Edward Scissorhands

Uno de las películas más valoradas de su director, Tim Burton, rodada entre los dos “Batman” de los que se hizo cargo, que cuenta la historia de Edward (Johnny Depp), un chico que ha sido creado por un inventor (Vincent Price, en su último trabajo para cine, poco antes de fallecer) que, desgraciadamente, fallece antes de poder completar su obra y dotarle de unas manos como a cualquier otro ser humano. Es descubierto en el castillo donde vive por una ama de casa (una estupenda Dianne Wiest), que lo lleva a vivir con su familia. Lo que allí empieza con una bonita acogida de los vecinos, pronto se volverá más complicado, especialmente porque la relación de Edward con la hija de la familia (Winona Ryder) pondrá celoso al novio de esta. Se trata de una película muy típica en la filmografía de Burton, centrada en un personaje solitario y diferente, bien interpretado por Depp en su primer papel para el realizador, en la que el estilo visual y su estética (muy bien diseñada por Bo Welch) juegan un rol muy importante en la creación de un universo tan particular como el del realizador californiano. Aunque quizá la verdadera estrella de la película sea Danny Elfman, colaborador habitual de Burton, que aquí se muestra más inspirado que nunca.

El director de fotografía fue Stefan Czapsky [ASC]. Nacido en Alemania de padres ucranianos, sin embargo su familia se trasladó a EEUU cuando Czapsky aún era muy pequeño, por lo que éste ha desarrollado toda su carrera cinematográfica en norteamerica. “Edward Scissorhands” fue su primer trabajo para Burton, al que seguirían posteriormente “Batman Returns” (1992) y “Ed Wood” (1994), quizá la mejor película del director de “Sleepy Hollow”. De su filmografía al margen de Burton apenas destacan “The Thin Blue Line” (Errol Morris, 1988) y “Matilda” (Danny De Vito, 1996), ya que Czapsky es un operador que ha centrado su carrera en la publicidad y solo en los últimos años ha decidido trabajar en televisión, con series como “Shades of Blue” (2016). Desconocemos los motivos por los que Czapsky y Burton no han vuelto a colaborar con posterioridad, aunque quizá ello tenga que ver con la tendencia del realizador de emplear a sus directores de fotografía durante “ciclos” de tres o cuatro películas, como ha ocurrido posteriormente con Philippe Rousselot, Dariusz Wolski y veremos si también con el actual Bruno Delbonnel.

Como indicábamos, “Edward Scissorhands” se beneficia mucho del trabajo como diseñador de Bo Welch (“Ghosbusters II”, “A Little Princess”) que proporciona a la película muchos de los elementos clásicos del cine de su director: una ambientación parcialmente gótica y misteriosa (toda la que tiene que ver con el castillo en el que vive Edward junto con su inventor) y otra más mundana, pero llena de color y con toques extravagantes en los diseños, como una realidad exagerada, algo que gusta mucho a Burton y que ha seguido aplicando a su cine hasta nuestros días. Aunque Czapsky posteriormente demostró que era o es un director de fotografía muy hábil empleando la luz artificial en estudio, curiosamente dicha faceta no está demasiado explotada en esta película, gran parte de la cual transcurre en esos coloridos exteriores de una calle de los EEUU proporcionada por Welch y su equipo. También, la película se desarrolla en muchos interiores en los que el toque paródico en el retrato del pueblo y de sus habitantes es completado por un estilo algo “sitcom” que ofrece Czapsky, aunque ello conlleve la utilización de mucha luz dura, un estilo “high-key” y poco contraste, que hace que la imagen destaque más por su colorido, que por un juego entre sombras y zonas de luz, que es prácticamente inexistente.

Por ello, quizá sea más interesante e incluso más en la línea de lo que cabe esperar de una película de Tim Burton la forma en que está fotografiado el castillo en el que vive el personaje de Vincent Price: de forma misteriosa, con haces de luz entrando por las ventanas, mucho más contraste y claroscuros mucho más intensos, los cuales son aprovechados por los cineastas para darle una interesante presentación al personaje de Edward. También destacan las escenas nocturnas en los exteriores del pueblo, en los que Czapsky obtiene una buena profundidad iluminando mucho los fondos, aunque no es una película que posea una luz especialmente atmosférica, sino que en esta etapa todavía temprana de la filmografía de Burton aún parecía mucho más interesado en la creación de su particular universo a través del diseño de producción, siendo todavía para él la luz un elemento claramente secundario.

Aún así, trabajando en el formato esférico que ha utilizado en casi todas sus películas, Burton consigue buenas composiciones de imagen con sus características focales tendentes al gran angular, a veces colocándose con su cámara muy cerca de los actores para producir deformaciones grotescas en sus rostros. Los resultados, por lo tanto, no son especialmente notables en su conjunto, aunque “Edward Scissorhands” sí es, de forma evidente, una película de un diseño trabajado. Sin embargo, la luz empleada por Czapsky, a buen seguro porque es lo que se le demandó, es quizá demasiado plana, incluso a veces demasiado amable, para la historia que está contando, como si Burton hubiera querido, en cierto modo, edulcorar una narrativa que bajo lo que parece un cuento para niños, encierra una película triste y dura.

Título en España: Eduardo Manostijeras
Año de Producción: 1990
Director: Tim Burton
Director de Fotografía: Stefan Czapsky, ASC
Ópticas: Panavision Primo
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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