Deadpool

Debut en la dirección de Tim Miller, que adapta para la gran pantalla el personaje de los cómics de Marvel y, que a su vez, es también un spin-off de la serie “X-Men”. El argumento gira en torno a los orígenes de Wade Wilson (Ryan Reynolds), un antiguo mercenario que vive junto a su novia (Morena Baccarin) y que, tras ser diagnosticado con un cáncer terminal, se somete a un supuesto tratamiento experimental que, en lugar de curarle, le convierte en un ser inmortal pero desfigurado, de modo que Wilson decide convertirse en un super héroe con la esperanza de recuperar su vida y aspecto previos. El argumento podría parecer una película de super héroes más, pero la diferencia es que “Deadpool” apuesta -de manera casi extrema- por la irreverencia y por ni tomarse en serio el género y por tampoco tomarse en serio así misma. De tal manera que la proyección está plagada de humor irreverente y hasta soez, con un alto contenido de chistes que van desde lo escatológico a otros de ironía más fina, e incluso rupturas frecuentes de la cuarta pared cinematográfica que ponen de manifiesto la evidente intención de los cineastas de llevar a cabo una película más paródica que seria, e incluso, en cierto modo, una historia de amor más que un film de super héroes. Como tal, los resultados son interesantes, aunque existe cierta pose en el planteamiento, así como un nivel mucho más alto en todo lo que no son escenas de acción que durante las mismas, en las que la película trata de ser tan “cool” como intrascendente en sus resultados.

El director de fotografía es Ken Seng, un nombre aparecido en los últimos años en el mundo de la dirección de fotografía cinematográfica (también está activo en publicidad y televisión). Además de “Deadpool”, por el momento, la película más conocida de la que se ha hecho cargo sin duda es “Terminator: Dark Fate” (2019), de nuevo a las órdenes del realizador Tim Miller, al que también ha acompañado en la serie de Netflix “Love, Death & Robots”. Otros títulos de Seng como director de fotografía son “Project X” (Nima Nourizadeh, 2021), “Disconnect” (Henry Alex Rubin, 2012), “Killerman” (Malik Bader, 2019), “’77” (Patrick Read Johnson, 2021) y “They Cloned Tyrone” (Juel Taylor, 2021), de manera que en el momento de escribir estas líneas se le comienzan a acumular los estrenos.

La imagen de “Deadpool” tiene también algunas pretensiones interesantes, especialmente las referidas a tratar de obtener un aspecto cinematográfico, en el sentido de fotoquímico, de textura de celuloide, aun rodando, suponemos que por motivos prácticos, en soporte digital con la Arri Alexa. Seng y el director Tim Miller lo solucionaron a través de dos técnicas diferentes. En primer lugar, todas las escenas de la película que narran los orígenes de Deadpool, es decir, las que le muestran como Wade Wilson antes de dar su paso adelante como héroe de acción, fueron rodadas con ópticas antiguas, a fin de conseguir un aspecto más suavizado, con un “look” menos definido y contrastado que el que habitualmente caracteriza a los diseños ópticos más modernos. De esta manera, la elección fueron los Bausch & Lomb Super Baltar, las ópticas por ejemplo de “The Godfather” (Parte I y Parte II), similares en cuanto a rendimiento a los más conocidos Cooke S2/S3, pero con mayor personalidad, tonos dorados y espectaculares flares azulados y arco iris (estos últimos no aparecen en “Deadpool”). Para algunos planos con zoom, los cineastas recurrieron también a un clásico como el Cooke Varotal 20-100mm T3.1, que complementa a la perfección a los Super Baltar. En cambio, las escenas que ya muestran a Deadpool en acción, están rodadas con unas ópticas mucho más modernas, los Panavision Primo esféricos, de modo que la estética de las mismas es más algo más contrastada y definida, con un desenfoque más limpio y definido, sin las aberraciones que muestran los Super Baltar en las áreas fuera de foco.


Publicidad. Pincha sobre la imagen para conocer las últimas ofertas de Harmonica Rental.

Y en segundo lugar, aunque ello es mucho más habitual, el etalonaje de la película añade una textura bastante cinematográfica con la introducción de grano de origen fotoquímico. El resultado, en proyección doméstica 4K, es sutil, aunque sí es cierto que el material captado con los Super Baltar tiene una apariencia más añeja, con más desenfoque en los bordes y una mayor suavidad que, junto con las aberraciones de los objetivos, sus flares o veladuras, a veces dan una apariencia casi anamórfica al metraje.

Estéticamente, también las escenas rodadas con los Super Baltar son mucho más interesantes, puesto que además, las otras -las escenas de acción- contienen un elevado número de efectos digitales y una apariencia mucho más artificial (en la línea típica de las películas de super héroes más “tradicionales”) en la que la existencia de fondos y múltiples efectos CGI hacen que el trabajo de fotografía durante el rodaje quede mucho más enterrado ante dichas técnicas de retoque y transformación de las imágenes. Pero las escenas cotidianas de la película sí que muestran un buen aspecto y un estilo moderno, con cierto interés: es verdad que el film está iluminado de manera algo convencional (en el sentido puro del término, pues no hay riesgo ni cosas mínimamente fuera del lugar en el que se espera que estén) pero también, que su convencionalismo está bien ejecutado. Hay algunos ambientes con interés en la proyección, como el del bar al que acude regularmente Wade Wilson, o incluso la casa de comparte con Vanessa, su novia, o mucho más adelante en la proyección, el callejón en el que ésta es atacada por Francis, pero sobre todo, hay mezclas de iluminación coloreada que le quedan bastante bien a Ken Seng (sobre todo, en su tratamiento de los fondos) y una cierta “huida” de las temperaturas de color convencionales (3200 o 5500 kelvin) que hacen que el film nunca luzca natural, ni lo pretenda: lo suyo es un equilibrio dificil, pero bastante logrado, entre conseguir que la película cree su propio universo y que el mismo a la vez tampoco resulte excesivamente estilizado, ya que estos segmentos están tratando de mostrar la vida “normal” del super héroe antes de serlo.

Así pues, se trata de una película con dos partes y estilos muy bien diferenciados, tanto en lo narrativo como también, en lo estético, pero que curiosamente, funciona mucho mejor cuanto más se distancia del mundo del super héroe cuyos orígenes precisamente se nos muestran en pantalla. En cuanto el mismo aparece en pantalla, aunque sea de modo ciertamente irónico cuando menos, el film se vuelve mucho más convencional y previsible, por más que los cineastas traten de mantener -a veces exageradamente- su espíritu ácido y su mirada irreverente o incluso paródica hacia su propio género, incluso a través de una calificación por edades (“R” de Restricted en EEUU, es decir, para mayores de 17 años) que es impropia del mismo por ser la habitual a la que van dirigidos este tipo de productos. Pero sin embargo, por el aspecto visual y algunas ideas de iluminación de la parte más mundana de la proyección, así como por la sutil distinción que se crea mediante el uso de lentes tan diferentes entre sí como los Super Baltar y los Panavision Primo para cada una de las dos partes del film, “Deadpool” es un film que quizá no sea tan sugerente como pretende, pero sí que guarda interés entre sus imágenes.

Título en España: Deadpool
Año de Producción: 2016
Director: Tim Miller
Director de Fotografía: Ken Seng
Ópticas: B&L Super Baltar, Cooke Varotal, Panavision Primo
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa (ArriRaw 3.4K), 2.4:1

Vista en HDTV 4K

¿Te ha gustado esta reseña? ¡Siguenos en Facebook!

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2021.