The Favourite

Producción ambientada en la corte británica a comienzos del siglo XVIII: la Reina Ana (Olivia Colman), una mujer de frágil salud y de mente manipulable, ocupa el trono, mientras el país está sumido en una guerra contra Francia en la que las expectativas no pueden ser peores. La dama predilecta de la Reina, Lady Sarah (Rachel Weisz), es a su vez su amante y consejera. Pero la situación cambia radicalmente cuando entra en acción Abigail (Emma Stone), una joven de origen noble cuya familia cayó en desgracia y que acude a la corte para pedir un empleo. Lady Sarah la admite, pero pronto surgirá una rivalidad entre las dos mujeres por ocupar el lugar más cercano a su majestad. Se trata a priori de la película más accesible del cineasta griego Yorgos Lanthimos (“The Lobster”, “The Killing of a Sacred Deer”), además de la primera en la que no firma la autoría del guión, a pesar de lo cual, su talento y personalidad en el manejo de la puesta en escena se mantienen intactas en una película que ha obtenido diez candidaturas al Oscar, incluyendo las más importantes, relativas a las interpretaciones del trío protagonista, guión, dirección y el propio film. No se trata de un film tan perturbador como el anterior, ni mucho menos, pero esta historia de rivalidades se sigue con gracia e interés y contiene un acabado de primera categoría.

El director de fotografía es el irlandés Robbie Ryan [BSC, ISC], en su primera colaboración con Yorgos Lanthimos. Parece ser que este es un proyecto que ha tardado varios años en materializarse y Ryan, que estuvo dentro del mismo durante ese tiempo, tuvo que ver por ejemplo como el realizador rodaba entre tanto “The Killing of a Sacred Deer”. Con este proyecto, por el que ha obtenido múltiples reconocimientos en forma de premios y nominaciones, este irlandés de 49 años pasa a la primera línea de la fotografía cinematográfica, después de haberse encargado de títulos como “I, Daniel Blake” (Ken Loach, 2018), “Angels Share” (Ken Loach, 2012), “Fish Tank” (Andrea Arnold, 2009), “American Honey” (Andrea Arnold, 2016), “Philomena” (Stephen Frears, 2013) o “The Meyerowitz Stories” (Noah Baumbach, 2017). Conocido por sus planteamientos sencillos, naturalistas y realistas, su asociación con Lanthimos le ha llevado a un paso más allá.

La película destaca inmediatamente porque, por preferencia directa del realizador Yorgos Lanthimos, está rodada en celuloide, en formato 3-perf Super 35, compuesto para una relación de aspecto de 1.85:1. En segundo lugar, destaca también, sobre todo, porque Lanthimos va más allá del planteamiento efectuado con las lentes angulares en “The Killing of a Sacred Deer” y, en esta ocasión, los cineastas desenterraron de las oficinas de Panavision una lente Nikon 6mm, con la distorsión propia de un ojo de pez, que Lanthimos y Ryan emplean en múltiples ocasiones a lo largo de la proyección. Con un ángulo de visión absolutamente exagerado y la indicada y tremenda distorsión, el efecto que dicha lente produce es una visión casi grotesca de las localizaciones naturales (en casas palaciegas en las afueras de Londres) en las que está rodada la película. Asimismo, también es una película en la que la puesta en escena es poco convencional e inusual, sin seguir ni mucho menos el patrón del plano y contraplano, con elección de ángulos inusuales, cámaras picadas, contrapicadas, etc. algunos movimientos de Steadicam y, sobre todo, además del citado 6mm, muchas focales muy angulares, entre el 10mm y el 14mm, que hacen que gran parte de los decorados estén siempre viéndose por completo y dejen a Ryan un escaso (por no decir nulo) margen para colocar sus luces.

