Alexander

Producción de 150 millones de dólares, que narra la vida del Rey de Macedonia Alejandro Magno, el cual en el siglo IV después de Cristo, llevó a cabo la conquista de gran parte del mundo conocido. Sin embargo, en manos de Oliver Stone, “Alexander” es un producto fallido (por ejemplo, cuenta con un casting absolutamente erróneo, tal y como prueba el hecho de que Val Kilmer ofrezca la mejor interpretación del elenco), con una narrativa excesivamente plomiza y dilatada y por lo tanto, no resulta extraño que se convirtiera en uno de los más sonados fracasos críticos y comerciales de su temporada. 

El director de fotografía fue el mejicano Rodrigo Prieto [ASC, AMC], quien ya había trabajado con Stone por aquélla época en una serie de documentales sobre Fidel Castro. Como resulta obvio teniendo en cuenta el dinero invertido en la producción, la película presenta grandes escenarios interiores gracias al notable diseño de producción de Jan Roelfs y espectaculares espacios abiertos rodados en localizaciones marroquíes. El trabajo de Prieto, como suele ser habitual en él, destaca por el uso de múltiples emulsiones con las que el director de fotografía trata de crear una progresión dramática; las escenas iniciales, en las que se narra la infancia del personaje, presentan un grano más fino y una mayor nitidez al estar rodadas a 50 ASA, mientras que las escenas de la India, en las que el personaje de Alejandro vive sus peores momentos, están rodadas a 500 ASA utilizando además el bleach-by-pass, por lo que las imágenes presentan un grano mucho más aparente, colores más apagados, un mayor contraste y peor detalle en sombras. Además, en determinado momento del film, Prieto experimentó rodando en una vieja y rara emulsión de los años 70, la Ektachrome EIR 2443 (125 ASA), para virar los colores hacia el rojo en conjunción con la cámara lenta. La mezcla de todos estos recursos tiene como resultado una calidad de imagen irregular, que pretende adaptarse a los diversos momentos de la narración, lo cual quizá resta coherencia estilística, pero funciona relativamente bien en cuanto a progresión dramática.

Quizá lo peor en el aspecto técnico, una vez más, sea la renuncia al formato panorámico anamórfico para un film de estas características, sustituyéndolo por el convencional Super 35, puesto que del mismo se obtiene una imagen excesivamente suave y carente de detalle, cuando gran parte de los exteriores requerían una tremenda resolución para atrapar al espectador. No obstante, en el aspecto puramente cinematográfico, a Prieto no se le pueden criticar demasiados aspectos. Su iluminación es muy rica en matices, desde las escenas iluminadas con simples antorchas hasta los vastos exteriores en los que usa luz lateral o contraluz pasando por los grandes decorados en estudio, en los que alcanza un notable compromiso entre una iluminación realista pero que a la vez permite disfrutar de los escenarios.

El principal problema, no obstante, es la realización de Oliver Stone, quien rueda el film a través de una serie interminable de primeros planos, lo cual no hace sino poner aún más de manifiesto lo vacuos que son los diálogos que emanan de los labios de sus actores, desperdiciando además la oportunidad de hacer uso de los grandes valores de producción puestos a su disposición. En definitiva, como el propio film, se trata de una fotografía de loables intenciones, con momentos en los que Prieto, sin demasiado ayuda, rinde muy bien,, pero que acaba naufragando en muchos aspectos por las malas decisiones de un director cuyos días de gloria ya comenzaban a quedar lejanos.

Título en España: Alejandro Magno
Año de Producción: 2004
Director: Oliver Stone
Director de Fotografía: Rodrigo Prieto, ASC, AMC
Emulsión: Kodak Aerochrome EIR 2443, 5245 (50D), 5246 (250D), 5274 (200T), 5218 (500T) y 5279 (500T)
Ópticas: Zeiss Ultra Prime
Formato y Relación de Aspecto: Super 35, 2.4:1
Otros: 2K Digital Intermediate

Vista en 35mm

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2012.