Elle

Potente adaptación de una novela de Philippe Djian con la que el cineasta holandés Paul Verhoeven ha vuelto a la primera línea cinematográfica a sus 78 años de edad. La historia sigue a Michelle, una mujer de mediana edad (Isabelle Huppert), empresaria de éxito pero con un pasado familiar turbio, después de que sufra una violenta agresión sexual en su domicilio. Pero lejos de que ello le suponga un trauma, Michelle inicia el peligroso juego del gato y el ratón con su agresor, quien poco a poco se va desvelando como alguien de su entorno cercano. Sobre la base de un estupendo guión de David Birke, Verhoeven lleva a cabo una magnífica labor administrando los giros de la trama y componiendo una serie de personajes muy bien descritos, con una magnífica labor actoral en la que destaca, por supuesto, Huppert, quien se apodera de la película por completo y soporta su peso, a pesar de las complicaciones que conllevaba este rol. Ello hizo precisamente que Verhoeven tuviera que renunciar a su primera intención de rodar en EEUU (ya que ninguna actriz de primera línea quiso afrontar este papel), pero el resultado es que “Elle” es una película plenamente europea, muy atrevida, morbosa y provocativa, que funciona tan bien como thriller como drama con serios tintes de comedia negra y que conjuga muy bien con la personalidad del realizador, que ofrece sin duda uno de los títulos más interesantes de su filmografía.

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Puesto que la película se ha rodado en Francia con producción francesa, Verhoeven se ha rodeado de un equipo francés que ha sido el encargado de ejecutar su puesta en escena en imágenes. Durante su filmografía, Verhoeven generalmente fue fiel a dos directores de fotografía, que fue alternando en sus diferentes películas: el alemán Jost Vacano (“Das Boot”, “The NeverEnding Story”), que se retiró después del rodaje de “Hollow Man” (2001), así como Jan De Bont (“Die Hard”), quien desde que se pasase a la dirección en 1994 con “Speed”, después de haber rodado “Basic Instinct” para Verhoeven, no ha vuelto a su oficio original de director de fotografía. Así pues, el director de fotografía de “Elle” es Stéphane Fontaine [AFC], quien saltó a la fama de la mano del realizador Jacques Audiard y su película “Un Prophète” (2009), un drama carcelario que tuvo mucho éxito de público y crítica y fue nominado, entre otros premios, al Oscar a la mejor película extranjera. Ello le valió a Fontaine ciertos reconocimientos y la posibilidad de saltar a EEUU, en donde rodó “The Next Three Days” (2010) a las órdenes de Paul Haggis o, más recientemente, “Captain Fantastic” (Matt Ross, 2016), protagonizada por Viggo Mortensen. Entre tanto, ha continuado activo en Francia y rodó, entre otras, la siguiente película de Audiard, “De Rouille et d’os” (2012), protagonizada por Marion Cotillard.

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Las películas de Verhoeven, por algún motivo, generalmente se han caracterizado por una puesta en escena sugerente pero un aspecto algo plano y poco contrastado. De ello se escapaba “Zwartboek” (“The Black Book”, 2006), que fue obra de Karl Walter Lindenlaub [ASC, BVK], pero afectaba a títulos como “Flesh+Blood” (1985), “Robocop” (1987), “Total Recall” (1990), “Starship Troopers” (1997) o la citada “Hollow Man”, o incluso en cierta medida a “Basic Instinct” (1992); es decir, más allá de si al frente de la fotografía estaban Vacano o De Bont, las películas del director holandés nunca han tenido una imagen demasiado brillante. “Elle” no es una excepción, ya que aquí Fontaine ejecuta un trabajo bastante sólido y con muchas virtudes, pero entre ellas no se encuentra precisamente una imagen especialmente brillante o atractiva, sino una versión en clave baja del aspecto no demasiado contrastado de tantos otros films del realizador holandés.

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Rodando ya con la Arri Alexa, la imagen es en todo caso suave porque está caracterizada por un uso extensivo de filtros difusores: Hollywood Black Magic (un tipo de filtro visto por ejemplo en “Game of Thrones”) durante cada plano de la película y, en ocasiones, complementado por un difusor A o B de Mitchell, especialmente para los primeros planos de Isabell Huppert. El filtraje hace difícil apreciar las cualidades de un nuevo juego de ópticas muy demandado como los Leica Summicron-C, comparable a los Zeiss Ultra Prime, Cooke S4 o especialmente los Panavision Primo, con los que comparte diseñadores y, seguramente cristal Leitz. Por ello, la estética está muy suavizada, algo que por supuesto favorece su aspecto cinematográfico y la apariencia del personaje principal (Huppert tiene 63 años e interpreta a una mujer de 49), pero, como indicábamos, no conlleva que la imagen tenga un especial atractivo. Ello se debe, principalmente, a que Fontaine utiliza muchas fuentes integradas en los decorados y una suavísima luz de relleno en los mismos, lo que seguramente le posibilita rodar muy abierto de diafragma y con niveles de intensidad de luz bajísimos con la Alexa. Pero lo que no hace es matizar cada plano o personaje con un toque de luz un poco más contrastada, sino que parece que hace uso del esquema general (excepto con Huppert, que en muchas ocasiones tiene algo de luz, pero siempre frontal y muy suave) y no genera ni transiciones entre luz y sombras en los rostros ni, por lo general, en los propios decorados.

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Pero si la luz, dentro de un buen acabado, tiene un aspecto “low-key” y de bajo contraste (aunque parezca una contradicción), lo que ocurre además es que ni los negros son especialmente densos y, mucho menos, las altas luces tan intensas como en casi cualquier otra película. Normalmente, por ejemplo, a los directores de fotografía les gusta utilizar sus fuentes integradas y, mediante dimmers, llevarlas al límite de la sobreexposición, de un lado para que iluminen más y, de otro, para generar contraste. Pero aquí no ocurre eso, ni mucho menos: hasta las lámparas están por completo dentro de rango, como también sucede a las ventanas en los interiores diurnos, de modo que más allá del estilo de Fontaine y Verhoeven, lo que sucede es que la parte superior de la curva está muy vacía de información, sin altas luces reales. Es decir, al menos la copia final, si se mostrase en un forma de onda o histograma, apenas contiene información en la parte alta de las respectivas gráficas, lo que da una sensación de una imagen sin picos altos.

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Aún así, la imagen tiene sus valores, no ya por inusuales (incluso las noches están resueltas con luz de sodio muy poco contrastada), sino porque la puesta en escena de Verhoeven es muy interesante. Siempre rueda con focales amplias (entre el 25 y el 35mm) y con mucha cámara al hombro, con composiciones con muchos personajes en pantalla al mismo tiempo ocupando gran parte del metraje. Pero no es un hombro documental, ni exagerado, sino un hombro para agilizar y vitalizar una puesta en escena que es particularmente efectiva durante las escenas de violencia o sexo de la película, en las que la mano de Verhoeven (o su mirada) está más que presente. Por ello, aunque nos encontramos ante una película estupenda y su imagen resulte algo desconcertante por su suavidad y bajo contraste, el trabajo visual tampoco es que sea desdeñable, puesto que obtiene un buen resultado con la actriz principal y las decisiones sobre la imagen –carencia de contraste e intensidad- al menos son coherentes y están muy bien respetadas a lo largo de todo el metraje.

Título en España: Elle
Año de Producción: 2016
Director: Paul Verhoeven
Director de Fotografía: Stéphane Fontaine, AFC
Ópticas: Leica Summicron-C
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa (ArriRaw), 2.4:1
Otros: flashbacks rodados en Red Epic Dragon en modo 3K

Vista en DCP

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2016.