Logan’s Run

Adaptación de una novela de William F. Nolan y George Clayton Johnson, ambientada en el año 2274, cuando un grupo de supervivientes de la guerra y la superpoblación viven en una ciudad construida bajo una cúpula, con máquinas y robots que cubren todas sus necesidades. La única condición es que la vida debe terminar a los 30 años, a no ser que se vuelva a nacer en un ritual denominado “Carrusel”. El protagonista es Logan (Michael York), un vigilante cuya misión es eliminar a aquéllos que no comulgan con el sistema, viven al margen del mismo o tratan de escapar para evitar la muerte, pero cuando conoce a una chica (Jenny Agutter) que porta un extraño objeto, el mismo decide huir de la ciudad. Farraw Fawcett, Richard Jordan y Peter Ustinov completan el reparto de una simpática película de ciencia-ficción de la que ni el guión ni la plana dirección de Michael Anderson consiguen extraer todo su potencial, a pesar de lo interesante de su planteamiento. Diseños, vestuario y efectos han quedado también muy anticuados, pero la banda sonora de Jerry Goldsmith –en la mejor época del compositor- continúa siendo portentosa y, desde luego, es lo mejor del film.

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El director de fotografía fue el húngaro Ernest Laszlo [ASC], el cual se encontraba al final de una exitosa carrera en la que acumuló siete nominaciones al Oscar y una estatuilla dorada por su trabajo en blanco y negro en “Ship of Fools” (Stanley Kramer, 1965), director con el que estableció una fructífera colaboración en títulos como “Inherit the Wind”, “Judgement at Nuremberg”, “It’s a Mad, Mad, Mad, Mad World”. También trabajó con Billy Wilder (“Stalag 17”), Robert Aldrich (“Veracruz”, “Kiss Me Deadly”, “The Last Sunset”), Byron Haskin (“The Naked Jungle”) o George Seaton (“Airport”), entre otros muchos films, puesto que su carrera comenzó en el cine mudo y finalizó con “The Domino Principle” (1977), a los 79 años de edad. Tanto por su trabajo y estilo, como por su personalidad, Laszlo es uno de los operadores que mejor encajan en el concepto de “vieja escuela” de la fotografía de Hollywood, con su muy clara distinción entre los puntos de luz y su función, ratios de contraste, medición en candelas, etc., e incluso en la época en que rodó esta película se permitía el lujo de criticar a gente como Vilmos Zsigmond, Laszlo Kovacs o John Alonzo, cuyo novedoso estilo de luz rebotada, suave o indirecta consideraba fruto de la inexperiencia.

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Así pues, a pesar de su pretensión de convertirse en una epopeya futurista, la producción contrató a un operador de 78 años de edad y que destacaba por su estilo del viejo Hollywood, quizá por un pensamiento conservador en el sentido de que “Logan’s Run” era un proyecto de dificil ejecución, de modo que era mejor asignárselo a un profesional con experiencia que fuera a sacar el trabajo adelante, mejor que a un joven dispuesto a arriesgar y experimentar con el dinero de la Metro-Goldwyn-Mayer. Es cierto que “Logan’s Run” debio ser una producción muy complicada, ya que con un presupuesto elevado (9 millones de dólares de la época), pero no estratosférico –“King Kong” costó alrededor de 25 millones ese mismo año y “Star Wars”, 11 la siguiente temporada- debía recrear por completo dos mundos; la ciudad en el interior de la cúpula y el devastado mundo exterior, además de los pasillos y pasadizos auxiliares de la ciudad. En este aspecto, el diseño de producción de Dale Hennessy aprovecha muy bien localizaciones reales situadas en el entorno de Dallas, incluyendo un centro comercial de arquitectura moderna que fue utilizado para recrear las escenas en el interior de la ciudad. En los exteriores, se utilizó el antiguo rancho de la 20th Century Fox en Malibú (el mismo empleado en “Planet of the Apes”), así como brillantes pinturas mate de Matthew Yuricich, para recrear los monumentos y ruinas de un Washington post-nuclear.

