Pain and Gain

Adaptación de unos hechos que sucedieron en Miami a mitad de la década de los años 90, cuando unos descerebrados se conocieron en un gimnasio y decidieron unirse para dar el golpe de sus vidas. No es que “Pain and Gain” sea un proyecto personal, pero sí que sorprenderá a muchos que se trate de una sátira sobre gran parte de los valores sobre los que se edificaba su cine anterior, con protagonistas estúpidos, acciones disparatadas, humor negro, todo ello envuelto en una feroz visión del sueño americano, por increíble que parezca viniendo de quien viene. Mark Walhberg resulta muy eficiente en el personaje principal, pero la aparición estelar es la de Dwayne “La Roca” Johnson, que se luce en un papel dificil como ex-convicto, culturista y ferviente seguidor de Jesucristo. Anthony Mackie, como el tercer miembro del grupo, Bar Paly, como una despampanante rubia sin cerebro, Tony Shalhoub, como la furiosa víctima del secuestro y Ed Harris, como un detective privado, forman el inspirado reparto de un cóctel tan desternillante como grosero e irregular en su desarrollo, al estar lastrado por unos cambios de tono demasiado estridentes y una duración excesiva, circunstancias que no impiden que el film sea muy estimulante y la confirmación de que Bay siempre fue consciente del tipo de cine que ha realizado hasta la fecha, hasta el punto que seguramente él sea el primero en reirse de sí mismo si es que lo ve.

El director de fotografía es Ben Seresin [ASC, BSC], hermanastro menor del también director de fotografía Michael Seresin. Seresin es un operador que, antes de trabajar en el mundo del cine, rodó un buen número de videoclips y sobre todo, anuncios publicitarios, de modo que no sorprende que fueran Dariusz Wolski –en la fotografía adicional de una de las entregas de “Pirates of the Caribbean”- y el propio Michael Bay en la primera secuela de “Transformers” los que le dieran la alternativa en blockbusters de alto presupuesto, a los que ha contribuido desde entonces con las típicas imágenes estilizadas y de gran perfección técnica que suelen caracterizar a este tipo de operadores. Posteriormente, rodó la última película de Tony Scott (“Unstoppable”, 2010), así como la fotografía adicional de “World War Z” (2013), antes que Robert Richardson decidiese retirar su crédito como director de fotografía principal e hiciese que Seresin firmase la película completa.

“Pain and Gain” es una película de aproximadamente 20 millones de dólares, es decir, entre 8 y 10 veces menos del presupuesto que habitualmente maneja Michael Bay. Ello no le ha impedido, en cambio, obtener un aspecto visual perfectamente equivalente al del resto de sus películas, incluyendo la misma mezcla de formatos (35mm anamórfico y Red Epic 5K anamórfico) en la que parece ser que se está rodando actualmente la última secuela de “Transformers”. Por supuesto, el film se caracteriza por la habitual puesta en escena de Michael Bay, tan hipervitaminada como los personajes que aparecen en pantalla: el suyo es un festival de una cámara que rara vez permanece quieta y en el que cualquier herramienta que sirva para moverla es empleada: Steadicam, hombro, grúas, travellings, etc. Además, en “Pain and Gain”, Bay y Seresin mezclan otros formatos más sin ningún rubor; no sólo la cámara Phantom para cámaras ultra lentas, sino GoPro para algunas tomas subjetivas o de entrenamiento de los protagonistas y también podrían haberse usado cámaras tipo Canon 7D, posiblemente para alguno de los aparatosos accidentes que aparecen en pantalla.

Por lo tanto, la parodia que lleva a cabo Bay no comienza con su trabajo de cámara y de puesta en escena, que es exactamente la misma de siempre –y que por cierto, con ella vuelve a demostrar que tiene buen ojo para la composición de la imagen y que su problema es el escaso gusto para dejar que una toma dure más de un segundo en pantalla-, sino que es el texto que acompaña a las imágenes la que ridiculiza lo que vemos en pantalla. Seresin lleva a cabo un trabajo muy parecido al de las últimas películas de realizador, o muchos blockbusters actuales, en los que se utiliza una paleta de color muy variada, saturada, vistosa y llamativa, que muestra los cielos del soleado Miami en un tono azul espléndido y rostros con frecuencia dorados fruto del uso de reflectores dorados. Por supuesto, también hacen acto de presencia los famosos destellos del formato panorámico anamórfico, además de humo ocasional, haces de luz en los interiores o frecuentes mezclas de diferentes temperaturas de color, muchas veces entre fluorescentes. Por lo tanto, es un film de pretensión claramente esteticista, sin un atisbo de naturalidad, pero con imágenes muy atractivas desde el primer al último fotograma.

El resultado es un film que visualmente contiene todos los elementos del cine que habitualmente caracteriza a su director, con su cámara móvil e imágenes superatractivas, solo que en esta ocasión no pretenden mostrar la grandeza de unos héroes o de la propia América, sino ridiculizar precisamente ese tipo de cine e incluso, directamente, a los consumidores del mismo, en un giro sin precedentes de un autor que, en este film más que nunca, demuestra que lo es.

Título en España: Dolor y Dinero
Año de Producción: 2013
Director: Michael Bay
Director de Fotografía: Ben Seresin, ASC, BSC
Ópticas: “C Series” de Panavision
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico & Red Epic 5K anamórfico (Panavision), 2.4:1

Vista en DCP

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2013.