Z

Valiente adaptación cinematográfica de una novela de Vassili Vassilikos, basada a su vez en unos hechos reales ocurridos en Grecia a comienzos de los años 60, aunque el film fue una producción francesa rodada en Argelia. El argumento gira en torno al asesinato de un político (Yves Montand) después de ofrecer un mitin y de cómo las autoridades policiales y la clase política trata de ocultarlo. Pero un Juez (Jean-Louis Trintignant) y un periodista intentan reconstruir los acontecimientos y desmontar la versión oficial del asunto. Lejos de ser el thriller al uso que por su argumento podría haber sido, en manos de Costa-Gavras, co-autor de un guión junto a Jorge Semprún que nada más comenzar el film indica claramente que cualquier parecido con la realidad está hecho a propósito, “Z” se convierte en un film que pretende trascender las formas del género y denunciar los hechos en que está inspirada. Los resultados son muy refrescantes, por sus novedosas formas para la época, y desde luego trascendentes, aunque ocasionalmente la narrativa pretende ser tan precisa y detallada que no es una película sencilla de seguir.

El director de fotografía fue el francés Raoul Coutard, uno de los directores de fotografía más innovadores de la década de los años 60, cuyo nombre se asocia inmediatamente con la de directores como Jean-Luc Godard, para el que fotografió diecisiete películas (“A Bout de Soufflé”, 1960, entre ellas) o François Truffaut (“Jules Et Jim”, 1961), con el que hizo cuatro. Asimismo, también se identifica su estilo con el de directores de fotografía de la talla de Henri Decae (“Le 400 Coups”) o Nestor Almendros (“Le Enfant Sauvage”), aunque a diferencia de ellos, Coutard nunca quiso dar el salto del cine europeo al norteamericano. Debutó relativamente tarde en cine, ocupando directamente el puesto de director de fotografía sin ascender a través de los puestos del departamento de cámara, como solía ser habitual en la época, incluso sin un entrenamiento formal en el oficio. Ello puede que sea precisamente lo que le hiciera un hombre diferente, por no emplear casi ninguno de los convencionalismos de los últimos años de vigencia del blanco y negro y de los primeros años de serio establecimiento del color, además del rodaje en localizaciones, rasgos que identifican claramente a la “Nouvelle Vague” a nivel estilístico.

Rodada principalmente en Argel (en varias de las mismas localizaciones empleadas por Gillo Pontecorvo en su memorable “La Battaglia Di Algeri” solo tres años antes) con un presupuesto tan reducido que se dice que algunos miembros del equipo técnico y de producción tuvieron que participar en el film delante de las cámaras (entre ellos, Coutard) para completar el reparto, la imagen de “Z” es muy típica de Coutard. Lo que en otras palabras, hace que sea absolutamente innovadora (desde una perspectiva de 1969, año de su estreno) con respecto a casi cualquier otro. Costa-Gavras, quien sabe si en cierto modo inspirado o haciendo uso de algunas de las técnicas que tan bien le funcionaron a Pontecorvo en su película, apuesta por una puesta en escena de un realismo casi documental, en el que muchas de las acciones y dirección de extras (en las escenas de multitudes) parecen casi improvisadas. Pero sin embargo, como en el film de Pontecorvo, la precisión de muchos de los movimientos, coreografías y “blocking” de los personajes evidencia un ejercicio de puesta en escena de gran precisión y trabajo previo para conseguirla. Son frecuentes las composiciones en las que muchos personajes aparecen en cuadro, con movimientos de cámara al hombro o zooms, pero todos ellos están correctamente situados o repartidos por el encuadre, incluso creando diversos planos focales y profundidad, demostrando que una puesta en escena realista no tiene por qué ser casual y puede estar (bien) planeada de antemano.

El uso del zoom, sin embargo, está más comedido que en el film de Pontecorvo, en el que llegaron a rodar algunos planos con el Angenieux 25-250mm T3.9 en cámara al hombro (se trata de una lente compacta para su recorrido, pero aún así pesada para hacer cámara en mano, aunque fuera con una pequeña Arri 2c). Generalmente Coutard rueda con lentes fijas (Cooke Speed Panchro) y recurre únicamente al zoom cuando el director pretende hacer zooms, sin usarlo como focal variable, lo cual solía ser habitual en la época. El aspecto es aparentemente sencillo: Coutard coloca todas sus fuentes de luz en el techo de las estancias o apuntando hacia el mismo (fueran lámparas de pinza con bombillas photoflood, redheads o blondies), de manera que el film posee una iluminación suave cenital que evita el clásico aspecto del cine en color de los años 60, en el que las luces duras contra los actores o el decorado eran la regla y no la excepción, como es el caso. El aspecto es algo plano, ya que Coutard solo introduce luz desde el suelo (justificada en las ventanas de las estancias) en limitada cantidad, pero luce mucho más real que gran parte del cine previo y del de su época.

Ocasionalmente sí que aparecen ciertas inconsistencias en el aspecto (por ejemplo, en las secuencias con el testigo en el hospital), fruto de estar usando poca luz artificial cinematográfica en los interiores, lo cual deja al director de fotografía a merced de los cambios en la luz natural disponible que se producen en el exterior (y que hacen que en un interior, el aspecto por la mañana no sea parecido al que éste tiene por la tarde, debido a la traslación del sol). Coutard trata de esconder estos cambios empleando luz artificial demasiado evidente sobre los personajes, empañando un poco una labor que incluso en exteriores nocturnos, empleando un número de aparatos reducidos, es muy satisfactoria en su conjunto, aunque desde una perspectiva actual –que no la de su momento- lógicamente el estilo haya quedado muy superado.

Título en España: Z
Año de Producción: 1969
Director: Costa Gavras
Director de Fotografía: Raoul Coutard
Ópticas: Cooke Speed Panchro, Angenieux 25-250mm
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.66:1

Vista en Blu-ray

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