Demolition Man

Producción de Joel Silver (“Lethal Weapon”), protagonizada por Sylvester Stallone, que interpreta a un policía de Los Ángeles que, tras atrapar a un peligroso delincuente y asesino (Wesley Snipes), es condenado junto con éste a ser criogenizado tras ser acusado, con su actuación, de haber provocado la muerte de unos rehenes. 36 años después, en una sociedad en la que la violencia, las muertes, los robos e incluso el lenguaje inadecuado ha sido erradicado, el delincuente escapa de su criogenización y la policía, incapaz de detenerlo, decide descongelar a Stallone para que vuelva a darle caza. Sandra Bullock, Nigel Hawthorne y Benjamin Bratt secundan a Stallone y Snipes en una cinta de acción rutinaria y algunos toques cómicos, que no aprovecha del todo las posibilidades que ofrecía su guión, aunque tampoco resulta tan ofensiva como cabría esperar.

Parece muy probable que el veterano británico Alex Thomson [BSC], el director de fotografía asignado a la producción, especialmente teniendo en cuenta que el realizador era el debutante Marco Brambilla, en uno de sus dos trabajos cinematográficos, fuera asignado por el propio Stallone, que acababa de trabajar con Thomson en su anterior film, “Cliffhanger”. Thomson, que en esta época se especializó en productos de acción Hollywoodenses, con títulos como “Executive Decision” y “The Saint”, además de los dos citados, era un operador que se había iniciado como ayudante de Nicolas Roeg, dando el salto a la dirección de fotografía a finales de los años 60. Sin embargo, tras un accidente sufrido en el set de “Jesus Christ Superstar” (1973), que le obligó no sólo a dejar el rodaje sino la profesión durante un par de años, tuvo que reiniciar su carrera a mitad de los 70 rodando segundas unidades y planos adicionales para operadores como Oswald Morris y Geoffrey Unsworth. En 1981 su carrera dio un nuevo giro cuando John Boorman despidió al operador original de “Excalibur” y Thomson ocupó su puesto, consiguiendo una nominación al Oscar y dando inicio a una exitosa carrera que le hizo colaborar en los 80 con cineastas como Michael Mann (“The Keep”), Ridley Scott (“Legend), Michael Cimino (“The Year of the Dragon”, “The Sicilian”) o George P. Cosmatos (“Leviathan”), antes de ser escogido por David Lean para rodar “Nostromo”, proyecto que se frustaría por la muerte del realizador. Antes de viajar a Hollywood, fue el encargado de rodar en Inglaterra “Alien³” junto a David Fincher y, posteriormente, tuvo el placer de ser el operador que filmó la que sería, durante muchos años, la última producción íntegramente rodada en 65mm, “Hamlet” (1996) de Kenneth Branagh.

A pesar de ser un operador veterano, Thomson hizo que el estilo de “Demolition Man” fuera moderno y elaborado, aunque siempre condicionado a una vertiente esteticista de la que, por cierto, consiguió salir bastante airoso. Rodada en un vistoso formato panorámico anamórfico, la imagen destaca por el suave retrato que realiza de la luz del futuro, gracias también, en parte, a muy buenos diseños de David L. Snyder. Además de utilizar grandes cantidades de luz difusa sobre los decorados, Thomson también emplea una ligera difusión en cámara mediante filtros tipo Double Fog ; generalmente su efecto es invisible excepto en los halos que se forman en torno a puntos de luz sobreexpuestos, a pesar que en algunos primeros planos de Sandra Bullock o Stallone el efecto es más pronunciado. Por supuesto, siendo un film futurista, Thomson tampoco rehúsa a la utilización de luces integradas en los decorados (como en la sala de criogenización) o, incluso, en los propios aparatos especialmente diseñados para la película, que hacen que el aspecto sea muy solvente y en la línea de lo esperado en una producción de éstas características. Pero, por supuesto, Thomson también es capaz de proporcionar el aspecto requerido a las escenas de acción, algunas de ellas nocturnas como una persecución de coches o la de apertura del film, generalmente mediante grandes unidades muy alejadas, mezclas de colores cálidos y fríos, humo, vapor e incluso fuegos en pantalla, que aportan el consabido esteticismo a la función.

El trabajo de cámara también es bueno, e incluso en ciertos momentos, clásico y de gran solvencia, puesto que no son pocas las ocasiones en que aparecen composiciones de imagen en angular con varios personajes repartidos a lo largo del encuadre panorámico (como por ejemplo, en las escenas ambientadas en la comisaría de policía) o movimientos fluidos y elegantes, muy alejados del estilo frenético de cámara en mano que se pondría de moda en años posteriores. Por ello, aunque no es un trabajo brillante, la clase de Thomson resulta evidente a lo largo de todo el metraje, aportando a la película un notable nivel técnico además de muchísimo oficio en la utilización de la cámara y de la luz.

Título en España: Demolition Man
Año de Producción: 1993
Director: Marco Brambilla
Director de Fotografía: Alex Thomson, BSC
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: Fotografía adicional de Matthew F. Leonetti, ASC y Gary B. Kibbe, ASC

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