Children of Men

Adaptación de una novela de P.D. James, ambientada en el año 2027, momento en el que hace casi dos décadas que la humanidad ha perdido la capacidad de reproducirse y se están produciendo sucesos y movimientos que llevan al colapso global. Es entonces cuando un grupo subversivo liderado por una mujer (Julianne Moore), contacta con el exmarido de ésta (Clive Owen) a fin de que les facilite la documentación necesaria para transportar a una misteriosa mujer hasta un área segura. Con un planteamiento minimalista y una descripción de ambientes fríos, tristes y degradados, el cineasta mexicano Alfonso Cuarón realizó el que hasta la fecha es su trabajo más redondo, que funciona igual de bien como drama futurista que como thriller de acción, con un gran trabajo de Owen en el papel principal y un muy buen elenco de secundarios en el que destacan Michael Caine y Chiwetel Ejiofor.

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El director de fotografía fue el mexicano Emmanuel Lubezki [ASC, AMC], el operador habitual de la carrera de Alfonso Cuarón, que ya obtuvo una nominación al Oscar recién llegado a Hollywood por “A Little Princess” (1995), circunstancia que repitió con “Sleepy Hollow” (Tim Burton, 1999), “The New World” (Terrence Malick, 2005), “The Tree of Life” (Terrence Malick, 2011), además del presente título, antes de ganar por fin la estatuilla dorada por su labor en “Gravity” (2013), una vez más a las órdenes de Alfonso Cuarón. Sin lugar a dudas, uno de los directores de fotografía de mayor clase y talento del panorama mundial, con sólo 50 años de edad, Lubezki destaca tanto en su faceta de director de fotografía en trabajos con luz artificial (como demuestran sus dos primeras nominaciones al Oscar) como en su uso de la luz natural, llevado al extremo en sus trabajos para Terrence Malick, incluyendo «To The Wonder«.

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En el caso de “Children of Men”, que reúne muchísimos aspectos destacables, quizá el más impactante de ellos sea la puesta en escena de Alfonso Cuarón. Ello se debe a que, al contrario que casi cualquier producción de Hollywood, el realizador mexicano renuncia a llevar a cabo el típico trabajo en el que cada escena se cubre desde varios ángulos y lentes de diferentes distancias focales. En su lugar, lo sustituye por un rodaje con ópticas angulares (18 o 21mm) y cubre casi todas las escenas mediante planos secuencia, alejándose o acercándose de los actores, de manera que la película tiene un aire muy personal, a veces poco convencional y, sobre todo, muy veraz, cercana y realista, porque esa renuncia a un rodaje y montaje convencional, hace que la película tenga un aspecto casi documental (Cuarón ha afirmado en entrevistas que su mayor inspiración fue “La Battaglia Di Algeri”). Todo este estilo, sencillo, pero directo, está presente desde el primer fotograma, y es llevado a su máxima expresión especialmente en la parte final de la película, con larguísimos y complicadísimos planos secuencia de acción que son un prodigio de puesta en escena, operación de cámara, coreografía de actores y movimientos de éstos con respecto a la cámara, incluyendo notables efectos físicos.

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En cierto modo, salvando las distancias porque la película era absolutamente diferentes y también poseía otras intenciones, la puesta en escena de Cuarón comparte elementos con la de su anterior “Y Tu Mamá También” (2001). Como en aquélla, el planteamiento lumínico de Lubezki también busca un aspecto lo más natural y realista posible, solo que creando además el aspecto desapacible del clima inglés –muy acorde con la historia- a través del color. La película está rodada en formato Super 1.85:1 con las entonces novedosas Arri/Zeiss Master Primes, utilizadas a grandes aperturas de diafragma (en torno a T/2) durante todo el film, de modo que, aunque emplea exclusivamente angulares, la profundidad de campo muchas veces continúa siendo selectiva. Lubezki también recurrió exclusivamente a una única emulsión, de alta sensibilidad, bajo contraste y reducida saturación (Kodak Expression 5229, 500T), a fin de poder capturar la mayor latitud posible y, posteriormente, en el etalonaje digital, recuperar una adecuada densidad de negros, uno de los puntos débiles de aquélla emulsión. La textura, granulada, unida a la tremenda nitidez proporcionada por los Master Prime y el gran negativo del formato Super 35 compuesto para 1.85:1, producían una combinación cuyo aspecto en proyección fotoquímica era superlativo, e incluso lo sigue siendo en formatos domésticos.

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El estilo de Lubezki, como decíamos, encaminado a utilizar un amplísimo contraste, sería dificilmente trasladable a los formatos HD actuales, debido a que con frecuencia, el operador mexicano deja que las altas luces se quemen en los fondos, pero aquí lo hacen con la naturalidad y belleza de los 35mm, que todavía ni las mejores cámaras digitales han igualado. Lubezki siempre utiliza luces integradas en sus decorados, como fluorescentes o incluso bolas chinas, además de un farolillo que van moviendo los propios actores en una de las secuencias más emocionantes de la proyección. Como no tiene que rodar primeros planos, este planteamiento permite rodar prácticamente cualquier ángulo de cada escena, de manera que la cámara puede moverse libremente en el estilo propuesto por Cuarón, al que Lubezki colabora de forma absolutamente decisiva. También, el hecho de no rodar metraje de cobertura al estilo tradicional, permite al operador mexicano realizar un magnífico aprovechamiento de la luz natural o disponible, como por ejemplo en la escena de la escuela abandonada, la de Julianne Moore y Clive Owen en el autobús o la llegada o huida de éste de la guarida del grupo terrorista, capturando un magnífico anochecer y un grandioso amanecer plano a plano y en continuidad.

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Debido a la personalidad en la puesta en escena, a la credibilidad del conjunto, su estilo sencillo, pero captado a través de un nivel técnico superlativo (que se pone de manifiesto en momentos como el plano secuencia a través del coche, o el que sucede en mitad de la confrontación en Bexhill), “Children of Men” es una cumbre de la fotografía cinematográfica de todos los tiempos, y seguramente el mejor trabajo de su década, prueba del inigualable talento de dos cineastas cuyos trabajos siempre muestran un nivel grandísimo. Curiosamente, la película no tuvo una acogida demasiado buena en los Oscar (sólo obtuvo candidaturas al mejor guión, fotografía y montaje) y, sorprendentemente, a pesar que Lubezki fue ganador del premio que otorgan sus colegas de la ASC, el premio de la Academia de Hollywood fue a parar a su compatriota Guillermo Navarro [ASC, AMC] por “Pan’s Labyrinth”, la primera película en ganar este premio que ni siquiera había sido finalista al premio de la ASC, desde que idéntica circunstancia ocurriera en 1989 con Freddie Francis y “Glory” de Edward Zwick.

Título en España: Hijos de los Hombres
Año de Producción: 2006
Director: Alfonso Cuarón
Director de Fotografía: Emmanuel Lubezki, ASC, AMC
Ópticas: Zeiss Master Primes
Emulsión: Kodak Expression 5229 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: Super 35, 1.85:1
Premios: American Society of Cinematographers, Oscar a la Mejor Fotografía (nom), BAFTA a la mejor fotografía, British Society of Cinematographers (nom)

Vista en 35mm & Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2014.