The Imitation Game

Producción británico-americana, que adapta un libro de Andrew Hodges con el que debuta en el cine de habla inglesa el cineasta noruego Morten Tyldum. El argumento está basado en la historia real de Alan Turing (Benedict Cumberbatch), el matemático que consiguió desfrizar el código de la máquina Enigma empleada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, lo cual, según estimaciones de historiadores, sirvió para acortar la guerra al menos dos años. Pero la película no sólo narra estos hechos, sino que está fuertemente centrada en Turing, su extravagante personalidad y los tristes hechos que hicieron que se suicidara con apenas 42 años de edad. Keira Knightley, Rory Kinnear, Matthew Goode, Charles Dance y Mark Strong son los rostros populares que acompañan a Cumberbatch en el reparto de una película en la que éste es su principal reclamo, ya que por lo demás, se trata de un producto tan solvente, como excesivamente académico, con los pros y los contras que ello implica.

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El director de fotografía es el español Óscar Faura, el cual después de haber rodado dos de los más notables éxitos de nuestro cine reciente junto a Juan Antonio Bayona (“El Orfanato” y “The Impossible”), parece haber emprendido una carrera internacional con este título así como con “Mindscape” (Jorge Dorado, 2013), a la que seguirá el nuevo proyecto de Bayona, “A Monster Calls”. Los inicios de la carrera de Faura se asocian sin duda a Xavi Giménez y los proyectos de la “Fantastic Factory” rodados en España en los primeros años de la década pasada, en los que Faura ejerció de director de fotografía de segunda unidad para Giménez, cargo que desempeñó hasta “Ágora” (Alejandro Amenábar, 2009). También operó, junto a Daniel Aranyó, para Rodrigo Prieto [ASC, AMC] en “Biutiful” (Alejandro G. Iñárritu, 2009), rodada en Barcelona, para posteriormente, ya como primer operador, rodar los citados títulos junto a Bayona, o cintas comerciales como “Spanish Movie” (Javier Ruiz Caldera, 2009), “Los Ojos de Julia” (Guillem Morales, 2011) o “El Cuerpo” (Oriol Paulo, 2012), lo cual ya le ubica entre los principales directores de fotografía de España, a pesar de que su carrera aún no ha hecho más que empezar.

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“The Imitation Game” se desarrolla en tres líneas temporales (infancia de Turing, época de la Segunda Guerra Mundial, así como sus últimos días en 1952), las cuales se van intercalando entre sí a lo largo de la proyección. Quizá lo más destacable de la misma, por extraño que resulte decirlo, sea que está rodada en celuloide (3-perf Super 35mm) con ópticas Arri/Zeiss Master Primes. Ello nos parece una decisión saludable, por supuesto, pero más aún tratándose de una película de época, ya que de alguna manera, el celuloide aporta una capa de textura que siempre resulta agradable y conveniente para retratar épocas pasadas (lo cual no significa que no se pueda rodar las mismas en digital, como bien prueba este mismo año “Unbroken”). Sin embargo, hay que destacar también que, como Roger Deakins, Faura no opta por ningún tipo de tratamiento adicional para retratar la época; es decir, una vez se opta por rodar en 35mm y se cuenta con el diseño de producción (Maria Djurkovic, “Tinker Tailor Soldier Spy”) y vestuario, Faura no introduce ni difusión, ni un filtraje o corrección de color especial para trasladar llevar al espectador 70 años atrás.

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El estilo de iluminación de Faura posee una clara inspiración naturalista, pero pertenece a esa variante del naturalismo en la que siempre se pretende que los lugares y, sobre todo, los actores, luzcan en pantalla lo mejor posible. De ahí que gran parte de la película destaque por sus planos generales en los que se aprecia la justificación de la fuente de luz en los ventanales de las localizaciones o decorados, a modo de única fuente, creada con grandes aparatos y, a continuación, Faura tiene un gran y especial cuidado con los primeros planos. En este sentido, cada uno de ellos tiene su luz específica, que también parece creada mediante un aparato grande, con un bastidor de difusión muy cercano al actor y al encuadre, de modo que se crea una luz muy suave y sin sombras, pero direccional, que envuelve siempre a los ínterpretes. La sensación que todo ello produce es la de una luz de aspecto natural, ya que su temperatura de color y procedencia son realistas, pero con mucho modelado de los actores, que aporta elaboración y sofistificación a la imagen, como por ejemplo se observa en el rostro de Charles Dance en la escena en que éste le hace la entrevista de trabajo a Cumberbatch; el rostro del veterano actor debiera haber estado en un contraluz absoluto, puesto que las ventanas están situadas tras el, pero Faura le aporta una luz “irreal” sobre un lado de su rostro para que se le vea correctamente. No es natural, pero obviamente, funciona bien.

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Para las noches, Faura recurre a un tono azul algo apagado, pero que le funciona bien incluso en los exteriores nocturnos, como fórmula para resolverlos con un notable equilibrio entre resultados y coste (a pesar del éxito del proyecto, “The Imitation Game” tampoco es una película de un presupuesto enorme) y, en los interiores, recurre a las fuentes integradas en los decorados, debidamente suplementadas para el rodaje cinematográfico, lo cual es evidente por ejemplo en una escena nocturna entre Cumberbatch y Knightley en el dormitorio de ésta, en la que la luz de las velas es complementada por iluminación cinematográfica. La puesta en escena no es demasiado especial, ya que es evidente que Tyldum, al menos en esta película, está mucho más interesado en extraer el máximo de sus actores, que en realizar virguerías con la cámara.

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Los resultados, por lo tanto, son buenos (y muy agradables en cuanto a la elección del celuloide, con su fina capa de grano, como método de adquisición), pero hay que tener claro que “The Imitation Game” es una película que confía más en el potencial de su texto y de sus actores que en la narrativa visual. Aún así, el trabajo de Óscar Faura posee notables cualidades y un estilo muy elaborado, reminiscente de los clásicos británicos con su sobreexposición y luz desde una única fuente, hasta el punto que ha logrado ser el primer director de fotografía español cuyo trabajo ha recibido una nominación al premio de la American Society of Cinematographers (ASC), junto a nombres de la talla de Emmanuel Lubezki, Roger Deakins, Dick Pope y Robert Yeoman.

Título en España: The Imitation Game (Descifrando Enigma)
Año de Producción: 2014
Director: Morten Tyldum
Director de Fotografía: Óscar Faura
Ópticas: Arri/Zeiss Master Prime
Emulsión: Kodak 5207 (250D) & 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 3-perf Super 35, 2.4:1
Premios: American Society of Cinematographers (nom)

Vista en DCP

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2015.