Tchao Pantin
Adaptación cinematográfica de una novela de Alain Page, llevada a la pantalla por el cineasta Claude Berri, que cuenta una historia de los bajos fondos parisinos de primeros de la década de los 80: Lambert, el empleado del turno nocturno de una gasolinera (Coluche), que lleva años sin relacionarse con nadie y vive alcoholizado, comienza una extraña relación de amistad con un joven de origen árabe y judío (Richard Anconina), sin que el gasolinero sepa en un principio que éste se dedica a trapichear con drogas. Cuando el joven es asesinado como consecuencia de ello, Lambert se cobrará su peculiar venganza con la ayuda de Lola (Agnès Soral), una joven punk que también le conoció. “Tchao Pantin” es una muy notable muestra de cine negro en color, con un hábil y preciso retrato de la noche y de los bajos fondos, pero sobre todo, un excelente retrato del personaje principal -el cómico Coluche, en su primer y casi único papel serio, pues falleció menos de tres años después del estreno del film- que llena la pantalla con su presencia desde el mismo arranque de la película. Quizá su relación con el personaje de Lola sea el punto menos creíble de una película muy sólida y desconocida en España, a pesar que obtuvo varios premios César en su temporada de premios en Francia, incluyendo los de mejor actor y mejor fotografía.
El director de fotografía fue Bruno Nuytten, en una película que además contó con diseño de producción del húngaro Alexandre Trauner (famoso colaborador de Billy Wilder en Estados Unidos, con trabajos como “Witness for the Prosecution” o “The Apartment”, además de “The Man Who Would Be King” de John Huston, o incluso, también en Francia, el “Rififi” de Jules Dassin) y montaje de Hervé de Luze, habitual del cine de Roman Polanski. Nuytten, quien desde finales de la década de los años 80 abandonó su profesión de director de fotografía para pasarse a la dirección desde “Camille Claudel” (1988), que le valió una nominación al Oscar a la que entonces era su esposa, la actriz Isabelle Adjani, tuvo una meteórica carrera en su oficio original, con títulos como “Barocco” (André Téchiné, 1976), “Brubaker” (Stuart Rosenberg, 1980), “Possession” (Andrzej Zulawski, 1981), “Garde à Vue” (Claude Miller, 1981) o “Fort Saganne” (Alain Corneau, 1984), antes de hacerse cargo del estupendo díptico formado por “Jean de Florette” y “Manon Des Sources”, rodadas a la vez por Claude Berri y estrenadas en 1986 y 1987, siendo ganador del premio BAFTA por la primera de ellas, y con las que se retiró de su profesión en lo más alto. Curiosamente, en “Tchao Pantin”, además de su crédito como director de fotografía, Nuytten posee un extraño crédito de “colaboración creativa”, que prácticamente parece indicar una especie de codirección.
Puesto que la historia se desarrolla en el mundo del hampa, no es extraño que gran parte de “Tchao Pantin” transcurra de noche. Y es en esas escenas en las que Bruno Nuytten se luce de manera apabullante. Por las fechas de rodaje, es probable que tuviera acceso a la entonces novedosa emulsión Kodak 5293 (250T), que llevaba empleándose en Estados Unidos desde al menos un año antes. La 5293, aunque era muy granulada, poseía un diafragma más de sensibilidad que la Kodak 5247 (125T) que llevaba fabricándose desde 1976. Y además, en apariencia, Nuytten tuvo acceso a alguna de las primeras versiones de los Zeiss Standard Primes T2.1, que justo aparecieron en aquél momento (1982-1983), de manera que, seguramente con esa combinación de la emulsión de 250 ASA y las lentes T2.1, siempre abiertas de diafragma, los cineastas capturaron espléndidas escenas nocturnas. Las mismas están caracterizadas por un poderoso y aún vigente uso del color: las farolas de vapor de mercurio dan pie a que Bruno Nuytten utilice grandes fuentes filtradas para obtener el mismo color. A veces las utiliza lejos, a veces en los fondos… u otras el color parece que procede de fluorescentes tipo “daylight”, que ofrecen un tono cián similar al de las farolas.
Publicidad. Pincha sobre la imagen para conocer las últimas ofertas de Harmonica Rental.
En otra época anterior, no muy lejana, el director de fotografía se hubiera esmerado precisamente por neutralizar estos colores y conseguir que aparecieran blancos en pantalla, pero Nuytten lo que hace, precisamente, es mezclarlos con la luz amarillenta, casi anaranjada, de los clásicos faros de los coches franceses y, por otro lado, con algunas fuentes (otro tipo de farolas) de vapor de sodio. El resultado es una mezcla tan poderosa como estética, que hace que el film resulte insultantemente moderno. En los interiores, como por ejemplo el pub árabe en el que suceden determinadas acciones, Nuytten emplea iluminación coloreada (roja en este caso), e incluso en algunos momentos, verdes intensos también hacen acto de presencia como si se tratase de fuentes de luz procedentes de neones. Por ello el aspecto es súper rico y elaborado, pero con la rara cualidad de que todo parece creíble, dentro de que es claro que existe una capa muy grande de estilización. El resto de interiores, como los apartamentos de los protagonistas, son más convencionales, con luz algo más dirigida hacia los personajes, pero siempre lo suficientemente filtrada como para huir del estilo clásico de fotografía en color de los años 60 y 70, pues aquí la influencia estilística más clara parece Robby Müller y por ejemplo su “Der Amerikanische Freund” (1977), obra con la que el uso del color de Bruno Nuytten enlaza de manera muy clara.
Además, las escenas rodadas bajo la luz de la lluvia, o especialmente, las brillantes tomas en la hora mágica, bien sea del amanecer o del atardecer (a veces, incluso como fondo de interiores), incluyendo algunos momentos emblemáticos siguiendo a Coluche por barrios degradados, dejan entrever que el control que tenía Bruno Nuytten era elevadísimo, porque solo disponiendo de mucho poder en la producción es posible que le dejasen rodar cada escena cuando más le convenía por temas de luz.
Los resultados, por consiguiente, son espléndidos, porque la película posee un estilo muy moderno, muy atractivo y estilizado, pero es que curiosamente, quizá por todos estos momentos a los que hacemos referencia, en los que se aprecia claramente cómo eran los bajos fondos parisinos a comienzos de la década de los 70, también resulta realista además de estilizado, siendo “Tchao Pantin” una excelente obra, que llegó justo antes del excepcional díptico formado por “Jean de Florette” y “Manon Des Sources”, las últimas obras de Bruno Nuytten como director de fotografía.
Título en España: Tchao Pantin
Año de Producción: 1983
Director: Claude Berri
Director de Fotografía: Bruno Nuytten
Ópticas: Zeiss Standard Primes T2.1
Emulsión: Kodak 5293 (250T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.66:1
Otros: restaurada en 4K en 2014
Premios: César a la mejor fotografía
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2023.