Dersu Uzala

Adaptación cinematográfica de un libro de Vladimir Arsenev, ambientado en Siberia a comienzos del siglo XX, que narra la amistad y aventuras entre el propio autor del libro (un explorador enviado a la región por el ejército ruso a fin de hacer mapas de la misma) y un cazador siberiano, el hombre que da título a la película y al que conoce casualmente. Fue realizada por el gran director japonés Akira Kurosawa en un momento crítico de su carrera, después de su intento de suicidio posterior a su despido de “Tora, Tora, Tora!” (1970) y tras el fracaso de “Dodesukaden” (1970). Fue entonces cuando parece ser que MosFilm, el mayor estudio de la antigua Unión Soviética, ofreció al realizador ir a rodar a Rusia, siendo “Dersu Uzala” el resultado de sus esfuerzos conjuntos. El film, que además ganó el Oscar a la mejor película extranjera, es un monumento a la naturaleza y a la vida sencilla a través del personaje de Dersu, interpretado con una maravillosa espontaneidad por Maksim Munzuk, quien hace absolutamente creíble y entrañable al cazador que da título al film. A pesar de estar centrado en esa relación, e incluso en algunos aspectos cotidianos de la vida en aquélla región y en aquélla época, “Dersu Uzala” también contiene algunos momentos espectaculares, tanto derivados de las portentosas localizaciones como de la propia narrativa, como por ejemplo todo el segmento en que el capitán y Dersu se pierden en la taiga. Se trata por lo tanto de una película muy notable, de una gran clase y sencillez, que si no es sobresaliente quizá sea por su larga duración, que conlleva un ritmo algo irregular. Con todo, es una película imprescindible, quizá no la más personal de su autor,  pero sí completamente accesible por el gran público.

La fotografía de “Dersu Uzala” está firmada por tres directores de fotografía diferentes: Asakazu Nakai, un clásico del cine de Kurosawa con doce películas juntos, entre ellas “The Seven Samurai”, “Red Beard”, “Kagemusha” y “Ran”, así como dos directores de fotografía rusos, muy desconocidos: Yuri Gantman y Fyodor Dobronravov. No existe información acerca de por qué hay tres directores de fotografía acreditados. En Japón, era muy frecuente que Nakai firmase la fotografía de las películas de Kurosawa junto con otro o incluso otros dos directores de fotografía, como es el caso de “Ran” (1985), por ejemplo, por la que Nakai y sus dos compañeros fueron candidatos al Oscar, haciendo que Nakai continúe siendo a sus 84 años de edad el operador de más edad que haya sido candidato a estos premios. Puede que precisamente la edad hiciera que Nakai (74 años en el momento del estreno de “Dersu Uzala”) tuviera que ser acompañado de uno de los directores de fotografía rusos, o que uno de estos sustituyera al otro; lo que está claro, a tenor de las imágenes, es que “Dersu Uzala” contiene material que, desde un punto de vista estético, es muy propio de Kurosawa, mientras que algunas partes de ese material, que identificaremos a continuación, no están al nivel de su obra en Japón, al menos en cuanto a imagen y fotografía se refiere.

“Dersu Uzala” fue rodada además en 70mm, en Sovscope 70 (atención, porque los rusos no rodaban en 65mm 5-perf, sino directamente en 70mm). Y como toda película de Akira Kurosawa, destaca poderosamente por su empleo de lentes teleobjetivo, que en dicho formato, empezarían probablemente por focales de unos 100mm y de ahí, hacia arriba. Como se ha comentado tantas veces, el director japonés no empleaba los teleobjetivos para capturar planos cerrados o cortos de sus actores, sino que, sobre todo, los empleaba para obtener una perspectiva comprimida. Y he aquí lo importante: yéndose lejos o muy lejos con la cámara, sus planos tienen una “amplitud” normal, es decir, una amplitud como si se hubieran rodado con una focal “normal” o “más normal”, solo que con las características típicas de los teleobjetivos, incluyendo su desenfoque o menor apariencia de profundidad de campo. En sus películas en Japón, además, para contrarrestar esa pérdida de profundidad de campo por el uso de los teleobjetivos, había llegado a pedir aperturas de diafragma de T22 a sus directores de fotografía. Pero en Japón solo había rodado una vez en color (“Dodesukaden”) -el color necesitaba más luz que el b/n- y sus películas en Scope precisamente habían sido en b/n. En “Dersu Uzala” se juntaban ambas cosas: el color y el Scope, aunque esférico, de gran formato, en lugar del anamórfico. Es por ello quizá que “Dersu Uzala” tiene menos profundidad que otras películas del realizador japonés, o bien porque algunos elementos escapaban algo más a su control. Entre ellos, la utilización de emulsiones rusas, universalmente repudiadas por su inferior calidad -e incluso sensibilidad- con respecto a las emulsiones occidentales. Ello, unido a que los rusos nunca se han caracterizado por conservar debidamente sus películas, hace que la calidad de imagen (actual) de “Dersu Uzala” continúe siendo baja o muy baja para un clásico de su director y mucho más aún teniendo en cuenta que la misma fue rodada en 70mm.

