Wild at Heart

Adaptación de una novela de Barry Gifford, escrita y dirigida para la gran pantalla por David Lynch, que utiliza el vago argumento de Road Movie -una joven (Laura Dern) escapa junto a su novio convicto (Nicolas Cage) huyendo de su posesiva madre (Diane Ladd), la cual envía a un detective (Harry Dean Stanton) y un mafioso (J.E. Freeman) en su búsqueda- para presentar no solo a una extraña pareja, sino a un conjunto aún más extraño de personajes con los que Lula y Sailor Ripley se cruzan en su viaje. Los resultados, quizá, son algo irregulares, aunque el conjunto es muy interesante y está lleno de personalidad, formando una película que será raro que deje indiferente a algún espectador. Crispin Glover, Isabella Rossellini, Freddie Jones, Sherilyn Fenn, Sheryl Lee, Jack Nance y un perturbado y perturbador Willem Dafoe cierran el reparto del film.

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El director de fotografía de Lynch volvió a ser Frederick Elmes, su antiguo compañero en el American Film Institute (AFI), con el que había rodado ya su debut en el cine (“Eraserhead”) y su película inmediatamente anterior, “Blue Velvet”. “Wild At Heart” fue el último trabajo cinematográfico de ambos, puesto que Lynch colaboró a continuación con Ron García (“Twin Peaks: Fire Walk With Me”) y sobre todo Peter Deming (“Lost Highway”, “Mulholland Dr.” y la segunda serie de “Twin Peaks”), además de repetir con Freddie Francis –que ya había rodado “The Elephant Man” y “Dune”- en “The Straight Story”. La carrera de Elmes, en cualquier caso, siempre ha estado ligada al cine independiente, con trabajos para cineastas como “The Ice Storm” (Ang Lee, 1997), “Coffe And Cigarettes” (Jim Jarmusch, 2003) o “Synecdoche, New York” (Charlie Kaufman, 2008), a pesar que su nombre siempre se relaciona con Lynch, por la importancia de las obras que rodaron juntos.

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La imagen de “Wild At Heart” es muy variada en estilo, en pretensiones y en resultados. Lynch y Elmes continuaron utilizando el formato panorámico anamórfico al que el director siempre ha sido tan fiel en sus trabajos cinematográficos, aunque en esta ocasión sustituyeron las cámaras Arri y lentes J-D-C Scope de “Blue Velvet” por equipos de Panavision. Elmes maltrata sus ópticas en gran parte de los interiores, rodados a grandes aperturas de diafragma y más de una vez directamente a máxima apertura, por lo que la resolución de las imágenes es muy reducida y además éstas hacen gala de todo tipo de artefactos anamórficos, como captación de destellos y, especialmente, pérdidas de nitidez y enfoque en los bordes del fotograma, lo cual es muy apreciable en las focales más angulares. Sin embargo, en los exteriores, en cuanto Elmes cierra el diafragma, sus objetivos anamórficos lucen mucho mejor. En cualquier caso, no era la nitidez una prioridad de los cineastas, ya que como es habitual en Lynch, “Wild At Heart” también posee un elevado filtraje, seguramente con una fina media delante o detrás de la óptica en todo momento, la cual crea un aspecto suave, poco contrastado y produce la aparición de halos en las fuentes de luz.

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Algunos exteriores de la película también poseen un fuerte filtraje de colores cálidos, un poco en la línea de una época en la que estaban muy de moda estos efectos gracias al cine de los hermanos Scott, aunque por ejemplo “Wild At Heart” difiere mucho estéticamente de la inmediatamente posterior “Thelma & Louise” (1991), una película que podría haber lucido parecida por el tipo de localizaciones que emplea. La luz de la película de Lynch, en manos de Elmes, no es tan moderna, pues el director de fotografía utiliza mucha más luz dura y un estilo más clásico, y tampoco era objetivo de Lynch crear una obra estética, sino más bien una película de un aspecto saturado, a medio camino entre la imagen de los años 50 y una creación contemporánea, que abraza múltiples temperaturas de color, filtrajes y luz de ambiente de las localizaciones para captar un mayor realismo. El clasicismo es especialmente evidente en la forma en que los cineastas fotografían a Diane Ladd –que interpreta en el film a la madre de su hija en la vida real, Laura Dern-, con una luz plana y de poco contraste, aunque “Wild At Heart” posea un aspecto bastante menos teatral y acartonado que “ Blue Velvet”, quizá aunque solo sea por la verosimilitud que ofrece el rodaje en localizaciones.

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Elmes siempre se declaró un fan de la emulsión Kodak 5247 (125T), e incluso trató de evitar la emulsión Kodak 5294 (400T) o la 5296 (500T) siempre que pudo, por lo que es posible que los pasajes nocturnos de “Wild At Heart” estén rodados forzando la ’47, puesto que muestran una prominente textura de grano; un grano que a veces está demasiado presente en la proyección y que es exagerado para una película de esta época, ya que además revela posibles inconsistencias en la exposición del negativo. Los resultados, por lo tanto, son algo desiguales, de un lado porque técnicamente el film es inconsistente en cuanto a su nitidez y estructura de grano y, por otro, porque la mezcla de clasicismo y modernidad que inspira a Lynch no está captada del todo bien por Elmes, de ahí que a pesar de su relación personal tampoco es extraño que el realizador buscara de nuevo a Freddie Francis o a un nuevo colaborador (el citado Deming) para sus siguientes obras.

Título en España: Corazón Salvaje
Año de Producción: 1990
Director: David Lynch
Director de Fotografía: Frederick Elmes, ASC
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2016.