Gone Baby Gone

Debut de Ben Affleck como director con una adaptación de una novela de Dennis Lehane (“Mystic River”), que trata de la búsqueda de una niña de cuatro años desaparecida en un suburbio de Boston.  “Gone, Baby, Gone” es un drama muy eficaz que cuenta con una soberbia dirección de actores y una solvente narrativa, lo que resulta sorprendente teniendo en cuenta el currículum anterior y la condición de primerizo del director. 

Si estelar resulta la presencia de actores delante de la cámara, no es menos importante para un director debutante poder contar con la del doble ganador del Óscar (“Legends of the Fall” y “Braveheart”) John Toll [ASC], una jugada inteligente por parte de Affleck, que de esta forma se aseguraba un operador muy competente detrás de las cámaras que pudiera actuar como seguro de vida en caso necesario. Aunque Toll es un maestro de la recreación de la luz natural y está especializado en grandes escenarios (“The Thin Red Line” o “The Last Samurai” así lo corroboran), en “Gone, Baby, Gone” prevalecen las localizaciones mundanas, con calles de barrios periféricos y viviendas de clase trabajadora como principales protagonistas. Por ello la película opta directamente por una estética realista y Toll se mueve en un perfil bajo, ejecutando un trabajo efectivo que nunca pretende llamar la atención por sí mismo.

Las escenas exteriores diurnas generalmente están rodadas en espacios en sombra, o bien a contraluz evitando las horas centrales del día, por lo que Toll casi nunca tiene que utilizar ningún tipo de relleno y obtiene un material que cuenta con su sello naturalista. Los interiores diurnos buscan una mayor atmósfera al ser más oscuros y estar iluminados con relativa frecuencia utilizando una ventana como única fuente, aunque el director de fotografía a menudo usa ésta en conjunción con las luces integradas en el decorado, pese a ser de día. Las nocturnas en gran medida simulan la procedencia de la luz en estas lámparas, aunque tanto en ellas como en las diurnas Toll introduce siempre una suave luz lateral sobre los actores, reduciendo el contraste para obtener un mejor aspecto de los mismos. En los exteriores nocturnos, en lugar de confiar en grandes unidades de iluminación para dotar de luz a los fondos, Toll se muestra más interesado (quizá por falta de presupuesto) en iluminar únicamente las zonas en las que se mueven sus actores, pese a que ello produce un efecto menos interesante, natural y dramático.

En conjunto, aunque se trata de una imagen que incluso es mucho más granulada que otras obras de John Toll, en la misma se echa en falta un mayor contraste y una mayor oscuridad, ya que posiblemente hubiera potenciado los instantes de más intensidad ya que, de hecho, únicamente la secuencia en la que el protagonista accede a la casa de los drogadictos está resuelta con una gran oscuridad y riesgo, mientras que el contraste, por su parte, está reservado únicamente para los rápidos flashbacks que muestra Affleck hacia el final de la película, en los que el negativo parece haberse forzado al menos dos pasos de diafragma, por lo que también adquiere una fuerte saturación de color y una textura mucho más prominente.

En consecuencia, aunque se mueven en ligas muy diferentes, el trabajo de Toll no es equiparablea sus mayores logros, por lo que en lugar de su gran talento lo que aporta es su oficio, lo que le sirve para cumplir sobradamente el encargo y dotar a la película de una estética realista y efectiva, aunque raramente brillante.

Título en España: Adiós, Pequeña, Adiós
Año de Producción: 2007
Director: Ben Affleck
Director de Fotografía: John Toll, ASC
Emulsión: Kodak 5279 (500T)
Ópticas: Panavision Primo
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Otros: 2K Digital Intermediate

Vista en 35mm

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2012.