Electra Glide in Blue

Extraña película rodada tres años después del éxito de “Easy Rider” (Dennis Hopper, 1969) que vendría a ser una especie de versión opuesta: el argumento gira en torno a un personaje principal llamado John Wintergreen, un policía de carretera (Robert Blake) que investiga un posible asesinato ocurrido en áreas rurales de los estados de Arizona y Utah (EEUU), al tiempo que se nos muestran algunas de sus costumbres y comportamientos. Más un estudio sobre el personaje que un film de investigación, se trata de la única película que firma como realizador el productor musical James William Guercio, quien según Blake –excelente en un papel dificil- era tan inexperto que el film tuvo que ser dirigido por él mismo y por el director de fotografía. Sea como fuere, “Electra Glide in Blue” es una verdadera rareza no exenta de interés y que contiene ratos de buen cine y un excelente acabado visual, además de una secuencia de persecución impactante que fue rodada por la segunda unidad.

El director de fotografía fue Conrad L. Hall [ASC], quien según parece que ha comentado James William Guercio, pudo hacerse cargo de la fotografía gracias a que él renunció a su sueldo como realizador a cambio de tener junto a él a uno de los directores de fotografía más importantes de aquélla época y de todos los tiempos. Ganador del Oscar a la mejor fotografía en 1969 por su trabajo en “Butch Cassidy and the Sundance Kid” a las órdenes de George Roy Hill, venía trabajando como primer operador desde mitad de los años 60, con grandes trabajos con los que consigue nominaciones al Oscar ya desde el principio: “Morituri” (Bernhard Wicki, 1965), “The Professionals” (1966) e “In Cold Blood” (1967), ambas a las órdenes de Richard Brooks, además de títulos como “Harper” (Jack Smight, 1966), “Cool Hand Luke” (Stuart Rosenberg, 1967), “Hell in the Pacific” (John Boorman, 1968) o “Fat City” (John Huston, 1972). Hall destaca, además, por ser uno de los directores de fotografía norteamericanos que llevó a cabo la transición desde el estilo de fotografía en color elaborado con las mismas técnicas del blanco y negro que aprendió de su maestro Ted McCord, a un estilo absolutamente moderno y contemporáneo que comenzó a practicar desde finales de los años 60 y que seguía siéndolo al tiempo de dos de sus últimos trabajos, por los que obtuvo sendos Oscar: «American Beauty» (Sam Mendes, 1999) y «Road to Perdition» (Sam Mendes, 2002).

Fuera quien fuera quien llevase la voz cantante en el set, lo cierto es que “Electra Glide in Blue” posee un aspecto visual muy elaborado y que puede considerarse como uno de los más interesantes de su autor. Parece ser que Guercio también ha comentado que él quería que la película tuviera un aspecto a lo John Ford, mientras que Hall, que en aquél momento se encontraba ya mucho más a la vanguardia que en el estilo clásico en el que comenzó a trabajar, no quería emplear ese estilo. Según cuenta Guercio, habrían llegado a un acuerdo base por el cual los exteriores tendrían ese toque a lo John Ford, mientras que Hall habría tenido libertad a la hora de fotografiar los interiores. Sea como fuere, lo cierto es que el film no tiene ese aspecto Fordiano típico (si entendemos por el mismo colores fuertes y saturados, cielos completamente azules, un aspecto nítido, etc.) sino que se parece mucho más, exteriores incluidos, a lo que hacía y quería hacer Hall en aquélla época: además de rodaje en la hora mágica, con algunas escenas espectaculares en el uso del crepúsculo, hay mucho contraluz y exteriores rodados cuando la luz del sol está ya más baja. Además hay un uso extensivo de filtros tipo Fog o Low-Contrast, que hacen que la imagen sea mucho más suave a pesar de la dureza de la luz desértica, mientras que al contrario que Ford o los directores de fotografía clásicos del Western, Hall evita en la medida de lo posible emplear grandes aparatos de luz en exteriores, dejando que solo algunos planos cortos estén rellenos con pequeñas luces de cuarzo o similares.

Los interiores, revelado forzado mediante, tratan de tener un aspecto completamente naturalista, desde la misma y enigmática secuencia de apertura, separándose muchísimo ya del estilo de fotografía en blanco y negro aplicado al color que tan bien define el aspecto de muchas películas de los años 50 y 60, incluyendo sus primeros títulos como primer operador. Es decir, en “Electra Glide in Blue” se abandona por completo el clásico esquema de los tres puntos de luz y se sustituye por haces de luz suave que proceden de las fuentes naturales del decorado, o incluso también por luces integradas en el mismo (como bombillas) que hacen las veces de fuentes de luz. Hall no prescinde ni mucho menos de la difusión que empleaba en esta época tampoco en los exteriores, pero en sus interiores existe también esa sobreexposición (que comenzó a explorar en “Hell in the Pacific” con John Boorman) que le permitió omitir las luces de relleno en exteriores en muchas circunstancias, aunque con ello perdiera los cielos azulados y que hacen que en exteriores/interiores las áreas sobreexpuestas tengan fuertes halos procedentes del filtraje utilizado. Rodada en un vistosísimo formato panorámico anamórfico, fue la última película de Hall en el mismo, ya que desde entonces prefirió rodar siempre con lentes esféricas muy abiertas de diafragma, a fin de poder emplear niveles de luz mucho más reducidos y usar luz natural.

La excelente persecución que aparece en pantalla fue dirigida por Bill Hickman, en su único crédito como director de segunda unidad, aunque su labor no sorprende ya que fue, por ejemplo, el coordinador de especialistas tanto en “Bullitt” (Peter Yates, 1968) como en “The French Connection” (William Friedkin, 1971). Aquí fue acompañado de Richard A. Kelley [ASC] como director de fotografía y, además de la situación de la cámara en varios momentos de la escena, destaca mucho un uso de la cámara lenta directamente importado del cine de Sam Peckinpah, empleándola de la misma forma en que después lo haría también Walter Hill. Los resultados globales son muy buenos, ya que además de las labores de Hall en el uso de la luz natural, del filtraje, de su propia iluminación o de sus decisiones sobre como exponer las imágenes o sus negativos, la película está rodada en Monument Valley, entre los estados de Arizona y Utah, lo cual ya de por sí le proporciona un escenario de primer nivel que es explotado muy bien por el director de fotografía, aún a pesar que el estilo no es exactamente el de John Ford, como a priori parece que así lo quería el director James William Guercio.

Título en España: La Piel en el Asfalto
Año de Producción: 1973
Director: James William Guercio
Director de Fotografía: Conrad Hall, ASC
Ópticas: Panavision Anamórfico
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: fotografía de segunda unidad de Richard A. Kelley, ASC

Vista en Blu-ray

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