Moonrise Kingdom

Retorno del cineasta norteamericano al cine de acción real, tras el paréntesis de “Fantastic Mr. Fox” (2009), con una película que también recupera la esencia de su cine tanto a nivel estético, como en lo que respecta a su particular sentido del humor o el uso de un reparto coral para narrar la historia de la fuga de dos adolescentes alienados (un joven boy scout y la hija de un matrimonio de abogados) y una triste descripción de los adultos que les rodean. El éxito o no de la propuesta depende más que nunca de la capacidad del espectador para entrar en el particular universo planteado por Anderson y su co-guionista Roman Coppola, aunque se trata de una película bastante más satisfactoria que la anterior “The Darjeeling Limited”. Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand, Tilda Swinton, Bob Balaban, Harvey Keitel y Jason Schwartzman encabezan la parte adulta del reparto, aunque sin duda los auténticos protagonistas de la cinta son los jóvenes Jared Gilman y Kara Hayward. 

El director de fotografía, una vez más en la carrera de Wes Anderson, es Robert D. Yeoman [ASC], el cual ha rodado todas las películas del realizador texano desde su debut con “Bottle Rocket” en 1996. “Moonrise Kingdom” destaca, sin embargo, por la renuncia al formato panorámico anamórfico que había caracterizado al director desde “Rushmore” (1998), su segunda película, casi siempre rodando con una focal en torno al 40mm y su particular deformación de la perspectiva. Pero Anderson y Yeoman han ido más allá en esta ocasión, puesto que “Moonrise Kingdom” está rodada, además, en formato Super 16mm, posiblemente para que la particular textura granulada de este medio, su menor nitidez y su particular reproducción del color e incluso latitud de exposición (teóricamente igual a la del 35mm, pero aparentemente más pobre en la práctica) favorezcan la consecución de un aspecto más avejentado, ya que la historia está ambientada en 1965. 

No obstante, el Super 16mm es una elección curiosa porque debido a su prominente textura, normalmente suele asociarse a documentales o películas que pretendan obtener una estética muy cercana y realista, algo que no es el caso en el presente film. Anderson y Yeoman ruedan el Super 16mm de la misma forma que antes rodaban en anamórfico o en cualquier otro soporte de alta calidad, con una puesta en escena muy formal, casi siempre con la cámara sobre trípode o sobre un travelling para ejecutar numerosísimos movimientos de aproximación, alejamiento o paralelos a la acción en pantalla, puesto que otra de las particulares obsesiones de Anderson permanece inalterada e inalterable: su consciente renuncia a una planificación que incluya la utilización de ángulos, de modo que todo el film está ejecutado mediante tomas frontales o, en su defecto, con los personajes situados en 90 grados con respecto a la cámara. Posiblemente sus composiciones, siempre con grandes angulares (seguramente un 9 y un 12mm en Super 16 para todo el film) luzcan más en la pantalla ancha anamórfica, pero no puede negársele su buen ojo para situar la cámara y los personajes, tanto en tomas estáticas, como cuando la cámara y los personajes se mueven en algunas escenas muy bien coreografiadas, en una puesta en escena que también incluye zooms y pantalla partida. 

La estética es muy similar a la de las anteriores películas del realizador, con una paleta de color muy amplia, con tonos muy saturados, pero que al mismo tiempo muestra que cada elemento ha sido cuidadosamente escogido para cada escenario o decorado construido para la ocasión. Asimismo, permanece la dominante amarillenta (similar a la del cine de Woody Allen) de la luz de Robert Yeoman, que por otro lado es sin lugar a dudas lo menos interesante de un aspecto visual muy elaborado, pues como en las anteriores películas de Anderson, el contraste y la profundidad se crea a través del uso del color e incluso, en cierto modo, de las composiciones de imagen y la ubicación de los personajes, pues la iluminación es más bien plana y anodina, aunque dentro del conjunto y por su oficio resulta adecuada. 

Así pues, “Moonrise Kingdom” supone una nueva demostración del muy buen ojo de Wes Anderson para la composición de la imagen y la planificación de escenas, mientras que la renuncia al formato anamórfico y el uso del Super 16mm son una verdadera curiosidad, puesto que no tratándose de una decisión económica, sorprende que esté empleado en una película con una puesta en escena tan formal y tan clásica como la ejecutada por los cineastas. Además, el aspecto, teniendo en cuenta el reducido tamaño del negativo empleado, es muy bueno, con una nitidez más que aceptable y un grano aparente pero nunca molesto, más allá de algunas ocasiones en las que la cámara capta situaciones de luz muy escasa o contraste muy moderado, por lo que únicamente el pobre rendimiento de ópticas zoom al final de su recorrido supone un serio menoscabo de la calidad de imagen, demostrando la vigencia de un formato que, por oposición a la actual tendencia digital, parece más vivo que nunca. 

Título en España: Moonrise Kingdom
Año de Producción: 2012
Director: Wes Anderson
Director de Fotografía: Robert Yeoman, ASC
Ópticas: Zeiss Super Speed y zoom Canon
Emulsión: Kodak 7213 (200T)
Formato y Relación de Aspecto: Super 16mm, 1.85:1
Otros: 2K Digital Intermediate  

Vista en DCP 

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2012.