Batman Returns

Continuación de la película original de 1989, en la que es probable que Tim Burton contase con algo más de libertad creativa, centrándose en esta ocasión en la rivalidad de Batman con tres personajes: de un lado, el pingüino (Danny De Vito), un ser abandonado por sus padres y criado por pingüinos en las cloacas de Gotham; por otro, Max Schreck (Christopher Walken), un empresario que es lo opuesto a Bruce Wayne y que trata de obtener rédito en el caos y, por último, Catwoman (Michelle Pfeiffer), la secretaria de Schreck, que se convierte por la noche en una superheroína que también desea acabar con Batman. A todo esto, Batman también sale claro, de nuevo sosamente interpretado por Michael Keaton. Los resultados, más allá del gusto por los villanos que tiene Burton (quizá lo mejor del film sea la presentación del pingüino, propia de un cuento de hadas), son muy discutibles, ya que la película carece por completo de una estructura dramática y ello hace que lo que sucede en ella importe entre nada y poco. Eso sí, el diseño de producción de Bo Welch, los efectos visuales y de maquillaje tienen un elevadísimo nivel.

El director de fotografía fue Stefan Czapsky [ASC], quien durante un tiempo pareció que se iba a convertir en el predilecto de Tim Burton y en un operador importante durante las décadas venideras, aunque ni lo uno ni lo otro acabó sucediendo, ya que después de “Edward Scissorhands” (1990) y del presente film, su segunda colaboración, Burton y Czapsky únicamente trabajaron más en “Ed Wood” (1994). Y después, la carrera de Czapsky, al menos en cine, ni ha sido demasiado prolífica ni ha contado con títulos excesivamente conocidos, siendo de hecho, quizá, “Matilda” (Danny De Vito, 1996), la más conocida de todas ellas. De hecho, últimamente, parece que Czapsky ha querido recuperar la ficción refugiándose en TV. De sus créditos previos a trabajar con Burton destaca “Last Exit to Brooklyn” (Ulu Grosbard, 1989), uno de sus primeros films como director de fotografía, puesto al que llegó trabajando el diferentes puestos del departamento de cámara, pero principalmente, como gaffer o jefe de eléctricos.

La imagen de “Batman Returns” es más elaborada y tiene una línea más coherente que la de la primera película, que quizá intentaba hacer demasiados equilibrios entre los exteriores nocturnos, muy oscuros, y un estilo noir para otro tipo de escenas. En esta ocasión, el rodaje se trasladó a diferentes platós de Los Ángeles, en los que el diseñador de producción Bo Welch (“Beetlejuice”) construyó el zoo y la alcantarilla en la que habita el pingüino, la plaza de Gotham, nuevos interiores y exteriores para la mansión Wayne, otra cueva y, por supuesto, varias calles de la ciudad para ambientar la acción. El diseño de todos estos elementos es muy detallado y muy vistoso, intentando que el film posea un aspecto muy expresionista que suponemos no es casual, dado que uno de los villanos, el personaje de Christopher Walken, se llama exactamente igual que el actor que interpretó al “Nosferatu” de F.W. Murnau. Por ello tampoco es extraño que lo que buscaran Burton y Czapsky es un aspecto muy monocromático, prácticamente de blanco y negro pero en color, con diferentes gradaciones de negro, grises y azules que prácticamente dominan la proyección por completo.

“Batman Returns” es además una película rodada de forma principal empleando la emulsión Kodak EXR 5248 (100 ASA), con algunos instantes empleando la EXR 5296 (500T), debido a que Czapsky deseaba emplear un negativo del grano más fino posible de cara a la integración de efectos visuales. Ello supone además que los niveles de luz para exponer el film entre T2.8 y T4 fueron elevadísimos, pero permiten por otro lado que Czapsky posea un control absoluto en lo relativo a las sombras, dónde se sitúan y su diferencia con respecto a las zonas de luz, al iluminar para niveles tan altos. El aspecto es por lo tanto muy bueno, con el empleo de casi infinitas fuentes de luz en los fondos, sobre los actores, sobre los aparatos que muestra Batman en pantalla o sobre el traje de Catwoman, un elemento complicado de iluminar y que Czapsky rodó como si de un coche (con todos sus reflejos) se tratase. El maquillaje, muy complicado y elaborado, funciona también muy bien bajo la luz de Czapsky, quien para complicar aún más las cosas -pero obtener también un aspecto más rico– empleó además iluminación de tungsteno filtrada de azul en lugar de HMIs, que es lo que la lógica de la situación seguramente hubiera demandado.

El resultado de emplear este tipo de fuentes de luz, negativos de muy baja sensibilidad y un estilo muy contrastado, marcando mucho la dirección de las luces, es muy rico, constituyendo junto con el diseño de Bo Welch y el maquillaje (además de las extensiones de decorados mediante efectos visuales) lo mejor de una película que contiene mucha acción, muchos villanos y muchas situaciones pero en la que casi nada importa lo más mínimo, ya que la narrativa no es demasiado clara, como tampoco lo son las intenciones de unos villanos que, por muy bien que luzcan en pantalla, al final resultan completamente descafeinados. Por ello no es extraño que Burton se desligase del personaje de Batman, aunque resulta curioso que fuera la siguiente secuela (muy bien fotografiada por Stephen Goldblatt) la que abriera las puertas del Oscar de Hollywood a la serie, camino que continuaría con Wally Pfister -por una senda y estilo radicalmente opuesta- con “Batman Begins” y “The Dark Knight” durante la década siguiente.

Título en España: Batman Vuelve
Año de Producción: 1992
Director: Tim Burton
Director de Fotografía: Stefan Czapsky, ASC
Ópticas: Panavision Primo
Emulsión: Kodak 5248 (100T) & 5296 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Otros: efectos visuales rodados en VistaVision.

Vista en Blu-ray

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