En este sentido, Lanthimos también ejerce una poderosa influencia, ya que como otros cineastas que le han precedido en este aspecto, parece ser que el griego exige rodar con la luz disponible siempre que ello es posible, negándole incluso a su operador la posibilidad de emplear luz artificial más que en contadas ocasiones en las que, de otra manera, no sería posible exponer el negativo. Lógicamente, más allá de esas palabras que ilustran en estas fechas múltiples entrevistas sobre este trabajo, por mucho que Ryan y Lanthimos se hayan propuesto emplear exclusivamente la luz natural, hay determinadas circunstancias (continuidad, prolongar las horas de rodaje, mejorar el aspecto, etc.) que exigen la introducción de la luz artificial cinematográfica y medios adicionales (palios, banderas, telas, etc.) y es seguro que Ryan ha actuado en consecuencia. Solo así podría justificarse que todo el film posea un aspecto muy contrastado, con el lado del rostro de los actores en el que incide la luz que siempre entra por las ventanas ligeramente sobreexpuesto y el lado en penumbra, lógicamente, subexpuesto casi hasta el negro; si nos encontrásemos ante una película que ha empleado verdaderamente en exclusiva la luz natural, no sería posible que el aspecto fuera tan absolutamente consistente en este aspecto, ya que podría haber alguna escena realizada a la hora exacta en que la luz disponible es tan buena, pero no lo sería en todas excepto que el calendario de rodaje fuera más bien propio de Stanley Kubrick.

En este aspecto, “The Favourite” contiene algunas de las mejores escenas rodadas a la luz de las velas y quizá la mejor fotografía de una época anterior a la luz eléctrica en varios años: gracias a un revelado forzado de a veces un diafragma y a veces de dos (lo que implica sensibilidades de entre 1000 y 2000 ASA), suponemos que abriendo los Panavision Primo hasta el máximo de sus posibilidades (T1.9). Con ello, así como con velas que provocan llamas enormes (también suponemos que se trata de llamas de triple mecha), Lanthimos y Ryan crean varias escenas en las que el único medio empleado para exponer el negativo, por lo menos de manera visible, son las propias velas que aparecen en pantalla. En este aspecto, es sorprendente lo bien que aguanta el negativo 5219 (500T) de Kodak, ya que en proyección, aunque los negros no son tan intensos, apenas se observa un incremento de grano y las llamas de las velas mantienen un buen color anaranjado, en contraposición al tono blanco que siempre aparecía antiguamente en cuanto se forzaba un diafragma. Ignoramos, en este aspecto, la incidendencia del Digital Intermediate, que en palabras del director de fotografía Christian Berger, con motivo de su film para Michael Haneke “The White Ribbon” (2009), indicó precisamente que la finalización digital le había permitido llevar a cabo un forzado imposible para un acabado fotoquímico.

Los resultados -tanto por la filosofía de trabajo de Lanthimos y Ryan, así como por la forma en que la mantienen a lo largo de todo el metraje, por la puesta en escena del director griego y por el excelente acabado que muestra el film, siempre muy contrastado, muy natural y creíble, trasladando al espectador a la época en que se desarrolla la película- son fabulosos. Quizá el empleo de la lente 6mm, por más que es vistoso, también tiene algo de capricho o arbitrariedad, algo que sin embargo no le ocurre a los otros grandes angulares (aunque no tan extremos) que emplea el realizador durante casi toda la proyección. En cualquier caso, nos encontramos ante un gran trabajo, que no solo es perfectamente digno de las menciones que está obteniendo, sino que también sería un justo ganador de cualquiera de los premios por los que compite. El director de fotografía británico Stephen Murphy, que firma la fotografía adicional, sustituyó realmente a Ryan durante una semana de rodaje debido a un problema familiar de éste, sin que el aspecto jamás se resienta.

Título en España: La Favorita
Año de Producción: 2018
Director: Yorgos Lanthimos
Director de Fotografía: Robbie Ryan, BSC, ISC
Ópticas: Nikon 6mm, Panavision Primo
Emulsión: Kodak 5203 (50D), 5213 (200T) & 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 3-perf Super 35, 1.85:1
Otros: Digital Intermediate
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom), American Society of Cinematographers (nom), BAFTA (nom),

Vista en DCP

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