Brubaker

Drama carcelario de corte liberal protagonizado por Robert Redford, basado en unos hechos al parecer reales o parecidos a los que se muestran en pantalla, que tiene como protagonista al nuevo alcaide de una prisión del sur de los EEUU, quien para conocer a fondo los problemas a los que va a enfrentarse, decide introducirse en la misma primero como preso. Cuando ocupa el cargo finalmente, se enfrenta al poder establecido para tratar de reformar la prisión y garantizar la salubridad y el trato a los internos, e incluso sus propias vidas. Parece ser que “Brubaker” fue un proyecto que originalmente iba a ser dirigido por Bob Rafelson, quien de hecho llegó a ponerse detrás de las cámaras, pero fue sustituido por Stuart Rosenberg iniciada la filmación. Los resultados son interesantes pese a todo, con un tono realista bastante conseguido, pero como decía Roger Ebert a propósito del film, los personajes tienen mucho más de estereotipos sobre los hechos que los cineastas quieren denunciar que de personas reales que podrían haber participado en los acontecimientos.

La elección del director de fotografía es algo extraña, ya que se trata del francés Bruno Nuytten, en su segunda y última incursión en el cine norteamericano (la primera fue “French Postcards”, a cargo de Willard Huyck, el año anterior). Sin conocer detalles de la producción, Nuytten encaja mucho más como una elección de Bob Rafelson, un cineasta de corte independiente, al que se habría permitido continuar al frente del proyecto como director de fotografía a pesar del despido del propio Rafelson como director por las habituales “diferencias creativas”. Nuytten, que entonces contaba con apenas 34 años de edad, fue un importante nombre de la industria francesa durante los años 70 y primera mitad de los 80, con trabajos para Claude Berri, Alain Resnais o André Techiné, pero en 1988, después de ganar el BAFTA el año anterior por “Jean de Florette”, se pasó a la dirección, abandonando para siempre la dirección de fotografía. El afamado director de fotografía Darius Khondji fue ayudante de cámara de Nuytten en Francia a primeros de los años 80.

La imagen de “Brubaker” es bastante diferente de la que solía ser habitual en el cine norteamericano de la época, ya que Nuytten aporta mucha personalidad a la película (decimos Nuytten y no Rosenberg, ya que el director lo mismo trabajaba con Conrad Hall en “Cool Hand Luke” o Gordon Willis en “The Drowning Pool” que, el año anterior, con Fred Koenekamp en “The Amytiville Horror”, lo cual es pasar de un extremo al otro). El tratamiento es absolutamente realista desde el comienzo, con imágenes rodadas en exteriores con mal clima sin el filtro 85B para obtener un aspecto azulado, frío y desapacible, e incluso seguramente revelado forzado de la emulsión para obtener el grano que aparece en pantalla y posibilitar el rodaje, íntegra o casi íntegramente, con lentes zoom en una época justo anterior a la aparición de las primeras emulsiones de alta sensibilidad. El zoom no solo está utilizado como focal variable, sino además, algunas secuencias muestran zooms propiamente dichos que, en cierto modo, podría ser que pretendieran simular una apariencia documental, algo que encaja también con el uso de verdaderos presidiarios como extras e incluso en algunos roles secundarios para conseguir que el film tenga una apariencia veraz y directa.

Nuytten muestra una muy buena línea europea a lo largo de todo el metraje, con un muy buen uso de la luz suave en los interiores diurnos, siempre justificada en las ventanas de las estancias, o bien lámparas, apliques o fluorescentes integrados en pantalla que son debidamente suplementados por el operador francés para conseguir una verdadera apariencia de que son la fuente de iluminación real de cada estancia. Por supuesto, existe cierto falseo aquí y allá, así como el debido tratamiento de estrella para Robert Redford como el alcaide que no tiene problema en comer en el mismo comedor que los internos, o cavar junto a ellos trabajando en los campos de la prisión, pero siempre luce espléndido en toda circunstancia. Aún así, lo cierto es que Nuytten consigue un equilibrio muy aceptable y, teniendo en cuenta que debió de ser una producción complicada (como toda aquélla en que un director es despedido y sustituido por otro con la producción ya filmando), sobre todo consigue un aspecto muy unitario, que impide que desde el punto de vista de su fotografía pueda ser apreciable ese cambio de director en el film.

Los resultados, por lo menos desde el punto de vista estético, son muy buenos, porque Bruno Nuytten consigue que “Brubaker” tenga un aspecto visual muy interesante y diferente del que era habitual en el cine norteamericano de la época, con un toque de realismo e incluso un uso del color que, siendo natural, se sale de los esquemas habituales de la época para casi cualquiera de los que hubieran sido directores de fotografía de este film en condiciones normales, pero fuera por el motivo que fuese, Nuytten, extraña elección, ofreció un resultado que va bastante más allá del propio interés que ofrece el film.

Título en España: Brubaker
Año de Producción: 1980
Director: Stuart Rosenberg
Director de Fotografía: Bruno Nuytten
Ópticas: Cooke Varotal
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

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