Blue Velvet

Primera película de temática personal y presupuesto holgado de David Lynch, quien tras su debut con “Eraserhead” (1977), había realizado proyectos de encargo como “The Elephant Man” (1980) y “Dune” para Mel Brooks y el italiano Dino De Laurentiis, respectivamente. “Blue Velvet” se mueve en su género habitual del thriller, aunque con un argumento y un desarrollo de lo más extraños: un joven de un pequeño pueblo de Carolina del Norte (Kyle MacLachlan), tras visitar a su padre en el hospital, descubre una oreja humana en un descampado. Tras entregársela a un detective de la policía local, se une a la hija de éste (Laura Dern) para intentar averiguar a quién le pertenecía, en una trama que les relacionará directamente, entre otros, con una cantante de extraña personalidad (Isabella Rossellini) y un brutal personaje que parece amedentrar a ésta (Dennis Hopper). Los resultados son quizá algo dispares, pero lo cierto es que la película engancha y su desarrollo es muy sugerente, con algunas escenas tan raras como típicas del director.

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“Blue Velvet” además de moverse en un territorio más personal para Lynch, aunque también fuera producida por De Laurentiis, también fijó las que serían las bases estéticas de su cine, con un diseño de producción que favorece los detalles típicos de la américa rural, con toques de los años 50, a pesar que la historia se sitúa en la actualidad (de la época de rodaje), e interiores que incluyen fondos y paredes pintados de colores terrorosos y de apariencia lúgubre y tenebrosa, con apliques que más que iluminar únicamente sirven para romper la monotonía del color, pero que no impiden al espectador huir de la claustrofobia que crea el aspecto. El director de fotografía fue su antiguo colaborador de “Eraserhead”, Frederick Elmes, con el que también rodaría “Wild at Heart”. Elmes es un operador que casi siempre ha estado ligado al cine independiente y que, aunque en sus inicios estuvo ligado a Lynch, posteriormente ha desarrollado principalmente su carrera junto a cineastas como Ang Lee, Jim Jarmusch, Spike Lee o Bill Condon, ya que Lynch parece que prefirió seguir trabajando con Freddie Francis [BSC], quien había rodado sus dos obras anteriores a ésta, en “The Straight Story”, o buscar un nuevo operador en Peter Deming [ASC] para “Lost Highway” y “Mulholland Dr.”.

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“Blue Velvet” está rodada en un vistoso formato panorámico anamórfico con ópticas J-D-C, las cuales posiblemente fueran propiedad de De Laurentiis, pues todos sus films de la época hicieron uso de las mismas, aunque también es cierto que el propio Elmes ha usado estas adaptaciones de las ópticas esféricas Cooke S2/S3 en varias películas no relacionadas con el productor italiano. Estas lentes, unidas a que todo el film, o cuando menos el grueso del mismo -a pesar de la abundante fotografía nocturna- fue rodado con la clásica emulsión Kodak 5247 (125T), proporcionan un aspecto suavizado, óptimo para los primeros planos de los actores y con muy poco grano, que queda muy bien con la ligera difusión adicional en cámara empleada por Elmes. Ello favorece enormemente a Isabella Rossellini, la cual, en conjunción con el glamouroso maquillaje y peluquería que luce su personaje, luce espectacular en gran parte del film, aunque sería injusto olvidar que la cámara de Elmes también intenta retratar óptimamente a Laura Dern –caracterizada como la rubia inocente, en contraposición al ardiente personaje de Rossellini- y también Kyle MacLachlan.

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A pesar de ello, como decíamos anteriormente en relación al diseño de producción, “Blue Velvet” es un film de aspecto lúgubre, con decorados muy opresivos, iluminados con una suave luz general por Elmes que, sin estar subexpuesta, hace que la película sea poco luminosa y no muy vibrante, excepto cuando rueda exteriores de gran colorido como los de las flores que abren y cierran el film, o bajo la luz de neón del club de carretera o los interiores de éste, con cañones de seguimiento y otras luces puntuales de color azul muy saturado. Ni siquiera cuando ruedan interiores diurnos los cineastas parecen interesados en justificar sus fuentes o crear un aspecto mínimamente naturalista, pues incluso en éstos, la luz carece de direccionalidad, por lo que prácticamente es igual de opresiva que en las escenas nocturnas. Los numerosos exteriores nocturnos están muy bien resueltos por Elmes, con pinceladas de luz sobre fondos o edificios con grandes fuentes y luz más suave sobre los personajes, con algunas escenas en interiores de coches que están muy bien resueltas, curiosamente, siempre con un balance de color tan neutro como el de sus interiores (es decir, las noches son blancas y no azules).

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Elmes, por consiguiente, en su primer trabajo importante, ayudado en parte por un sobrio trabajo de cámara de Lynch, resolvió la papeleta con muy buena nota, con una fotografía que no es especialmente llamativa, ni destaca por su gran nivel técnico, a pesar de las dificultades de rodar en anamórfico un gran número de secuencias nocturnas que incluyen grandes exteriores, pero que colabora a la perfección a crear esa extraña atmósfera que impregna a toda la película, la cual, a la postre, para el espectador resulta repulsiva y fascinante a partes iguales.

Título en España: Terciopelo Azul
Año de Producción: 1986
Director: David Lynch
Director de Fotografía: Frederick Elmes, ASC
Ópticas: J-D-C
Emulsión: Kodak 5247 (125T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (J-D-C Scope), 2.4:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2016.