Grease
Adaptación cinematográfica del musical de Jim Jacobs y Warren Casey, ambientado en los años 50, con producción del especialista en el género Robert Stigwood (“Jesus Christ Superstar”, “Tommy”, “Saturday Night Fever”, “Evita”), que fue uno de los grandes éxitos comerciales de la década de los 70 y cuya popularidad, que llega hasta nuestros días, parece imperecedera. John Travolta y Olivia Newton-John interpretan a dos jóvenes que se enamoran en su verano previo a su último año de instituto, pero piensan que ambos van a separarse para siempre ya que ella debe volver a Australia… hasta que al volver a las clases, se reencuentran y ahora, sus respectivos grupos de amigos y amigas, se interponen entre ellos. El éxito de “Grease” radica principalmente en el carisma de su pareja protagonista –aunque Stockard Channing es el miembro del reparto que más disfruta en su papel- y en la memorable música, puesto que se trata de una película que funciona razonablemente bien, pero que en términos cinematográficos está algo lejos de las obras cumbres del género. Aún así, algunos números musicales y su coreografía continúan justificando su visionado.
El director de fotografía fue Bill Butler [ASC], un hombre cuya carrera se inició a finales de la década de los 60 con títulos como “The Rain People” (Francis Coppola, 1969) ó “Drive, He Said” (Jack Nicholson, 1970), aunque el éxito le llegó en los 70. Comenzó la década realizando segundas unidades para Vilmos Zsigmond (“Deliverance”) y Gordon Willis (“The Godfather«), antes que le llegaran grandes oportunidades al tener que sustituir a un despedido Haskell Wexler en dos producciones consecutivas: “The Conversation” (Francis Coppola, 1974) y “One Flew Over The Cuckoo’s Nest” (Milos Forman, 1975), la segunda de ellas, con nominación al Oscar incluida, compartida con el propio Wexler. Entre tanto, la indisponibilidad de Vilmos Zsigmond le llevó a poder rodar “Jaws” (Steven Spielberg, 1975), su película más famosa y su mejor trabajo. Posteriormente llegaron títulos como “Demon Seed” (Donald Cammell, 1976), “Capricorn One” (Peter Hyams, 1978), “Damien: Omen II” (Don Taylor, 1978) y “Rocky II” (Sylvester Stallone, 1979), con la que iniciaría su labor en varias de las secuelas del clásico de John G. Avildsen y una vertiente más comercial de su carrera, que incluye títulos posteriores como “Hot Shots!” (Jim Abrahams, 1991) o “Anaconda” (Luis Llosa, 1997).
El estilo de iluminación de “Grease” es algo confuso, mezcla de varios factores: por un lado, porque la ambientación en la década de los 50 conlleva que Bill Butler, junto con los diseñadores de producción y de vestuario, lleven a cabo un intento de emular, en cierto modo, el cine clásico Hollywoodense de aquélla década, por lo que optan por una paleta de color muy amplia, con tonos y colores muy saturados. Y de otro, porque Butler, estilísticamente, pertenece a esa generación de operadores de Hollywood (los “Masters of Light” del libro de Dennis Schaefer y Larry Salvato, en el cual Butler también fue entrevistado) que buscaban apartarse precisamente del estilo clásico Hollywoodense, implantando unas nuevas formas que, por lo general, apostaban por una imagen más sencilla, menos recargada y más natural. Ello afecta a la fotografía de “Grease” porque muchos de sus números y escenas están rodadas de forma muy clásica, haciendo uso de todos los aparatos de iluminación imaginables, altos niveles de iluminación y el estilo trabajado y vistoso de los “clásicos”, mientras que, por el contrario, se aprecia que Butler, en bastantes ocasiones, se encuentra más cómodo utilizando menos aparatos, menos luz y empleando esquemas más sencillos (por ejemplo, durante los exteriores nocturnos, que carecen de cualquier tipo de estilización en este aspecto). Aunque, por supuesto, en este aspecto, Butler estaba lejos de la clase y el talento de gente como Owen Roizman y Conrad Hall, mucho más capaces para crear belleza desde conceptos sencillos.
El film se abre con una secuencia en la playa, que hace abundante y muy buen uso de la hora mágica. Desde la misma, resulta evidente que una de las principales preocupaciones de Butler a lo largo de la proyección va a ser la de llevar a cabo un tratamiento de estrella sobre John Travolta –que nunca ha lucido mejor- y Olivia Newton-John, con un trabajo especialmente complicado con la actriz, la cual ya era demasiado mayor para el papel de joven de instituto que estaba interpretando. A continuación, también se aprecia que Butler rueda casi todas las escenas que puede mediante ópticas zoom convertidas a formato anamórfico; en su proyección en la gran pantalla, ello hace que “Grease” tenga una imagen muy suave y que se vea afectada por muchas de las aberraciones que habitualmente se asocia a este tipo de ópticas. Curiosamente –o no- cuando se ve forzado a utilizar ópticas anamórficas fijas (por ejemplo, en los citados exteriores nocturnos, para poder emplear diafragmas mayores de T/4.5), la imagen posee más nitidez y contraste, más “cuerpo”, algo que ocurre en muchas películas de la época, en las que los operadores utilizaban con mucha frecuencia los zooms.
La puesta en escena de Randal Kleiser es algo rutinaria y no tiene una inspiración especial; el momento en el que más brilla, sin ningún género de dudas, es durante las escenas finales, coincidiendo con que las coreografías de Patricia Birch son más elaboradas. El resto es una puesta en escena bastante anónima y convencional, aunque como decíamos, las virtudes de la película, por las cuales arrastra una notable popularidad muchos años después de su estreno, no residen precisamente ni en el trabajo de su director ni en el de su operador.
Título en España: Grease
Año de Producción: 1978
Director: Randal Kleiser
Director de Fotografía: Bill Butler, ASC
Ópticas: C-Series de Panavision & Super Panazoom Cooke
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Vista en 35mm & DCP
© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2015.