The Flight of the Phoenix
Adaptación de una novela de Elleston Trevor, que tiene como protagonistas a un grupo de hombres que sufren un accidente de avión en el desierto del Sahara. La mayoría de ellos sobreviven al impacto, pero entonces se dan cuenta que sus probabilidades de sobrevivir son muy escasas si no son rescatados durante los próximos diez días, debido a su limitado suministro de agua. Sin embargo, uno de ellos (Hardy Krüger) manifiesta que es diseñador de aeronaves y que con los materiales y restos de los que disponen podrían crear un aparato que los saque de su situación. Con un reparto de lujo (capitaneado por James Stewart y Richard Attenborough, con papeles secundarios para Peter Finch, Ernest Borgnine, Ian Bannen o Christian Marquand, entre otros, además de cómo en cualquier película de desastres aéreos que se precie, reservando un rol a George Kennedy, el director Robert Aldrich filma una historia de aventuras muy entretenida y muy interesante, a pesar que, lógicamente, la credibilidad no se encuentra entre sus mayores virtudes.
El director de fotografía fue Joseph “Joe” Biroc [ASC], cuya carrera en el cine se remotaba a los tiempos del inicio del cine sonoro, siendo ya director de fotografía desde mediados de la década de 1940. Ganador del Oscar por su labor en las escenas de acción de “The Towering Inferno” (1974), compartido con Fred Koenekamp, es precisamente Robert Aldrich el director con el que más se asocia a Biroc, pues comenzaron su relación en 1953 y, después de quince películas además de otras colaboraciones, sólo la terminaron tras la muerte del director en 1982, momento que Biroc aprovechó además para retirarse del cine después de filmar “Airplane!” (1980) y su secuela “Airplane II: The Sequel” (1982), aunque permaneció activo en televisión hasta casi finales de los 80. Nacido en 1903, Biroc por lo tanto fue un director de fotografía de larga carrera, muy clásico y, según los que trabajaron con él, muy rápido, circunstancia no siempre bien ponderada pero que puede ser muy importante cuando se trata de producciones cuyo presupuesto no permita amplios calendarios de filmación, como le ocurría a casi todos los títulos que llegaban a sus manos.
Como muchos otros títulos de Robert Aldrich, “The Flight of the Phoenix” destaca por su renuncia al formato panorámico anamórfico, el cual, a priori, hubiera sido idóneo para fotografiar la presente película. A pesar de ello, Aldrich y Biroc se las ingenian para que el mismo nunca jamás se eche en falta, gracias a sus amplias composiciones de imagen y la perfecta composición de las imágenes repartiendo muy bien a los intérpretes a lo largo del cuadro. En este sentido, es admirable lo bien compuesto que está el film, sin ser especialmente brillante sin embargo: se trata de las típicas composiciones de la escuela clásica norteamericana que tanto se echan en falta en el cine actual, sin ni siquiera tener que recurrir a demasiados movimientos de cámara para generar interés o acción. Y por el mero hecho de seguir esas reglas, haciendo que cada actor posea su propia marca y la respete, repartiéndolos bien por el encuadre y componiendo en profundidad, el film ya de por sí posee una puesta en escena envidiable.
La luz de Biroc es absolutamente típica de este operador, que también seguía en manual del cine de Hollywood al dedillo y que, en el tránsito entre el cine en blanco y negro y el cine en color, prácticamente continuaba iluminando igual el color que el blanco y negro. Destacan, sin embargo, sus complicados interiores en el casco del avión siniestrado, realizados a base de haces de luz puntuales y muy recortados hacia los actores. Lógicamente estas luces duras carecen por completo de cualquier tipo de justificación, pero ni falta que le hace al operador, que hace que cada actor posea su luz principal en todo momento. Lo bueno es que Biroc prescinde de contraluces y de casi cualquier relleno en los interiores, de modo que el nivel de oscuridad es alto y hay un contraste muy elevado. Los exteriores son otro asunto, ya que en los mismos Biroc siempre emplea sus luces de relleno sobre los actores, pero aún así, establece dos niveles muy claros: uno más suavizado o menos intenso sobre los intérpretes cuando estos se encuentran bajo las sombrillas que usan para protegerse del sol, y otro más duro y menos sutil cuando se encuentran directamente bajo la incidencia solar, para compensar sus sombras y permitir que sean menos duras. Aún así, a través del control de la exposición y de la elección de los ángulos, Biroc consigue varias escenas con buena continuidad de luz al amanecer o atardecer.
Dentro de un conjunto muy clásico e interesante, también destacan las escenas nocturnas, justificadas en unas pequeñas luces que consiguen encender los protagonistas a través de una especie de dinamo, en los que, eso sí, Biroc emplea grandes aparatos (seguramente 10Kw) para proyectar pequeños haces de luz dura sobre los actores y el propio “set”. Como en los interiores, la ausencia de relleno provoca claroscuros que son los que hacen creíble la situación, además de que el operador recurre a los clásicos contraluces y fondos azulados para terminar de crear el deseado aspecto nocturno. Por todo ello, se trata de una fotografía muy bien realizada, de formas totalmente adscritas a la vieja escuela (los exteriores están muy cerrados de diafragma y las noches no parece que más abiertas de T5.6 a 50 ASA, lo que permite usar el zoom 10 a 1 un par de veces sin ningún problema) pero que precisamente por seguir esas reglas y hacerlo de forma tan adecuada resulta tan encantadoramente clásica.
Título en España: El Vuelo del Fénix
Año de Producción: 1965
Director: Robert Aldrich
Director de Fotografía: Joseph Biroc, ASC
Ópticas: Bausch & Lomb Baltar, Angenieux 25-250mm T3.9
Emulsión: Kodak 5251 (50ASA)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en Blu-ray
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