Twilight’s Last Gleaming

Adaptación de un libro de Walter Wager, que parte de una extraña premisa; un antiguo general del ejército de los EEUU (Burt Lancaster) entra en un silo de misiles para coaccionar al gobierno con una extraña petición: que éste desclasifique una serie de documentos sobre la guerra de Vietnam de la época de la administración Nixon, así como viajar en el Air Force One hasta un país seguro junto con el mismísimo Presidente (Charles Durning). Todo ello, claro está, bajo la amenaza de iniciar una guerra nuclear con los nueve misiles que se encuentran a su disposición. El film, que evoluciona desde el típico suspense hasta un thriller político de implicaciones muy serias, tuvo que ser rodado por Aldrich en Alemania y en su estreno sufrió diversos cortes que eliminaban la parte más interesante y valiente de su trama, pero en su versión íntegra de 140 minutos es un estupendo e inteligente entretenimiento que merece grandes elogios. Jerry Goldsmith en su momento de mayor plenitud escribió la banda sonora y el excelente reparto de secundarios incluye a Melvyn Douglas, Joseph Cotten, Roscoe Lee Browne, Richard Jaeckel, Paul Windfield, Burt Young y Richard Widmark como el general encargado de impedir el lanzamiento de los misiles.

El director de fotografía fue el norteamericano Robert B. Hauser [ASC], en el primero de sus dos trabajos consecutivos para Robert Aldrich, en sustitución del habitual operador de éste, Joseph Biroc. Como indicábamos, la película se rodó íntegramente en Alemania, con diseños y ambientación de Rolf Zehetbauer (“Das Boot”, “Querelle”, “The NeverEnding Story”, “Enemy Mine”), que recreó el interior del silo de misiles y el exterior del mismo y la Casa Blanca en los estudios Bavaria de Munich.

Robert Aldrich fue un cineasta que siempre renunció al formato panorámico anamórfico (aunque rodó algún título en los falsos formatos panorámicos como “Veracruz” o “The Dirty Dozen”) y “Twilight’s Last Gleaming” no fue una excepción. Ello y la elección del televisivo Hauser –que con la excepción de “The Odd Couple”, “A Man Called Horse” y “Le Mans”, prácticamente toda su carrera se desarrolló en la pequeña pantalla- provoca que el film desprenda un fuerte aroma a producto para la televisión, a pesar de que sus diseños, en manos de un operador muy diferente, podrían haber ofrecido mucho más juego.

Hauser en todo momento lleva a cabo un trabajo de iluminación que es absolutamente plano y monótono. En lugar de aprovechar los modernos decorados para integrar sus luces en los mismos, inunda el interior del silo con luz de tungsteno y utiliza fuentes duras y dirigidas sobre los actores para evitar cualquier tipo de sombras sobre los mismos, obviando cualquier tendencia estilística aparecida en los quince o veinte años anteriores. En exteriores se comporta de la misma forma y en el despacho Oval también pierde la oportunidad de llevar a cabo una luz con un mínimo de interés y justificada en los grandes ventanales por su deseo expreso de mantener este aspecto televisivo. Aldrich seguramente tuvo mucho que ver, puesto que su habitual Joseph Biroc tampoco aportaba mucho más en la etapa final de su carrera (en el momento de rodaje de este film, Biroc tenía 74 años y todavía rodó hasta bien entrados los 80), pero es que en el caso de Hauser era como contratar al operador más anticuado posible y pedirle que iluminase de la forma más plana y anodina que fuera capaz.

Si acaso, hay una cosa buena en su labor, y es que dentro de que el estilo es absolutamente anacrónico, al menos la luz dura de Hauser es muy limpia, en el sentido de que emplea una fuente de luz principal muy clara y un poquito de relleno y, aunque el aspecto no es contrastado, por lo menos sí se evidencia cierta claridad en el uso de la luz. El film, en cualquier caso, además de emplear los B&L Super Baltar, fue rodado a diafragmas muy cerrados (entre T4.5 y T5.6 seguramente), casi siempre con dos cámaras y objetivos desde el 50mm hasta el 100mm aproximadamente, de manera que a pesar de ello, siempre hay una profundidad de campo razonable. Por ello lo mejor es el trabajo del realizador, que sin duda muestra una gran habilidad con la cámara no ya para componer sus tomas, algo que es evidente que poseía, sino especialmente a la hora de coreografiar un buen número de escenas para la pantalla partida, de manera que el film pueda mostrar varias acciones simultáneas y paralelas de la misma forma, sin obedecer a ningún tipo de capricho y con un enorme gusto e inteligencia, ya que gran parte del suspense que genera la película se debe precisamente a esa destreza.

Por ello, aunque se trate de una película muy interesante desde el punto de vista fílmico, su parte estética no está a la altura por el viejo y televisivo estilo de su fotografía, aunque sin duda la parte de realización que cabe achacar a su realizador es muy solvente e incluso estimulante, con uno de los mejores usos de la pantalla partida que se recuerdan.

Título en España: Alerta: Misiles
Año de Producción: 1977
Director: Robert Aldrich
Director de Fotografía: Robert B. Hauser, ASC
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Ópticas: Bausch & Lomb Super Baltar
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2013.