Obituario: Harris Savides

‘I light a room and let the people inhabit it, as opposed to lighting the people’, lo que podría traducirse como ‘ilumino una habitación y dejo que la gente se mueva por ella, en lugar de iluminar a la gente ’ es una frase que define muy bien la trayectoria del director de fotografía norteamericano Harris Savides (Nueva York, 12 de septiembre de 1957) que, tristemente, ha fallecido hoy 11 de octubre de 2012 a los 55 años de edad.

Savides se inició tarde en el mundo del cine, tras haberse formado en el mundo de la fotografía de moda, pero en su carrera, relativamente breve, consiguió erigirse como uno de los operadores más prestigiosos y, sin lugar a dudas, interesantes de su generación, a través de un estilo simple, directo y natural que siempre conservó con gran personalidad, independientemente de los realizadores que le contratasen para cada proyecto. Nunca fue nominado a un Oscar y nunca ganó premios especialmente importantes pero, sin duda, estaba en boca de todos como uno de los grandes.

Se inició en el mundo de la fotografía en movimiento a través de los videos musicales a principios de la década de 1990, a las órdenes de realizadores como Jake Scott, Michel Gondry o, especialmente, Mark Romanek, quien le dirigiría en los exitosos videoclips “Rain” de Madonna y “Criminal” con Fiona Apple, por los que el operador obtuvo sendos premios de la MTV por su trabajo (al igual que por la imagen de “Everybody Hurts” de R.E.M. a las órdenes de Jake Scott). Aunque rodó vídeos durante toda la década de los 90 y siguió compaginando su labor en cine con este medio y la publicidad durante los diez años siguientes, después de su debut en el largometraje con “Heaven Prisioners” (Phil Joanou, 1996), rodada en 1994, acudiría a la llamada de otro reputado artista del videoclip que completaba su segunda película: hablamos de David Fincher y “Se7en” (1995), para la que Savides rodaría algunas tomas, incluyendo los famosos títulos de crédito, que ya ponían sobreaviso al espectador acerca del tipo de película que iba a presenciar.

Fincher también le ofreció a Savides su primera gran oportunidad con “The Game” (1997), en la que asumiría el puesto de director de fotografía de la primera unidad. El realizador buscó inspiración, como casi siempre, en el film de Alan J. PakulaAll The President’s Men” (1976), fotografiado por uno de sus héroes, Gordon Willis [ASC] –con quien, a partir de este momento, siempre sería relacionado Savides-, así como en otro trabajo rodado en clave baja, con niveles de luz muy escasos, enorme simplicidad y exquisito naturalismo, “Being There” (Hal Ashby, 1979), fotografiado por un antiguo discípulo de Willis, el talentoso Caleb Deschanel [ASC]. “The Game”, con sus tonos terrosos, subexposición y aspecto natural, no consiguió el enorme éxito de “Se7en”, a pesar de sus respetables números en taquilla y aceptable acogida crítica, pero sirvió para que Savides diese a conocer su nombre al gran público y a un buen número de realizadores independientes, con los que a partir de ese momento establecería un intenso idilio profesional.

Su siguiente trabajo de interés sería “The Yards” (1999), para el joven talento del cine norteamericano James Gray. Atreviéndose con el formato panorámico anamórfico, Savides también mostraría su arrojo con un estilo de iluminación muy sencilla, generalmente cenital, en el que la subexposición creaba grandes zonas de oscuridad en un género que recordaba inmediatamente a otra de las grandes obras de Gordon Willis, “The Godfather” (Francis Coppola, 1972), reforzando así la percepción que se comenzó a tener como él como posible heredero del Príncipe de las Tinieblas, quién precisamente por aquélla época se jubilaba del mundo del cine.

