guión que ilustra o los efectos visuales empleados para ponerlo en pantalla, resulta que “Ex Machina” es un trabajo estupendo que hace de Rob Hardy un director de fotografía de enorme presente y futuro.

Título en España: Ex Machina
Año de Producción: 2014
Director: Alex Garland
Director de Fotografía: Rob Hardy, BSC
Ópticas: Cooke Xtal Express, Kowa Prominar Anamorphic, Angenieux Optimo 48-580 T/4.0
Formato y Relación de Aspecto: Sony F65 & F55, 2.4:1
Otros: Digital Intermediate
Premios: British Society of Cinematographers (nom)

Vista en HDTV

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