Dead Ringers

Adaptación cinematográfica de un libro de Bari Wood y Jack Geasland, escrita para la pantalla por Norman Snider y el realizador canadiense David Cronenberg, que consiguió con esta película una de sus obras más apreciadas. Jeremy Irons interpreta a dos gemelos idénticos que se dedican a la ginecología. Uno de ellos es el dominante, de carácter agresivo, y otro tiene una actitud mucho más pasiva y amable. Viven juntos y lo comparten todo, incluso las mujeres. Pero la relación de ambos con una famosa actriz (Genevieve Bujold) lo cambiará todo, afectando (por motivos diferentes, pero a la vez de la misma) forma al comportamiento de ambos, ya que no solo son gemelos idénticos sino que parece que sus vidas son totalmente inseparables. Se trata de una película sofisticada e interesante, muy bien interpretada por Irons en el doble papel principal, en la que Cronenberg no escatima en mostrar la perversidad e incluso detalles morbosos de la historia, pese a que el aire frío de su cine también hace acto de presencia y provoque ese habitual distanciamiento con el espectador que suelen producir sus obras, algo que ocurre especialmente en la conclusión de la presente.

El director de fotografía habitual del cine de David Cronenberg en aquélla época venía siendo el también canadiense Mark Irwin [ASC, CSC], quien sin embargo parece ser que no estaba disponible para fotografiar el presente film. En su lugar, como reemplazo, Cronenberg contrató al británico Peter Suschitzky [ASC, BSC], quien desde entonces, curiosamente, no solo terminó sustituyendo a Irwin, sino que además ha fotografiado absolutamente todas las películas del realizador, incluyendo la última por el momento, “Map to the Stars” (2014). Suschitzky, hijo además de otro director de fotografía (Wolfgang Suschitzky, “Get Carter”) es famoso sobre todo por su labor en “Empire Strikes Back” (Irvin Kershner, 1980), la primera secuela de “Star Wars”, aunque su carrera se remonta a los años 60 en Gran Bretaña, en donde se hizo un nombre primero a través de los documentales y luego de la publicidad. En los 70 realizó trabajos para Ken Russell como “Lisztomania” o “Valentino”, además de fotografiar un clásico como “The Rocky Horror Picture Show” (Jim Sharman, 1975). En los 80, se encarga de “Krull” (Peter Yates, 1983) y posteriormente, alterna por lo general el cine de Cronenberg con la publicidad. Entre sus trabajos para otros realizadores, destaca quizá su colaboración con M. Night Shyamalan en “After Earth” (2013).

Peter Suschitzky, antes de iniciar su asociación con David Cronenberg, era uno de esos directores de fotografía británicos a los que se asociaba con imágenes modernas y estilizadas, además de una notable habilidad técnica, forjada sobre todo a raíz de su manejo de los efectos especiales fotográficos en “The Empire Strikes Back”, que aún a día de hoy, además, continúa siendo considerada de forma unánime el título de toda la serie con una fotografía más elaborada e incluso vistosa. Sin embargo, las películas de David Cronenberg, ni antes ni después de su asociación con Suschitzky, nunca han hecho que el realizador sea considerado como uno de esos directores especialmente interesados en el aspecto visual de sus películas. Sí que han realizado obras en los que hay un interés en la puesta en escena, como por ejemplo con el uso de angulares en “A History of Violence” o “Eastern Promises”, pero la luz es un factor que normalmente ha quedado algo más relegado en el cine del realizador canadiense. Sin embargo, quizá porque aquí era la primera colaboración y ambos se estaban “conociendo”, “Dead Ringers” es una película que, a nivel de estilización estética, es mucho más elaborada que la media del cine de Cronenberg.

Existen multitud de primeros planos fotografiados por Suschitzky muy a la moda publicitaria (o del cine que directamente heredaba esa línea estética en los ochenta), con fuentes de luz suave grandes y muy cercanas al rostro de los dos personajes interpretados por Jeremy Irons, o en las escenas rodadas en platós, fondos de la ciudad recreados con el departamento de arte cuya apariencia está muy cuidada, al tiempo que permiten a Suschitzky introducir, por ejemplo, luces azuladas muy intensas y saturadas (generalmente, a modo de contraluces o luces de contorno) en algunas de las escenas nocturnas. Los decorados, además, son modernos y estilizados, a fin de mostrar también el estilo de vida opulento en que viven los gemelos en la ciudad de Toronto. Pero curiosamente, en lugar de aprovechar para integrar muchas fuentes de luz suave en los mismos, como seguramente hubiera hecho casi cualquier operador, Suschitzky y Cronenberg los utilizan para realizar una especie de atmósfera “noir” contemporánea: no solo hay un uso predominante de la luz dura en muchas escenas diurnas (pero ojo, nunca como el ejemplo clásico de los tres puntos de luz, sino como un único haz de luz dura que imita a la luz solar), sino que esa luz genera mucho contraste y, en muchas ocasiones, mediante gobos o persianas venecianas, sirve a los cineastas para proyectar sombras sobre las paredes de estos decorados.

Ello hace que “Dead Ringers” sea una película con una estética fuerte, estilizada y muy marcada, muy diferente al aspecto más plano y, a veces, incluso con aire de cierta dejadez, de películas posteriores de la colaboración Cronenberg-Suschitzky, en las que también a veces parece que ruedan demasiado rápido y, como consecuencia, deben renunciar a la elaboración de las imágenes que, en cambio, sí que está presente aquí y de forma más que notable. Por supuesto, además, “Dead Ringers” es una película que no solo contiene efectos de maquillaje complicados, sino que, lógicamente, tiene que crear la ilusión de que Jeremy Irons se desdobla en dos personajes idénticos pero a la vez diferentes. Además de los típicos dobles de cuerpo, para mostrar algunos escorzos, espaldas y planos-contraplanos, el film es también pionero en la duplicación de imágenes por ordenador, a fin de, en determinados momentos bien elegidos, poder ver realmente dos veces a Jeremy Irons en pantalla al mismo tiempo. Aunque las técnicas de la época tienen consecuencia que, cada vez que esto ocurre, la imagen sufre una notable degradación (bien por el escaneado o impresión óptica posterior), lo cierto es que aportan mucho a la narrativa y es dificil discernir cuál de los “dos Irons” es el real y cuál es el integrado en la toma. Por ello, se trata de una película muy interesante a nivel estético, rodada (como siempre) con sobriedad por Cronenberg pero con un nivel de sofisticación muy superior a la media de su cine.

Título en España: Inseparables
Año de Producción: 1988
Director: David Cronenberg
Director de Fotografía: Peter Suschitzky, ASC, BSC
Ópticas: Panavision Ultra Speed MK2
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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