Hot Fuzz

Disparatada comedia que tiene como protagonista a un inspector de policía londinense (Simon Pegg) que, por su elevada eficiencia, es enviado a un pequeño pueblo inglés a fin de evitar que deje en mal lugar a sus compañeros. Una vez en ese pueblo, poco a poco se irá dando cuenta que los extraños sucesos que comienzan a acaecer están relacionados entre sí. El director Edgar Wright presta menos atención al hilarante desarrollo argumental que a los gags interpretativos o visuales que le ofrece el guión co-escrito con el propio Pegg, ofreciendo además por el camino múltiples referencias cinéfilas (que van desde “The Wicker Man” hasta “Bad Boys 2”) hasta acabar ofreciendo un espectáculo puro de acción. Nick Frost, Jim Broadbent, Timothy Dalton, Billie Whitelaw, Paddy Coinsidine y Cate Blanchett, en un breve papel no acreditado, completan el reparto.

El director de fotografía fue el también británico Jess Hall [ASC, BSC], quien desde entonces se ha labrado cierta fama con su salto a los Estados Unidos, pero que en el momento del rodaje de este film apenas rodaba su tercer largometraje, el único en el que ha trabajado con Edgar Wright hasta la fecha, aunque también colaboraron en un segmento de “Grindhouse” (2007). Después de “Hot Fuzz”, Hall consiguió alabanzas con su trabajo en “Brideshead Revisited” (incluyendo una nominación al premio de fotografía de los Satellite Awards), pero no saltaría a la primera línea de la fotografía cinematográfica hasta que el hasta entonces director de fotografía Wally Pfister le escogió para su debut en la dirección con “Trascendence” (2014). El film fue sin embargo un notable fracaso de público y crítica, no cual sin embargo no le ha impedido a Hall seguir con su carrera con títulos como “Ghost in the Shell” (2017) o “Serenity” (2018).

En el caso de “Hot Fuzz”, conviene comenzar diciendo que no se trata ni mucho menos de una película en la que destaque el trabajo de iluminación, el cual, en muchos aspectos, se encuentra incluso por debajo de la media de lo que cabe esperar en una película de estas características. Dicha circunstancia quizá no deba ser achacada a Hall en exclusiva, ya que “Shaun of the Dead” (2004), la anterior película de Edgar Wright, también tenía problemas parecidos que, sin embargo, no se encuentran ya por ejemplo en “Baby Driver” (2017), rodada por Wright ya bien establecido en la industria y con un director de fotografía de tanto oficio y solvencia como el americano Bill Pope, con el que también ha rodado “Scott Pilgrim Vs. The World” (2010) y “The World’s End” (2013). En “Hot Fuzz”, como en “Shaun of the Dead”, Wright todavía tuvo que conformarse con un rodaje en formato Super 35 y lentes esféricas, circunstancia que ha modificado en sus posteriores largometrajes inclinándose por el 35mm anamórfico.

Estos problemas derivan principalmente de dos motivos: el primero es que, quizá fruto de la propia indefinición de la película (que es una comedia de acción), Hall adopta una estética demasiado luminosa para el film, como suele ser habitual en el género cómico. Todas las escenas, en términos generales, poseen unos niveles de luminosidad que, en proyección, resultan muy elevados. Conviene no confundir esto con el hecho de que los cineastas hayan usado más o menos luz en el decorado, ya que no es lo mismo; en este caso estamos hablando de una película que en pantalla luce demasiado luminosa, no solo como si se hubiera utilizado quizá demasiada luz, sino que además, hubiera sido expuesta para conseguir ese efecto. Y en segundo lugar, Hall intenta hacer una fotografía que, quizá es demasiado naturalista para el tema que trata. Un tema que, por como lo enfoca Wright, al cual la verosimilitud le importa poco, hubiera podido ofrecer espacio para crear un tipo de luz más teatral, con algo más de expresividad y color. En su lugar, Hall deja que los exteriores estén dominados por la triste luz nublada típica del Reino Unido y luces suaves laterales en interiores (pero con las fuentes de luz pequeñas muy cerca de los personajes, en oposición al preferible empleo de fuentes grandes y alejadas), e incluso una imitación de la luz de sodio en los exteriores nocturnos, a veces incluso poniendo “luces de farola” demasiado fidedignas sobre el rostro de los intérpretes.

Solamente en una escena fuertemente onírica hacia el final de la proyección (en la que Hall utiliza un tono azulado más cercano al fantástico) se aleja el director de fotografía de la estética cotidiana de la película. Sin embargo, por fortuna, Edgar Wright es un director muy dotado para la puesta en escena, aunque a veces toda la energía que propone no siempre esté bien canalizada. El film está lleno de piruetas visuales, aunque adolece de muchos cortes y elipsis, proponiendo además múltiples mini-montajes que pretenden acelerar una narrativa que se le va hasta las dos horas de proyección. Quizá en las escenas de acción más disparatas le sobre un poco el uso de un ángulo de obturación corto a lo “Saving Private Ryan” o “Gladiator”, que produce las consabidas imágenes entrecortadas, pero lo cierto es que dentro del tono fuertemente paródico que alcanza la narración en su tercio final, las mismas encuentran parte de su justificación. Los resultados, por lo tanto, son más simpáticos como película en sí que logrados por como está rodada la misma, pero Wright ya dejaba entrever que, en algún momento, su evolución podría llevarle a realizar películas con una puesta en escena tan sugerente como la de “Baby Driver”.

Título en España: Arma Fatal
Año de Producción: 2007
Director: Edgar Wright
Director de Fotografía: Jess Hall, BSC, ASC
Formato y Relación de Aspecto: Super 35, 2.4:1
Otros: 2K Digital Intermediate

Vista en HDTV

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