Looper

Estupenda película ambientada en el año 2044, cuando un hombre (Joseph Gordon-Levitt) que trabaja para una mafia especializada en aniquilar a hombres que son enviados desde el 2074 en una máquina del tiempo, se da cuenta de que su “yo” futuro (Bruce Willis) ha sido enviado a su tiempo “presente” para que se mate así mismo. Ello desembocará en una serie de paradojas y una lucha entre “ambos” para que sus respectivas líneas temporales no sean modificadas. Secundan a Willis y Gordon-Levitt la británica Emily Blunt, Paul Dano, Piper Perabo o Jeff Daniels, en una cinta que, a pesar de sus intenciones comerciales, resulta muy inteligente, está muy bien interpretada y contiene apasionantes dilemas que la harán perdurar como clásico gracias, sobre todo, a la extraordinaria labor de Rian Johnson como guionista y realizador de la misma.

El director de fotografía es Steve Yedlin, cuya filmografía se asocia, casi íntegramente, al cine de Rian Johnson, del cual ha fotografiado, además de sus dos películas anteriores (“Brick” y “The Brothers Bloom”), incluso sus cortometrajes. Fuera de su colaboración con Johnson, hasta la fecha la labor de Yedlin como operador principal se circunscribe a trabajos muy menores, aunque parece que está a punto de eclosionar en estos momentos, puesto que a su notable labor en la presente película se le une su trabajo en “Carrie”, la nueva versión de la novela de Stephen King.

A pesar de su ambientación futurista (con buenos diseños de Ed Verreaux) o su argumento, con serios ecos de Philip K. Dick (“Blade Runner”, “Minority Report”) o incluso de “Terminator”, la inspiración de “Looper” es relativamente realista, lo que se traduce en una labor fotográfica de Yedlin que, en casi todo momento, pretende captar imágenes naturales y orgánicas; respecto a los efectos visuales digitales, ello significa que están utilizados de forma mesurada -sin que realmente llamen la atención por sí mismos más que cuando su presencia es estrictamente necesaria-, y respecto al formato de grabación, en pos de ese realismo, tampoco resulta extraño que los cineastas, a pesar de tratar una historia futura, hayan decidido una adquisición fotoquímica en formato panorámico anamórfico, posiblemente por su mayor textura y clasicismo, idea que se refuerza por la utilización exclusiva de una emulsión de 500 ASA que aporta una fina capa de grano a todo el metraje del film.

Por supuesto, aunque muchos de sus interiores estén iluminados con la luz de ambiente justificada en sus ventanas, no faltan los momentos –especialmente en los exteriores nocturnos- en los que los cineastas buscan imágenes de una estética más vistosa, a través de la utilización de luminosos de las calles de la ciudad, algunos cañones de seguimiento, luces de coches, etc. aunque, desde luego, sin pretender jamás emular a “Blade Runner” en su descripción del futuro. Sin embargo, gran parte del film transcurre en localizaciones mundanas, especialmente en la segunda parte del mismo, aunque en otras, como las del primer tercio, a Yedlin no le tiembla el pulso a la hora de trabajar con estimulantes niveles de subexposición, que producen imágenes oscuras e incluso ocasiones en las que no es posible percibir los ojos de los intérpretes. Y también tiene tiempo para lucirse en algunos exteriores, como esos instantes con Emily Blunt y Joseph Gordon-Levitt en la hora mágica, u otros que también emplean esa luz como el que abre el film, que suponen momentos de una gran belleza y plasticidad. Lo peor de su trabajo, sin lugar a dudas, son algunos primeros planos o planos medios –tanto en exteriores como en interiores- en los que se percibe la utilización de fuentes de iluminación de reducido tamaño sobre los actores (puesto que la luz incide abruptamente sobre los mismos, en lugar de envolverlos como lo haría una fuente grande, como por ejemplo ocurre en el encuentro entre Willis y Gordon-Levitt en la cafetería) o, sobre todo, la utilización de cientos de destellos anamórficos en la forma de líneas azules horizontales, el recurso popularizado por cineastas como J.J. Abrams (“Star Trek”, “Super 8”) que aquí rara vez encuentra su justificación y, más bien, despista (el defecto, además, es doble, porque muchos flares parecen creados y/o aumentados en post-producción).

Pero si la labor de Yedlin, aún a pesar de estos inconvenientes, alcanza sobradamente el notable, no menos se puede decir de la puesta en escena de Johnson, muy alejada del estilo de planos cortos y montaje frenético tan habitual en el cine moderno. Sitúa la cámara en el lugar oportuno, tiene detalles de inspiración visual-narrativa –atención a los giros que realiza a la entrada de Gordon-Levitt en la discoteca- y, a pesar de alguna multicámara demasiado obvia, filma sus escenas con un estupendo dominio de la composición y de la espacialidad, completando así, por lo tanto, un muy buen trabajo visual para una obra que no debería pasar inadvertida no sólo para los aficionados a la ciencia-ficción y los viajes en el tiempo, sino para los amantes del buen cine en general.

Título en España: Looper
Año de Producción: 2012
Director: Rian Johnson
Director de Fotografía: Steve Yedlin
Ópticas: C, E & G Series, ATZ, AWZ2 de Panavision
Emulsión: Kodak 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: 2K Digital Intermediate

Vista en DCP

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2012.