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Laszlo, en sus imágenes, sobre todo muestra el oficio que se le presumía, porque su estilo de luces duras y múltiples fuentes de iluminación no es demasiado talentoso, aunque curiosamente, sí que aprovecha parcialmente la oportunidad que le brindan algunos decorados para utilizar luces integradas en el mismo (quizá no como fuente real y única, pero al menos sí simulada). Lo más destacable del mismo, sin ningún género de dudas, es que no tiene miedo alguno de general mucho contraste en las secuencias en los túneles, o en las ruinas de la ciudad, creando cierta atmósfera, porque aunque la película en todo momento luce correcta para su época, tiene un aspecto demasiado anticuado y su fotografía no termina de aprovechar el potencial de alguno de sus escenarios.

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Aún así, gran parte del mundo del futuro tuvo que ser creado mediante efectos especiales fotográficos nunca vistos con anterioridad (tales como lásers y hologramas), además de miniaturas para los exteriores de la ciudad y múltiples pantallas azules y efectos ópticos para combinar actores y fondos imaginarios. El legendario L.B. Abbott [ASC] fue el encargado de diseñar todos estos efectos, y Glen Robinson en los efectos mecánicos. Ellos dos, junto a Yurich, ganaron un discutido Oscar especial junto con el equipo de “King Kong”, debido a que la película contiene muchos efectos fallidos, pero también, un número muy elevado de los mismos y algunos muy inventivos, aunque el nivel sea muy inferior al de “2001: A Space Odyssey” (1968), o al estándar que el año siguiente fijarín “Star Wars” y “Close Encounters of the Third Kind”. Y es que, al igual que el trabajo de Laszlo es anticuado, lo mismo le ocurre al de efectos, realizado por veteranos de la vieja escuela al estilo tradicional y sin las nuevas ideas que introdujo gente como John Dysktra [ASC], Douglas Trumbull, Richard Edlund [ASC], etc, que por ejemplo. También cabe destacar que tanto la fotografía de efectos visuales como la de la unidad principal se rodaron utilizando cámaras Mitchell y lentes Todd-AO 35, la alternativa anamórfica que lanzó la marca creada por Michael Todd con “MacBeth” (Roman Polanski, 1971), una vez que los formatos de 65mm dejaron de utilizarse en aquélla época para rodar acción real. Las lentes anamórficas Todd-AO tuvieron dos generaciones y las aquí empleadas, con un rendimiento similar a las Panavision de la época, parecen las de la primera. El año siguiente, las citadas producciones estandarizarían el uso de grandes formatos (VistaVision y Super Panavision) para sus escenas de efectos, ya que el mayor área de negativo permitía una mayor flexibilidad y calidad en los mismos.

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Los resultados son muy irregulares, porque tanto la fotografía, como el diseño (con elementos que claramente se han quedado anticuados) o los efectos visuales muestran muchos problemas. En este apartado, lo más logrado son las múltiples pinturas mate, que resisten razonablemente el paso del tiempo, mientras que el resto de efectos son una rara mezcla de innovación y una mala ejecución (como por ejemplo, las integraciones de pantalla azul, o la miniatura de la ciudad, demasiado pequeña y carente de detalle para resultar creíble), que quedaron obsoletos solo un año después con películas como “Star Wars” y “Close Encounters”. La nominación de Ernest Laszlo al Oscar a la mejor fotografía (que perdió ante el trabajo de Haskell Wexler en “Bound for Glory”) solo se explica porque en aquélla época, en la Academia de Hollywood, todavía existía una mayoría abrumadora de miembros de la generación de Laszlo, que como él, despreciaban las nuevas tendencias, ya que el trabajo del operador húngaro, más allá de la dificultad de algunos de sus decorados y localizaciones, está bien resuelto, pero carece de la brillantez que se le supone a un trabajo que alcance esa distinción. Pero con todos sus defectos, “Logan’s Run” es una película muy interesante a nivel visual, aunque simplemente sea para contemplarla como un ejemplo de labor de un equipo cuyos métodos clásicos morirían muy poco después.

Título en España: La Fuga de Logan
Año de Producción: 1976
Director: Michael Anderson
Director de Fotografía: Ernest Laszlo, ASC
Ópticas: Todd-AO 35
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Todd-AO 35), 2.4:1
Otros: efectos visuales diseñados por L.B. Abbott, ASC.
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom)

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2014.