Who’s Afraid of Virginia Woolf?

Adaptación de una obra teatral de Edward Albee con la que debutó en cine el director Mike Nichols, cuya procedencia también eran, precisamente, los escenarios teatrales. En el film, Elizabeth Taylor y Richard Burton, pareja real en aquél momento, interpretan a una pareja de mediana edad, él profesor universitario y ella hija del presidente del centro, que una noche invitan a un joven y nuevo profesor (George Segal) y su esposa (Sandy Dennis) a su casa. A través de las continuas peleas dialécticas de los anfitriones, la atmósfera se va enrareciendo y se producen graves conflictos entre los cuatro personajes, hasta desembocar en un final en el que los reproches y los temas tratados ya no se sabe si son reales o imaginarios. Se trata de un film en el que la palabra y las interpretaciones de los actores (los cuatro fueron nominados al Oscar, siendo ganadoras las dos actrices) lo son todo, pero que ha quedado terriblemente anticuado en varios aspectos, especialmente en tanto que lo llamativo de su planteamiento (la forma de discutir y pelear de Taylor de Burton, que tuvo problemas incluso con la censura) se ha vuelto prácticamente convencional cincuenta años después del estreno. Lo que queda es un film muy largo y cargante, reservado para los incondicionales de la pareja de actores principales.

El director de fotografía que iba a iniciar el proyecto fue Harry Stradling Sr. [ASC], pero parece ser que fue relevado por Haskell Wexler [ASC] debido a sus diferencias con Mike Nichols respecto de la forma en que debía fotografiarse a Elizabeth Taylor: Stradling habría buscado glamour mientras que Nichols no quería embellecer a la intérprete. Sea como fuere, el film lo firma en solitario Wexler, que ganó además por el mismo el primero de sus dos premios Oscar, además de la última estatuilla entregada a la mejor fotografía en blanco y negro, ya que desde entonces, las dos categorías existentes se fusionaron en una única que englobaba films en color y en blanco y negro. Famoso por su compromiso social y trabajos documentales, Wexler tiene en su haber títulos como “In The Heat of the Night” (1967) y “The Thomas Crown Affair” (1968), ambos para Norman Jewison, “American Graffiti” (George Lucas, 1973), “Once Flew Over The Cuckoo’s Nest” (Milos Forman, 1975), “Bound for Glory” (Hal Ashby, 1976), por la que obtuvo su segundo Oscar, “Matewan” (John Sayles, 1987) o “Blaze” (Ron Shelton, 1989), o “Mulholland Falls” (Lee Tamahori, 1996) entre muchas otras películas.

En el momento de hacerse cargo de “Who’s Afraid of Virginia Woolf?”, Wexler tenía en su haber películas como “America America” (Elia Kazan, 1963) o “The Best Man” (Franklin Schaffner, 1964), pero parece ser que ningún título se acercaba en presupuesto al presente título, una de las películas más caras de la época en blanco y negro (a pesar que toda la acción transcurre en solo dos interiores nocturnos y dos o tres exteriores, los sueldos de los actores, del guionista-productor Ernest Lehmann y de figuras en sus oficios como el diseñador Richard Sylbert, el montador Sam O’Steen o el del músico Alex North hicieron que el presupuesto fuera de siete millones de dólares de la época). Ello podría haber generado en Wexler algún tipo de inseguridad y provocar que ajustase mucho y de forma lenta su iluminación, exasperando por lo visto a un Nichols que nunca más volvió a contar con él y causando muchos problemas a una producción que también tuvo importantes retrasos debido a los escasos márgenes de trabajo (pocas horas en el set) de la pareja Taylor-Burton.

Wexler, en el interior de la casa de los protagonistas en la que transcurre el grueso de la narración, emplea la típica iluminación de altos niveles de luz y fuentes duras y puntuales sobre los actores que era habitual en el blanco y negro. Pero además lo hace sin ningún brillo o matiz especial que haga su estilo más personal o especial entre los otros muchos blancos y negros de los años 60. Únicamente se aprecia que algunos de los primeros planos más cerrados de los actores poseen una cualidad algo más suave en la luz, es decir, como si Wexler hubiera suavizado algo el aspecto para los mismos, pero por lo demás es una estética más en blanco y negro y una que encima, como indicamos, no es demasiado destacable. En los exteriores sí que hay grandes aparatos de iluminación a contraluz, generando haces y fuertes transiciones entre las zonas de luz y las de sombra, en un estilo totalmente clásico, pero sin que éste tampoco sea nada especial o que destaque sobre lo visto en cientos de films. Lo que sí que hay en la película es una puesta en escena que, a veces, además del zoom, usa o busca planos con la cámara en mano para generar en el espectador determinadas sensaciones ante las frases vomitadas por los intérpretes, pero también, en estos y otros momentos, hay muchos, muchísimos, planos que están totalmente desenfocados y otros en los que el enfoque es más que deficiente.

Así pues, como indicábamos, se trata de una película cuya estética es bastante convencional y cuyo premio a la mejor fotografía únicamente puede entenderse desde la perspectiva que fue uno de los films triunfadores de aquélla temporada (lo que hace que categorías de menor valor del mismo, como la fotografía, aumenten exponencialmente sus posibilidades a alzarse con premios), así como que en aquél momento ya apenas se realizaban films en blanco y negro, por lo que la compentencia además era mucho menor. Curiosamente, si como se dice es cierto que Nichols prescindió de Harry Stradling en el proceso de llevar este film a la pantalla, para su siguiente film, la memorable “The Graduate”, recurrió a otro veterano de Hollywood como Robert Surtees, con cuya apreciable contribución Nichols consiguió el que sin duda es uno de los grandes hitos del cine de los años sesenta.

Título en España: ¿Quién Teme a Virginia Woolf?
Año de Producción: 1966
Director: Mike Nichols
Director de Fotografía: Haskell Wexler, ASC
Emulsión: Kodak Double-X 5222 (200T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Premios: Oscar a la mejor fotografía en B/N

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