First Knight

Revisión en clave romántica de la leyenda de Camelot, el Rey Arturo (Sean Connery), Lancelot (Richard Gere) y Lady Guinevere (Julia Ormond), dirigida por Jerry Zucker (“Airplane!”, “Ghost”) en base a un guión escrito por William Nicholson (“Shadowlands”, “Gladiator”, “Unbroken”), que tuvo bastante éxito en la época de su estreno. A diferencia de títulos algo acartonados como el musical “Camelot” (Joshua Logan, 1967) o la más oscura “Excalibur” (John Boorman, 1981), “First Knight” es un retrato muy amable y muy superficial de la misma historia y personajes. Los elevados valores de producción (con montaje de Walter Murch, excelente partitura de Jerry Goldsmith y diseño de producción de John Box, con rodaje en tierras británicas) no pueden ocultar sin embargo lo poco adecuado que era Gere para su papel, tanto por edad, como por sus dificultades para esconder su verdadero acento americano. Aún así, e incluso a pesar de la larga duración, “First Knight” funciona como entretenimiento muy ligero.

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El director de fotografía fue Adam Greenberg [ASC], conocido sobre todo por sus dos emblemáticos trabajos para el realizador James Cameron (“Terminator” y “Terminator 2”, en 1984 y 1991, respectivamente). Su historia es curiosa, ya que siendo un judío polaco, su nacimiento coincidió con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, por lo que como superviviente de la misma, Greenberg vivió de joven en Israel, en donde se formó como cineasta en películas destinadas al mercado local. Su gran oportunidad le llegó cuando Sam Fuller acudió a Israel para rodar “The Big Red One” (1980), protagonizada por Lee Marvin, que le posibilitó marcharse a los EEUU para probar fortuna. El éxito del primer “Terminator” le abrió las puertas de Hollywood, en donde siempre estuvo encasillado en productos estrictamente comerciales y, por lo general, adscritos al género de acción o ciencia ficción, como “Iron Eagle” (Sidney J. Furie, 1986), “Alien Nation” (Graham Baker, 1988), “Toys” (Barry Levinson, 1992), “Eraser” (Chuck Russell, 1996), “Sphere” (Barry Levinson, 1997), “Rush Hour” (Brett Ratner, 1998) o “Collateral Damage” (Andrew Davis, 2002). Greenberg, que obtuvo una nominación al Oscar y al premio de la American Society of Cinematographers (ASC) por “Terminator 2”, ya había sido el director de fotografía de Jerry Zucker en su megaéxito “Ghost” (1990), lo que explica que también fuera reclutado para este proyecto, a priori tan alejado de su ámbito de acción y especialidad.

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Puesto que el enfoque y el desarrollo de la historia que lleva a cabo Zucker es muy ligero y romántico, Greenberg seguramente se vio forzado a ejecutar una fotografía que quizá no sea, por su propio concepto, tan interesante como podría haberlo sido. Por supuesto, la ambientación de época, las localizaciones en bosques y la campiña británica, así como los decorados de John Box, podrían haber sido retratados de forma más cruda, naturalista y cercana, pero el enfoque que aquí prevalece es el romántico. Quizá por ello Greenberg escogiera rodar con ópticas como los Zeiss Superspeed –seguramente completados con focales de la serie Standard 2.1- y zooms Cooke Varotal, en lugar de los entonces más modernos Panavision Primo, a fin de restar algo de nitidez y dureza a la imagen, que por lo general es suave y poco contrastada. Los exteriores, gracias a que se utilizan varias cámaras en todo momento, poseen un continuidad de luz bastante lograda teniendo en cuenta lo cambiante que es el clima en Gran Bretaña, pero además, Greenberg se cubre en este aspecto mediante la utilización de grandes unidades de luz artificial muy suavizadas y tamizadas a través de sedas y palios. Ello además le permite conseguir un buen aspecto de los actores, que siempre están muy cuidados, con una luz apenas contrastada que saca mucho partido de su aspecto.

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En los grandes interiores diurnos en Camelot, de nuevo la regla es ese aspecto dulce y suavizado que domina todo el film. Quizá, a pesar que el aproximamiento funciona bien en este contexto, pueda decirse que hay un exceso de luz, o bien muy poco contraste, porque resulta interesante pensar cómo habría enfocado por ejemplo David Watkin las escenas que Zucker y Greenberg ruedan en torno a la mesa redonda de los caballeros artúricos (cabe pensar que con una fuerte luz cenital que hubiera impedido ver, prácticamente, las paredes de la estancia). Ese poco contraste y poco carácter hace que, en contraposición, las escenas en la guarida de los “malos” encabezados por el Príncipe Malagant (Ben Cross), luzcan muchísimo más interesantes, con una mezcla de luz diurna azulada y fuentes integradas en el decorado, generalmente antorchas de fuego. No es que el aspecto de estas escenas alcance la modernidad y crudeza de “Game of Thrones”, pero sí que es un serio avance con respecto a los otros interiores del film. Entre tanto, hay alguna escena inspirada, como las que tienen lugar en la capilla o iglesia, con una única fuente de luz lateral y algo de humo, y varios exteriores nocturnos a los que Greenberg aplica las enseñanzas del cine de James Cameron y, a pesar que los caballeros portan decenas de antorchas, el director de fotografía utiliza una fortísima luz azulada que, aunque estéticamente tiene su punto, resulta manifiestamente Hollywoodense (por exceso de luz) en sus resultados.

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Así pues, aunque algo más de veinte años después de su estreno incluso el aspecto fotoquímico de la emulsión fotográfica (la EXR 5298 de Kodak, de 500 ASA) resulta muy agradable, “First Knight”, más allá de que la pericia técnica de Adam Greenberg es indudable, es en cierto modo una ocasión perdida desde el punto de vista estético, puesto que sus medios de producción, decorados y localizaciones ofrecían la posibilidad de captar imágenes absolutamente brillantes, las cuales son más una excepción que la regla a lo largo de la proyección. Pero sin embargo, más que a Greenberg, que quizá tampoco era exactamente el operador más indicado para filmar este tipo de película, la culpa haya que echársela al edulcorado planteamiento narrativo de Jerry Zucker, más pendiente de satisfacer a un determinado tipo de audiencia juvenil que de crear una narrativa realmente competente.

Título en España: El Primer Caballero
Año de Producción: 1995
Director: Jerry Zucker
Director de Fotografía: Adam Greenberg, ASC
Ópticas: Zeiss Superspeed 1.3, Zeiss Standard, Cooke Varotal
Emulsión: Kodak EXR 5298 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2016.