Hopscotch

Adaptación de una novela de Brian Garfield, escrita para la pantalla por el propio autor junto con el actor-guionista-director Bryan Forbes, que tiene como protagonista a Miles Kendig (Walter Matthau), un inteligente y veterano agente de campo de la CIA, al que su superior (Ned Beatty) decide relevar de su puesto tras haber dejado libre, en el transcurso de una misión, al jefe del KGB en Europa (Herbert Lom). Pero Kendig, que tenía sus motivos para actuar así, se rebela contra la decisión de su jefe y tras huir, decide escribir sus memorias con todos los trapos sucios de la agencia, por lo que sus antiguos compañeros deciden darle caza a cualquier precio. “Hopscotch” tiene mucho más de comedia que de thriller de espionaje al uso, gracias a la siempre estupenda presencia de Walter Matthau en el papel protagonista y de secundarios como Beatty y Lom, aunque seguramente se hubiera beneficiado de una elección de un director mucho más dotado para la comedia que Ronald Neame, antiguo director de fotografía que no es capaz de extraer todo el jugo e ironía de las situaciones que plantea el guión. Con todo, es una película estimable, con un buen reparto que completan Glenda Jackson y Sam Waterston.

El director de fotografía fue Arthur Ibbetson [BSC], en su quinta y última película rodada para el realizador Ronald Neame. Ibbetson nunca fue sin embargo un operador de primerísima línea en Gran Bretaña, sino que fue uno de esos directores de fotografía que puntualmente destacaron, lo que le hizo merecedor de varias nominaciones a los premios británicos (British Society of Cinematographers y la Academia británica, que otorga los premios BAFTA) e incluso una nominación al Oscar por su trabajo en “Anne of the Thousand Days” (Charles Jarrott, 1969). No fue por tanto un director de fotografía al que le cayeran los mejores trabajos en su país (entre los clásicos, Freddie Young, Geoffrey Unsworth, Douglas Slocombe y Oswald Morris estaban indudablemente mejor considerados) pero sí consiguió participar en títulos de presupuestos holgados, especialmente hacia el final de su carrera, como el “Santa Claus” (Jeannot Szwarc, 1985) producido por los Salkind, o “The Bounty” (Roger Donaldson, 1985), la producción de Dino De Laurentiis que condensaba el guión en dos partes de Robert Bolt originalmente concebido como un proyecto de David Lean.

Neame, que había dejado su carrera como director de fotografía en los años 40 (fue socio del propio David Lean y de Anthony Havelock-Allan) llevaba varias películas seguidas haciendo uso del formato panorámico anamórfico (“The Poseidon Adventure”, “The Odessa File”, “Meteor”) y, aunque Oswald Morris le había contenido en la adaptación de la novela de Frederick Forsyth, el director poseía un gusto exacerbado por rodar de forma casi exclusiva con lentes zoom, que en formato anamórfico poseían en esta época un diafragma mínimo de entre T4.5 y T5.6. Por ello, en una época en que la emulsión más común era la Kodak 5247 (100T), Arthur Ibbetson, como les ocurrió antes a Harold Stine y Paul Lohmann en “The Poseidon Adventure” y “Meteor” respectivamente, tuvo que recurrir aquí a niveles de intensidad de luz muy elevados y a realizar un trabajo en el que, desgraciadamente, en muchas ocasiones tiene que priorizar alcanzar el nivel de exposición mínimo de su negativo por encima de intentar crear un aspecto visual interesante. De los tres directores de fotografía, solo Stine (que obtuvo además una nominación al Oscar por su trabajo) fue exitoso en su labor. Además que los niveles de luz dejan poco margen al operador para mostrar su creatividad, la otra consecuencia inmediata es el pésimo rendimiento de las lentes, seguramente empeorado por su utilización a máxima apertura de diafragma. Por ello, además de que la película carece de cualquier tipo de artefacto anamórfico (excepto en alguna toma aislada), la nitidez es muy escasa y los bordes del fotograma (sobre todo el superior y el inferior) son una verdadera catástrofe óptica.

Ibbetson también se declaraba partidario de la utilización de zooms. En los 70 los Cooke eran la opción predilecta; ópticamente eran comparables a las ópticas fijas de los 50 y 60 (Cooke S2/S3 o Super Baltar) y además, tenían la ventaja de que su rendimiento y colorimetría era similar desde la parte angular al teleobjetivo, de modo que muchos operadores los utilizaban siempre que podían, recurriendo solo a ópticas fijas cuando necesitaban una mayor luminosidad, focales imposibles con el zoom o una configuración compacta. Sin embargo, resulta extraño que un director de la procedencia de Neame permitiera que tanto “Hopscotch” como la anterior “Meteor” compartan tantos problemas: a la planicie de la luz y el aspecto se añaden escenas (las de las oficinas) que mezclan de manera muy pobre luz de tungsteno con fluorescentes, mientras que el aspecto general luce excesivamente descuidado y en ningún caso obtiene partido alguno de un conjunto de localizaciones que podrían haber lucido interesantes. Por supuesto, Ibbetson mantiene un mínimo de oficio en su trabajo (es decir, no hay problemas de continuidad o exposiciones incorrectas) pero su trabajo es tan rutinario como lo era el de Paul Lohmann al frente de “Meteor”.

A pesar que el gran Peter MacDonald [BSC], colaborador de Geoffrey Unsworth en sus grandes títulos de los años 70, viene acreditado como uno de los dos operadores de cámara, el mismo es tan poco interesante como en la citada “Meteor”, e incluso se aprecia la tendencia de Neame –por economizar- de comenzar una secuencia con varios actores en cuadro y, a medida que la misma avanza, en lugar de montar la cámara en un travelling, ir realizando acercamientos con el zoom hasta terminar en un encuadre mucho más cerrado que el que comenzaba la escena. Los resultados, por lo tanto, son malos desde un punto de vista estético, ya que la película apenas se diferencia de un trabajo de televisión medio para la época, lo cual no es ni debe ser admisible cuando se trata de una producción de cierta importancia y menos aún cuando el guión y los actores que lo interpretan están bastante por encima de la puesta en escena y fotografía de la película.

Título en España: Un enredo para dos
Año de Producción: 1980
Director: Ronald Neame
Director de Fotografía: Arthur Ibbetson, BSC
Ópticas: Super Panazoom Cooke & C-Series de Panavision
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1

Vista en Blu-ray

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