Trascendence

Debut en la dirección de Wally Pfister, director de fotografía habitual de Christopher Nolan –aquí productor ejecutivo- desde “Memento” (2000) hasta “The Dark Knight Rises” (2012), en la que Johnny Depp interpreta a un científico cuya investigación se centra en la creación de un superordenador con conciencia propia. Un grupo extremista, en contra de los peligros y deshumanización que conlleva el desarrollo tecnológico, atenta contra él y su esposa (Rebecca Hall), con la ayuda de un colega (Paul Bettany), carga la conciencia de Depp en la máquina, con resultados inesperados. A pesar de lo atractivo de la propuesta y del holgadísimo presupuesto, “Trascendence” es una película que ofrece muchas posibilidades y prácticamente no desarrolla ninguna, por lo que a pesar de sus aciertos, prácticamente nunca llega a interesar y mucho menos involucrar al espectador en una trama que es tan confusa como distante. Morgan Freeman, Kate Mara y Cillian Murphy completan el reparto.

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Pfister, que ha acumulado un Oscar (por “Inception” en 2010) y varias nominaciones por sus trabajos con Nolan (“Batman Begins”, “The Prestige” y “The Dark Knight”), ha escogido como director de fotografía a un británico ya afincado en EEUU para que le apoye a construir la imagen de “Trascendence”. Se trata de Jess Hall [BSC], conocido sobre todo por su aclamado trabajo en “Brideshead Revisited” (2008) o “The Spectacular Now” (2013), mientras compagina su labor en cine con los normalmente lucrativos anuncios publicitarios. El trabajo de Hall sigue una línea de estética naturalista, pero siempre encaminada a obtener un buen aspecto de sus actores, que no difiere demasiado del habitual al que nos tenía acostumbrados Pfister cuando ocupaba este puesto. Sin embargo, la imagen de “Trascendence” es completamente deudora del estilo de Pfister como director de fotografía, sin que sea aparente que Hall haya introducido modificaciones al mismo.

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Comenzando por el formato y procesado de la película, como era habitual en sus proyectos con Christopher Nolan, Pfister ha escogido el formato 35mm anamórfico como medio de adquisición. Hasta aquí, aunque a día de hoy podría decirse que la adquisición digital ya predomina entre los estrenos (y en el momento de escribir estas líneas, copa ya casi de manera absoluta los rodajes que se están llevando a cabo en estos momentos), lo que sigue resultando sorprendente es que Pfister continúe renunciando al procesado digital de ese material mediante Digital Intermediate, de modo que el etalonaje se ha realizado al modo fotoquímico tradicional y el resultado ha sido escaneado para poder estrenar también la película en salas digitales, que siendo mayoría ya en el mundo, hace que la renuncia al DI no sea demasiado comprensible. Y la mano de Pfister parece tan larga, que las emulsiones y ópticas anamórficas empleadas en el rodaje de la película son también las mismas con las que él venía trabajando habitualmente. Pero por otro lado, a nivel estilístico, las diferencias con el material que Pfister rodaba para Nolan y el que se muestra en “Trascendence” son escasas, por no decir imperceptibles. Una de las mayores críticas que podían hacérse a Pfister, que por lo demás es o ha sido un gran director de fotografía, es que todas sus películas para Nolan, e incluso fuera de la órbita de éste, como “Moneyball” (Bennett Miller, 2011), tienen un aspecto muy, muy similar entre sí. Es decir, cuentan con un nivel de adecuación al material muy escaso, de forma que, por ejemplo, “Inception” era una secuela estética de “The Dark Knight”. En el caso de “Trascendence”, las coincidencias siguen siendo abrumadoras.

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El aspecto general sigue la línea de un naturalismo de enorme contraste que aplicaba Pfister a sus propias obras como director de fotografía, haciendo uso también en muchas ocasiones de imágenes muy oscuras, a veces en niveles sorprendentes para una producción comercial, luz lateral sobre los actores con perpetuos contraluces de luz dura sobre los mismos, etc. Todo ello sigue presente en “Trascendence”, que cuenta con una muy buena justificación de fuentes lumínicas, interiores con luz día de color neutro, a veces rodados directamente hacia la fuente de luz, mostrando siluetas, e interiores noche con lámparas integradas en el decorado en tonos muy cálidos que hacen las veces de verdadera fuente de iluminación. Esa podría ser la mayor diferenciación estética, porque en “Trascendence” las tres o cuatro veces que aparecen este tipo de secuencias, lo niveles de luz son escasísimos y esas lámparas muy bien podrían no estar apoyadas por las luz artificial cinematográfica. Por lo demás, como en todo film tecnológico que se aprecie, existen muchos interiores de laboratorios, pasillos y demás salas de aspecto futurista iluminados por fluorescentes y seguramente LEDs, con resultados tan anodinos como siempre.

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El trabajo de cámara es similar también al de las obras de Nolan, aunque se aprecia cierto esfuerzo por obtener tomas más largas y el montaje no es tan picado como en las películas del realizador británico. El uso de la cámara es muy similar, incluyendo el hombro en algunos momentos de conversaciones y muy pocos o casi ningún angular, con una absoluta predominancia de las focales desde el 75mm y el 100mm hacia los más teleobjetivos, de forma que se evitan las habituales distorsiones del formato panorámico anamórfico y se consigue una profundidad de campo muy reducida, que generalmente queda bien porque resalta a los personajes y los aisla en el encuadre.

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Será entonces curioso ver lo que ha hecho Christopher Nolan sin Wally Pfister en “Interstellar”, para la que ha fichado al normalmente estupendo Hoyte Van Hoytema, porque desde luego, en lo que a “Trascendence” se refiere, el estilo apenas ha introducido novedades –excepto que las secuencias de acción son más comprensibles a nivel visual, aunque también hay que reconocer que carecen de la intensidad de las de Nolan- y es una absoluta continuación (más que evolución) de los trabajos previos de Pfister, por más que lo firme un buen director de fotografía como Jess Hall, cuya mayor aportación parece ser lo bien que se ha adaptado al estilo de su director cuando éste ejercía como primer operador. La pena es que una buena fotografía esté al servicio de una película que, por el motivo que sea, no engancha, es confusa y nunca llega a ser disfrutada por el espectador.

Título en España: Trascendence
Año de Producción: 2014
Director: Wally Pfister
Director de Fotografía: Jess Hall, BSC
Ópticas: C-Series, E-Series & Super High Speed de Panavision
Emulsión: Kodak 5219 (500T) & 5297 (250D)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: alta velocidad rodada con la Phantom Flex

Vista en DCP

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2014.