Pink Cadillac

Discreto intento de Clint Eastwood para intentar recuperar el género de las comedias dramáticas con las que tuvo éxito (compitiendo con Burt Reynolds) a finales de la década de los 70 y principios de los 80, que sitúa al actor como un cazarrecompensas que ha de encontrar y capturar a una mujer (Bernardette Peters) que ha huido con el coche que da título a la película, su hija y el dinero de una peligrosa banda de tarados que viven en un campamento en de montaña en el norte del estado de California. El argumento es lo suficientemente estrambótico como para entender por qué Eastwood se embarcó en una premisa de este tipo, pero lo cierto es que la película carece por completo de gracia y quizá hubiera funcionado mejor como un vehículo serio a su servicio (del estilo de “The Gauntlet”) que en las condiciones en que se realizó. De hecho fue el último de los tres films como realizador del que durante muchísimos años (desde los tiempos de “Coogan’s Bluff” hasta “J. Edgar”) fuera coordinador de especialistas en todas las producciones de Eastwood, aunque como hicieran otros en circunstancias similares, parece que actuó completamente bajo la sombra del actor-director.

El director de fotografía fue Jack N. Green [ASC], quien fotografió todas las películas de Eastwood con Malpaso desde que después de “Pale Rider” (1985) sustituyera a Bruce Surtees como director de fotografía predilecto de Eastwood y hasta que Tom Stern, que era su tradicional jefe de eléctricos, le tomara el relevo en el año 2002 comenzando con “Blood Work”. Como sucediera con Stern, cuando en 1986 Green tomó el relevo de Surtees comenzando con “Heartbreak Ridge”, el nuevo director de fotografía ya era todo un veterano de Malpaso y conocía a la perfección los particulares métodos de trabajo de Eastwood, que ni como actor ni como director es aficionado a repetir tomas y que siempre que puede escoge los métodos y las formas más sencillas para rodar sus películas. Con ese aprendizaje, Green continuó durante su relación el legado de Bruce Surtees, que siempre fue un director de fotografía de un estilo sencillo y a veces basado en niveles de oscuridad muy grandes, ofreciendo casi siempre buenos trabajos que culminaron con su nominación al Oscar y por la American Society of Cinematographers (ASC) por “Unforgiven” (1992). Fuera de Malpaso, Green rodó películas como “Twister” (1996) y “Speed 2” para Jan de Bont.

Siendo un film dirigido por un hombre que habitualmente desempañaba la labor de coordinador de especialistas para el rodaje de secuencias de acción, no es extraño que las persecuciones y escenas de este tipo que aparecen en el film sean de lo poco destacable del mismo. No es una película que tenga especiales ambiciones ni tampoco un gran presupuesto, pero es evidente que todos los implicados se tomaron el proyecto como algo ligero y un rodaje en el que evitar complicaciones. El film de hecho está rodado en el norte del estado de California y en su frontera con Nevada, que es el territorio natural de Eastwood cerca de San Francisco y que además ofrece pasajes muy vistosos para la gran pantalla, pero ni por esas consigue romper la barrera que lo haga interesante en algún aspecto, incluyendo una parte visual poco elaborada y quizá demasiado sencilla y directa.

Todos los exteriores tienen la apariencia de estar rodados, en gran medida, exclusivamente con la luz disponible de las localizaciones. Pero al contrario de las grandes fotografías de este tipo, en la que los operadores y la producción hacen un esfuerzo por buscar las mejores horas del día para obtener ese aspecto, en esta ocasión el film parece rodado sin tener demasiado en cuenta dichos factores, por lo que la luz natural nunca es especialmente buena ni se aprovechan los típicos momentos de atardecer, amanecer u hora mágica en los que se podría haber obtenido imágenes de más calidad. Lo bueno es que ni en las escenas rodadas en los casinos de Nevada, ni en el resto de interiores de la película, Green no busca complicaciones, sino al contrario. Es una película extremadamente natural, rodada con niveles de luz tan bajos -incluyendo algunos interiores de bares y casinos- que resulta dudoso que los cineastas hubieran podido rodar en anamórfico de esta manera (aunque en varios exteriores sí que se usa el zoom, seguramente para simplificar), con escenas interiores diurnas rodadas con luz suave entrando desde el exterior de las ventanas y noches en las que la luz es básica y sencilla.

La parte mala de ello es que Green no se molesta en hacer que las localizaciones o los actores (especialmente Bernardette Peters, que como actriz principal tiene un aspecto muy alejado del habitual de las producciones de Hollywood) luzcan un poco mejor siquiera que en la realidad, por lo que ese aspecto sencillo, que en otras ocasiones podría ser digno de elogio, en esta parece más bien que fue adoptado para salir del paso, ya que como decíamos, ni Eastwood ni ninguno de los implicados parece que quiso buscar las menores complicaciones en una película muy menor dentro de la filmografía de Malpaso y que jamás llega a funcionar en ninguna parte de su metraje.

Título en España: El Cadillac Rosa
Año de Producción: 1989
Director: Buddy Van Horn
Director de Fotografía: Jack N. Green, ASC
Ópticas: Panavision Primo
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

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