Outbreak

Un mortífero virus aparece en una aldea del centro de África en 1967, capaz de matar a todos aquéllos a los que infecta. Cuando entran en acción los Estados Unidos, la decisión al respecto es la de bombardear toda la zona, a fin que nadie pueda escapar de dicha zona y eliminar el virus, sin contar con que unos pequeños monos son los portadores del mismo. Treinta años después el virus se reproduce y los contagios se desatan en una pequeño pueblo californiano, que es sitiado como consecuencia, mientras los EEUU se debaten entre bombardear de nuevo a la población o esperar a encontrar una cura, por medio de un coronel del ejército (Dustin Hoffman) y su exmujer (Rene Russo), especialistas en este tipo de infecciones. “Outbreak” ofrece un planteamiento interesante sin perder nunca su condición de “blockbuster”, pero desgraciadamente, la segunda hora de proyección desciende notablemente el nivel, sobre todo cuando el conflicto se desvía de la lucha contra el virus a la lucha contra los generales del ejército (Donald Sutherland y Morgan Freeman) y la trama deriva hacia una acción poco creíble. Kevin Spacey, Patrick Dempsey y Cuba Gooding Jr. completan el reparto del film con el que el realizador Wolfgang Petersen continuó su carrera en los Estados Unidos después de haber rodado su mejor película en tierras norteamericanas, “In The Line of Fire” (1993).

El director de fotografía fue el también alemán Michael Ballhaus [ASC, BVK], que además de este film, también rodó otro a continuación para el realizador, “Air Force One” (1997), aquél título en el que el presidente de los EEUU se enfrentaba a terroristas en su avión, fusil en mano, Pero Ballhaus no es conocido o reconocido precisamente por esta asociación con su compatriota, sino que llegó a América con el prestigio que le otorgaba su larga relación profesional con el director Rainer Werner Fassbinder, en cuyos últimos films antes de su fallecimiento, ya es cierto que no trabajó. En EEUU Ballhaus consiguió forjar unas cuantas relaciones importantes con determinados directores, siendo especialmente productiva la que tuvo con Martin Scorsese, comenzando con “After Hours” (1985) y «The Color of Money» (1986) y hasta “The Departed” (2006), aunque el director también trabajase con otros directores de fotografía a lo largo de esas dos décadas. También Ballhaus colaboró con James L. Brooks en “The Broadcast News” (1987) (con nominación al Oscar) y “I’ll Do Anything” (1994), en cuatro películas con Mike Nichols a raíz de “Working Girl” (1988), con Robert Redford en “Quiz Show” (1994) y “The Legend of Bagger Vance” (2000), con Francis Coppola en “Dracula” (1993), con Steve Kloves en “The Fabulous Baker Boys” (1989), por la que obtuvo su segunda nominación al Oscar. De todo su trabajo con Scorsese, la Academia de Hollywood le reconoció su labor en “Gangs of New York” con su tercera y última nominación.

La imagen de “Outbreak” es muy típica de Michael Ballhaus, un director de fotografía que poseía su propio material de Arri y Zeiss, de modo que por esta época solía rodar sus películas con su cámara Arri 535 y sus juegos de lentes Standard y Superspeed, lo cual resultaba un poco extraño, en el sentido que las grandes producciones norteamericanas como la presente, solían rodarse además con material de Panavision, el principal proveedor de los estudios de Hollywood. Ello explicaría además la renuncia al formato panorámico anamórfico, en el que Ballhaus nunca trabajó desde “Whity” (R.W. Fassbinder, 1970), e incluso a una relación de aspecto panorámica, a la que sí que acudieron Ballhaus y Petersen en “Air Force One”, pero empleando el formato Super 35. Por otro lado, Ballhaus era un director de fotografía que no solía complicarse la vida en absoluto, con una fuerte tendencia a crear una imagen plana y de bajo contraste en casi todas sus películas, además de rodar gran parte de las mismas con lentes zoom (seguramente el Cooke 18-100mm, antes de la aparición de los Zeiss Variable Primes), tanto para hacer zooms propiamente dichos, como para emplearlas como focal variable y ahorrar tiempos de rodaje. Y la imagen de “Outbreak” responde perfectamente a todas estas características típicas de la filmografía del director de fotografía alemán.

El film posee, en consecuencia, un estilo de luz suave que resulta ciertamente plano en casi toda circunstancia. Hay muchos interiores rodados con grandes fuentes de luz suavizada que hacen que la caída de dicha luz sea mínima y, al mismo tiempo, apenas existan sombras. Casi todo el film transcurre en interiores diurnos o exteriores diurnos y esta es la regla general básica, ya que fuera de los platós, Ballhaus también emplea mucha luz de relleno, también muy suavizada, para que apenas haya sombras ni diferencias demasiado visibles entre las zonas de luz y sombra. En algunos interiores, como en los que suelen aparecer los personajes de Morgan Freeman y Donald Sutherland, hay algo más de clave baja, pero a los actores siempre se los ve perfectamente envueltos en este tipo de luz que caracteriza a Ballhaus, que incluye en esas secuencias filtros difusores o de bajo contraste que no parece que tuvieran mucha cabida en ese contexto. En las escenas en laboratorios o en centros médicos, el alemán también emplea algo de luz coloreada para sugerir un aspecto tecnológico, pero sin ir más allá y siempre dentro de un planteamiento extremadamente conservador, que incluye algo de contraluces azulados en las secuencias nocturnas.

De modo que estéticamente, “Outbreak” es una película bastante plana y anodina, aunque no tan molesta dentro de este aspecto como otras de las películas de Michael Ballhaus, ya que al menos el planteamiento es absolutamente coherente durante toda la proyección. También hay en este film dos de los planos típicos de este director de fotografía: una larga de toma de Steadicam durante los títulos de crédito, cuando se nos presentan los diferentes laboratorios y sus niveles de seguridad en función de los patógenos que estudian, así como un travelling circular a toda velocidad, cuando el personaje de Patrick Dempsey se reencuentra con su novia en el aeropuerto de Boston, ya infectado con el virus. Quizá sean esos dos los momentos en los que hay una puesta en escena más llamativa, porque “Outbreak”, hasta su media hora final, quizá tiene un planteamiento más científico que de acción y las escenas finales con los helicópteros, lo cierto es que tampoco son demasiado destacables si se las compara con los grandes films que poseen ese tipo de secuencias. Por consiguiente, se trata de una película rutinaria, aunque entretenida, en la que ni su luz ni su estilo de filmación son particularmente interesantes.

Título en España: Estallido
Año de Producción: 1995
Director: Wolfgang Petersen
Director de Fotografía: Michael Ballhaus, ASC, BVK
Ópticas: Zeiss Standard, Zeiss Superspeed, Cooke Varotal
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en 35mm & Blu-ray

¿Te ha gustado esta reseña? ¡Siguenos en Facebook!

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2020.