Así pues, por un lado, “Dersu Uzala” contiene el tradicional uso de los teleobjetivos de Kurosawa, aunque quizá no sean tan largos y desde luego, como se ha indicado, la profundidad es inferior que en otras de sus películas. Ello hace que gran parte del material del film posea esa maestría innata del director japonés para la puesta en escena: como en las películas de Stanley Kubrick o David Lean, con Kurosawa, la cámara está siempre “dónde tiene que estar”. Es una forma de encuadrar, y de narrar con el encuadre, que dificilmente es superable por cualquier otro cineasta. Es una realización muy concisa, porque hay pocos movimientos de cámara y menos aún, movimientos de traslación de la misma en grúas, travellings, etc. ya que el fuerte del realizador es precisamente ubicar la cámara en el lugar idóneo y dejar que la acción y los movimientos de los actores tengan lugar dentro de su fotograma. Unido a que los teleobjetivos estilizan la imagen y que, a veces, las composiciones de imagen son portentosas, “Dersu Uzala” posee una extraña belleza entre tanto lugar y localización salvaje como muestra en pantalla. Pero por otro lado, más allá de los muchos fenómenos de luz disponible que están fenomenalmente bien captados por la cámara del realizador, la iluminación de “Dersu Uzala” no está a la altura de la obra japonesa de Kurosawa, ni en blanco y negro, ni en color. Ahí es donde cabe preguntarse de nuevo por la forma en que colaboraron los tres directores de fotografía acreditados. Nakai, que es probable que fuera un supervisor o enlace entre el director y el equipo ruso, tenía un nivel muy, muy alto. Ninguno de los dos rusos tuvo una carrera larga, o especialmente reseñable. El caso es que puede que las lentes y la emulsión no favorecieran a ninguno de ellos, pero cuando tienen que iluminar y no “limitarse” a captar la luz disponible delante de su cámara, la luz de “Dersu Uzala” es muy rudimentaria y anticuada, por el uso de luces duras, puntuales y dirigidas hacia los lugares de interés, obviando y ni siquiera intentando el menor efecto naturalista (con excepción de casi al final, en casa del Capitán, con luz principalmente rebotada).


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A veces se trata de luces de relleno cuya ubicación es muy torpe (vease a tal efecto la escena final, en la que este relleno produce sombras involuntarias detrás de los actores, como si de una antorcha en cámara se tratase) las que detraen mucho del conjunto, pero sobre todo, son las luces que tratan de simular la luz en el bosque por la noche o, sobre todo, fuegos, hogueras o farolillos en pantalla, que no son creíbles, pero es que, como decíamos, ni siquiera se plantean intentar serlo. De esta manera, se producen efectos tan extraños como las gloriosas composiciones de Kurosawa cuando relata el reencuentro entre Dersu y el Capitán, en el bosque, de noche, separados de los soldados, con un extraordinario uso de los teleobjetivos, mientras que la iluminación parece, en el mejor de los casos, la de una película de veinte o treinta años de su rodaje, de lo arcaico de su propuesta.

Tampoco ayuda, por supuesto, el hecho de que el film luzca tan mal, en el sentido de su calidad de imagen o ausencia de restauración, ya que no es ya que no haya en la imagen HD atisbo de la calidad de los 70mm originales -por malo que fuera el negativo, era dos veces y media mayor que el de un 35mm anamórfico Kodak- sino que además el film posee un detalle en sombras nulo, una gran falta de definición y un aspecto continuamente subexpuesto que es imposible discernir si venía de serie o de si es fruto de la (inexistente) conservación de los elementos originales. Así que aunque no se trate, de partida, de la mejor fotografía posible, para evaluarla en su plenitud sí que sería necesaria una completa restauración del material original, la cual teniendo en cuenta la calidad de la obra y el status de su autor, es inexplicable que no se haya producido hasta la fecha y que la misma únicamente pueda verse en condiciones que a duras penas permiten su disfrute visual de manera parcial.

Título en España: Dersu Uzala, El Cazador
Año de Producción: 1975
Director: Akira Kurosawa
Director de Fotografía: Asakazu Nakai, Yuri Gantman, Fyodor Dobronravov.
Formato y Relación de Aspecto: Sovscope 70, 2.2:1

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