The King of the Comedy

Uno de los grandes fracasos de la filmografía del director italoamericano Martin Scorsese fue esta película protagonizada por Robert De Niro y Jerry Lewis, que apenas recuperó el taquilla un 10% del coste que tuvo su filmación. En ella, De Niro interpreta a un aspirante a cómico que busca desesperadamente que su ídolo, un showman televisivo (Lewis), le ofrezca la oportunidad de demostrar sus dotes como monologuista y le contrate para su programa, algo con lo que incluso fantasea con visiones de fama. Sin embargo, tras acosarle sin resultado, el aspirante a cómico decide emplear un camino diferente para conseguir lo que busca. Bien considerada a día de hoy a nivel crítico, el fracaso de “The King of the Comedy” quizá deba ser achacado a su indefinición entre drama –con evidentes paralelismos con “Taxi Driver”- y comedia, que hace que el público en general no sepa a qué atenerse durante la proyección. Los resultados, por lo tanto, son algo desiguales y no tan interesantes como cuando Scorsese se decidió claramente por uno u otro género, aunque contenga una gran interpretación de De Niro en el papel principal.

El director de fotografía fue el alemán Fred Schuler [ASC], quien sin embargo desarrolló el grueso de su carrera –con la excepción de los años anteriores a su retiro, bien entrados los 2000- en Estados Unidos. Llegó a la posición de primer operador después de haberse encargado del manejo de la cámara en un grupo extraordinario de películas a cargo de directores de fotografía muy importantes: “Dog Day Afternoon” (Victor J. Kemper), “Network” (Owen Roizman), “Annie Hall” (Gordon Willis) o “The Deer Hunter” (Vilmos Zsigmond), para debutar como director de fotografía de cine de la mano de John Cassavettes en “Gloria” (1980). Después vendrían “Arthur” (Steve Gordon, 1981) y la confianza de Scorsese para el presente título, en sustitución de su habitual por aquélla época, Michael Chapman, para el que Schuler había operado también en “Taxi Driver” (1976). Su carrera posterior como director de fotografía no fue acorde a la que tuvo como operador, con títulos como “The Woman in Red” (Gene Wilder, 1984) y “Wise Guys” (Brian de Palma, 1986) como los más destacados.

La fotografía de “The King of the Comedy” es bastante típica de la filmografía de Martin Scorsese, un realizador que siempre ha estado muchísimo más interesado en los movimientos de cámara que en la luz, de ahí que por ejemplo labrase una larga colaboración con un director de fotografía (también alemán) tan poco interesante como Michael Ballhaus. Sin embargo, a diferencia de las películas del director de fotografía de “Air Force One”, en “The King of the Comedy” lo que se aprecia es oficio con ciertas limitaciones, no la dejadez habitual de Ballhaus, que inició su colaboración con Scorsese en “After Hours” (1985) y que le llevó a obtener poquísimo partido de películas a priori con muchas posibilidades como “The Age of Innocence” (1993). Rodada con el juego de objetivos ultraluminosos Zeiss High Speed T1.4 con su característico iris triangular (el mismo utilizado en “Taxi Driver” y “Raging Bull” y que al parecer era propiedad de Schuler, que tuvo el primer juego de los EEUU), se aprecia en “The King of Comedy” que todavía es una película rodada anteriormente a la aparición de las primeras emulsiones de alta sensibilidad, porque el director de fotografía se ve obligado a utilizar altos niveles, diafragmas muy abiertos en muchas situaciones y un estilo de luz dura que poco después caería en desuso, pero que hacia 1981 todavía no era del todo anacrónico.

En general, como la propia película, la fotografía de Schuler no es demasiado definida; hay escenas en que hay un estilo “high-key” evidente, que prácticamente sugiere la comedia, mientras que otras (como por ejemplo las relativas a los agentes de policía que detienen al personaje principal antes de su actuación) están resueltas en un estilo clásico del thriller de los años 70, muy en la línea de los maestros que tuvo Schuler. Incluso hay una escena extraña, como lo es esa en que una casa entera está iluminada realmente con velas, con las lentes a máxima apertura de diafragma y únicamente alguna luz de cine adicional incidiendo sobre los rostros de los actores, mientras que en los exteriores diurnos el director de fotografía hace valer los medios de producción a su disposición para utilizar grandes aparatos (seguramente arcos) en los fondos para dar algo de profundidad a las calles de Manhattan.

Los resultados, por lo tanto, son prácticamente tan desiguales como los de la propia película a la que acompañan. En cuanto a su trabajo de cámara y puesta en escena, no es una de las películas de Scorsese (quien al parecer atravesaba un momento personal muy complicado en la época en que la rodó) en que se nota más su mano, aunque algunos movimientos de Steadicam por los pasillos –atención a la escena en que el personaje de De Niro se adentra en las oficinas de la cadena de TV en la que trabaja Jerry Lewis y la cámara le sigue en su búsqueda por los despachos- llevan su indudable sello. Quizá lo más destacable sea, a nivel narrativo, la utilización de cámaras de TV de la época para captar determinados momentos de la acción, incluyendo el que quizá sea el punto culminante de la misma, pero por lo general es una película que no destaca especialmente ni por su estética ni por su narrativa visual.

Título en España: El Rey de la Comedia
Año de Producción: 1982
Director: Martin Scorsese
Director de Fotografía: Fred Schuler, ASC
Ópticas: Zeiss High Speed 1.4
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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