The Love Witch

Pequeña y extraña producción independiente, escrita, producida, editada y dirigida por Anna Biller, en la que además la directora es la compositora de la banda sonora y diseñadora de decorados y vestuario. La historia, que se mueve entre el drama, la comedia y la sátira, tiene como protagonista a una joven (Samantha Robinson) que se adentra en la brujería a fin de conseguir el amor de los hombres, aunque ello traiga mortales consecuencias para los mismos. La historia podría tener interés, pero pierde parte del mismo por culpa de unos diálogos excesivamente alargados y de un montaje que, lejos de agilizar el ritmo, hace que la película avance a trompicones y sea demasiado lenta y alargada (dos horas) para lo que quiere contar. Es decir, parece ser que el de Biller se trata del clásico ejemplo del cineasta que ejerce demasiadas funciones en un largometraje y pierde un poco la perspectiva de lo que resulta interesante para el espectador y lo que no. Así pues, si bien la parte del diseño es estupenda, la película se hubiera beneficiado mucho si la hubiera editado alguien diferente y con una mirada objetiva sobre el material.

El director de fotografía es el norteamericano M. David Mullen [ASC]. Con una trayectoria en el cine independiente norteamericano que se remonta ya a comienzos de la década de los 90, Mullen es además un verdadero experto en técnicas y estilos cinematográficos clásicos, con un conocimiento enciclopédico del trabajo de cientos de directores de fotografía y de los medios que emplearon para rodar sus películas, así como un excelente profesor, como el autor de estas líneas puede aseverar en primera persona. Entre las suyas que más destacan podrían citarse algunas de las que ha rodado para el director Michael Polish (“Jackpot”, la primera película rodada en formato 1080/24p, “Twin Falls Idaho”, “Northfork”, “The Astronaut Farmer” o “Big Sur”), aunque últimamente es uno de los directores de fotografía que, con el notable incremento de calidad del medio televisivo, se ha asentado en el mismo, con trabajos en series como “Big Love”, “Smash”, “Mad Men”, “Extant” o “Get Shorty”. Conoció a la directora Anna Biller en sus años de estudiante cinematográfico en la escuela CalArts, que fue el lugar en el que Mullen transformó sus deseos de ser director de cine al comenzar a encargarse de la fotografía de los trabajos de los otros estudiantes.

El estilo visual de “The Love Witch” es absolutamente particular, ya que es muy posible que se trate de la película contemporánea que mejor y de forma más concienzuda ha imitado el estilo clásico de la fotografía en color de los años 50 y 60, lo cual era básico para trasladar a la pantalla la idea de la directora Anna Biller. Es decir, a pesar que la historia que cuenta está ambientada en la actualidad, la forma en que la película está rodada y, sobre todo, iluminada, intenta ser de la forma más fiel posible la de una película de los años 60. A tal efecto, los cineastas visionaron muchas películas de la época, interesándose sobre todo por el aspecto de obras como “Marnie” (Alfred Hitchcock, 1964, con fotografía de Robert Burks, ASC) o de “Dracula: Prince of Darkness” (Terence Fisher, 1966, con fotografía de Michael Reed, BSC). Ello no significa que las técnicas o medios técnicos empleados para el rodaje de “The Love Witch” sean exclusivamente de aquélla época, sino que a la hora de utilizarlos, están utilizados con la idea de hacerlo de la misma forma en que lo hubieran hecho los cineastas de los años 60.

Se trata de una película rodada en formato 35mm esférico y, desde su concepción, con la idea de finalizarla fotoquímicamente, es decir, renunciando a un etalonaje digital para poder obtener copias por contacto. Parece ser, según cuenta Mullen, que Anna Biller quería un color de extrema riqueza, con mucha saturación para hacer que los colores del vestuario y del arte luzcan brillantes, así como un gran contraste en las copias de exhibición (los máster HD para DCP y versiones domésticas están obtenidos de un interpositivo etalonado, con los ajustes mínimos para el mundo digital). A fin de emular este aspecto, Mullen rodó el film principalmente empleando la emulsión Kodak 5213 (200T), sobreexponiéndola un diafragma completo, a fin de crear un negativo súper denso y luces de positivado muy altas. Pero ello también le obligó, para obtener un diafragma de T2.8, a iluminar nada menos que a una intensidad de 100 candelas o footcandles, que fácilmente es cuatro o cinco veces superior a la que normalmente se emplea de media en el cine moderno, no digamos ya si se rueda en formatos HD.

Al rodar para intensidades de luz tan elevadas, Mullen puede utilizar proyectores Fresnel directos sobre los actores, como en el cine que referencia (2kw para los planos generales, 1kw para los planos más cercanos), a veces muy frontales y a veces un poquito más laterales, obteniendo un gran partido de la actriz principal. Además de luces de ojos, contraluces, etc. destaca que, sin embargo, a modo de relleno emplee tecnología LED muy cerca del eje de la cámara. A la vista de los resultados (una película rodada en 35mm y sin etalonaje digital no engaña), queda de manifiesto que muchas veces no es la tecnología lo que hace el aspecto, sino la forma en que se utilice la misma. En exteriores, Mullen emplea grandes unidades de HMI también directas hacia los actores, las mismas que usa en las escenas nocturnas para iluminar sus fondos. El aspecto a veces es un poco plano en cuanto a luz en los interiores, dejando que sea el fuerte colorido de la imagen el que cree la profundidad de la misma, como muchas veces sucede en el cine de la época que referencia.

Los resultados estéticos son formidables, porque además de estar lograda la imitación, el aspecto que obtiene es muy bueno y atractivo, poniendo de manifiesto que Mullen es un gran operador del que el cine hasta la fecha no ha conseguido sacar todo su partido. Además, hay tomas brillantes con efectos creados en cámara, tales como un kaleidoscopio, o efectos con cinta roja o blanca pegados muy cerca de la lente, que son simples y sencillos pero quedan muy vistosos en cámara. Quizá pueda parecer, al menos en formato doméstico HD, que el nivel de difusión utilizado (medias en el metraje principal, Soft FX en el de la trama policíaca) es demasiado elevado; Mullen prefirió utilizar lentes de los 80 para poder utilizar un fuerte filtraje, en lugar de lentes más antiguas (Cooke Speed Panchro, B&L Super Baltar) con una difusión mínima. Pero lo que aparece en pantalla está tan bien realizado y con tanto gusto y respecto por sus modelos que es muy dificil criticarlo, ello a pesar que está al servicio de una historia demasiado estirada por la realizadora.

Título en España: The Love Witch
Año de Producción: 2016
Director: Anna Biller
Director de Fotografía: M. David Mullen, ASC
Ópticas: Zeiss Superspeed T1.3, Zeiss Standard T2.1
Emulsión: Kodak 5213 (200T) & 5207 (250D)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

¿Te ha gustado esta reseña? ¡Siguenos en Facebook!

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2017.