A continuación, inició su fructífera colaboración con Gus Van Sant, en la época en que éste abrazó el cine comercial con películas como su fallido remake de “Psycho” (1998), con fotografía del australiano Christopher Doyle [HKSC] o “Finding Forrester”, ya con Savides al mando de la cámara. Junto a Van Sant, Savides rodaría un total de seis películas (además de la citada, “Gerry”, “Elephant”, “The Last Days”, “Milk” y “Restless”), todas ellas caracterizadas por el mismo estilo que el operador impuso al resto de su obra: luz natural, economía de medios e imágenes de estética realista, bien a través de las largas tomas en formato anamórfico de “Gerry”, los larguísimos travellings y secuencias cruzadas de “Elephant” o el aspecto setentero, con ópticas antiguas (Cooke S2) y filtros difusores de “Milk”.

Todavía tendría tiempo, entre tanto, de realizar uno de sus trabajos más completos a las órdenes de Jonathan Glazer en la estupenda “Birth” (2003), para la cual diseñó un sistema de iluminación cenital a través de sedas instaladas encima de los decorados, sin importarle en absoluto subexponer sus imágenes dos o tres pasos de diafragma y subirlos al positivar (con lo que se obtiene una imagen granulada, fruto de un negativo muy fino y poco denso) a pesar que la película estuviera protagonizada por una estrella como Nicole Kidman en el cénit de su carrera. Así mismo, fue reclutado por Ridley Scott para “American Gangster” (2007); si bien Scott es un cineasta conocido y reconocido por su tendencia al esteticismo, Savides es uno de los pocos operadores que consiguió mantener su personalidad por encima de la del realizador británico con un trabajo tan poco colorido y subexpuesto -pero natural y directo- que resulta dificil reconocer al realizador de “Blade Runner” tras el mismo, con la excepción, claro está, del uso de multicámaras. Cuando a Scott le preguntaron qué había hecho para recrear los años 70 de manera tan convincente en su film, el británico contestó que simplemente había contratado a Harris Savides. Sobran palabras.

Y por supuesto, también hay que citar la que posiblemente sea su obra maestra, su segunda colaboración con David Fincher en “Zodiac” (2007). Rodada en formato HD con la cámara Thomson Viper Filmstream -a pesar que Savides reconocía que se mostraba más cómodo rodando en celuloide- “Zodiac” durante mucho tiempo fue reconocida en el medio como la película de adquisición digital más lograda respecto a su trabajo técnico y artístico a nivel visual. Más que nunca, Fincher volvió a referenciar “All The President’s Men”, no ya sólo en lo estilístico, sino en lo narrativo y, a pesar que la historia se ambientaba en el San Francisco de finales de los años 60, la década de los 70 y principios de los 80, Savides logró una textura digital muy acorde a la del cine fotoquímico de la época que retrataba y, además, siendo muy fiel a su estilo (que tan bien encajaba con Fincher), a pesar de las dificultades de trabajar con una cámara de sensor 2/3 que ofrecía una profundidad de campo mucho mayor que el negativo de 35mm o las cámaras digitales contemporáneas.

Todavía tendría tiempo de trabajar con Woody Allen en “Whatever Works” (2008), algo no sorprendente si tenemos en cuenta que Allen trabajó en siete películas con Gordon Willis, así como con Sofia Coppola en “Somewhere”, de estilo Godardiano, sustituyendo -en una elección lógica- a su anterior operador Lance Acord [ASC]. Acord, por sus similares ideas a las de Savides; Darius Khondji [ASC, AFC], otro antiguo colaborador de Fincher, o el joven Greig Fraser, son quienes ahora deberán seguir representando ese estilo natural, poco recargado, de escaso contraste y negros poco profundos, sin miedo a la oscuridad o que emplea medios de otras épocas para conseguir sus propósitos del que Savides impregnó su obra; ésta fue corta, pero intensa, personal y de gran calidad. Nos deja una película (“The Bling Ring”, Sofia Coppola, 2013) como trabajo póstumo, en la que a buen seguro se apreciará su indudable clase y talento, como en todas las anteriores.

Descanse en paz, maestro.

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2012.