The Breakfast Club Sep25

Tags

Related Posts

Share This

The Breakfast Club

Uno de los títulos más conocidos e importantes de la filmografía el guionista, productor y director norteamericano John Hughes, un hombre cuya carrera fue bastante importante durante los años 80 y 90, especializándose en películas de marcado carácter juvenil (el presente título o “Ferris Bueller’s Day Off”, estrenada al año siguiente) o incluso, aunque no estuviera detrás de las cámaras, de grandes éxitos de la comedia de la época como “Home Alone”, de la que fue guionista y productor. En el caso de “The Breakfast Club” llevó a cabo la triple función, aunque se trata de una película muy teatral, que de hecho fue posteriormente representada de ese modo. El argumento tiene como protagonistas a tres chicos y dos chicas que, como castigo por su comportamiento, son obligados a pasar un sábado en el instituto en el que estudian. A pesar que son muy diferentes entre todos ellos y rápidamente se establece una guerra dialéctica entre todos, en el transcurso de la misma se dan cuenta de que sus problemas no son tan diferentes y sus personalidades más parecidas de lo que pensaban. Aunque es un film estimable, quizá su prestigio sea exagerado, a pesar del buen guión de Hughes y de las buenas interpretaciones del casting: Emilio Estévez, Ally Sheedy, Judd Nelson, Anthony Michael Hall, Molly Ringwald, John Kapelos y Paul Gleason, como el profesor que impone el castigo.

El director de fotografía fue el norteamericano Thomas del Ruth [ASC], toda una eminencia en el género juvenil con cierto carácter trascendental como el presente, ya que también ocupó el mismo cargo al año siguiente en la emblemática “Stand By Me” (Rob Reiner, 1986), en la que realizaba un trabajo muy notable en un film que le ofrecía muchas más posibilidades que el presente. La carrera de Del Ruth es notable, siendo uno de esos directores de fotografía que alcanzaron el cargo tras muchos años formando parte del equipo de cámara de directores de fotografía muy importantes, primero como auxiliares, luego como ayudantes y posteriormente, como segundos operadores, antes de dar el salto al puesto de director de fotografía. Del Ruth trabajó así con Joseph MacDonald [ASC] en “The Sand Pebbles”, con Richard H. Kline [ASC] en “The Boston Strangler”, con Fred Koenekamp [ASC] en “Patton” o en varias películas con Conrad Hall, Bruce Surtees o Jordan Cronenweth, para los que operó durante los años 70. Su posterior carrera como primer operador se ha desarrollado principalmente en televisión, aunque durante los años 80 rodase, además de los mencionados, títulos como “The Running Man” (1987) o “Look Who’s Talking” (1989), además de su secuela. Su trabajo en TV le ha llevado a ganar varios premios de la ASC en esta faceta y Emmys, sobre todo por su labor en “The West Wing” (1999).

“The Breakfast Club”, a pesar de ser un drama, posee una imagen poco dramática, en cierto modo porque es una de esas películas ambientadas en una única localización (o prácticamente, ya que el film se desarrolla en más de un ochenta por ciento en la biblioteca del instituto durante La Luz del día, con apenas espacio para algunas escenas en pasillos, o unos breves exteriores al comienzo y cierre de la proyección). En dicha localización Del Ruth utiliza una mezcla de luz suave que imita proceder de las ventanas superiores de la biblioteca y de los fluorescentes integrados en la misma, por lo que todas sus escenas tienen un contraste limitado y una apariencia muy suave. Pero ello no porque el operador no quiera ofrecer algo diferente, sino porque es la luz que realmente habría en dicho lugar. Puesto que sobre los actores siempre recae este tipo de luz suave, lo que hace Del Ruth sobre los mismos es aplicar bastante relleno negativo, de forma que aunque el contraste no se aumenta de manera significativa, si es cierto que de esa forma la apariencia de una fuente más direccional es intensa.

El resto de escenas, fuera de la biblioteca, están compuestas por algunas en los pasillos, que tienen los mismos principios que las mencionadas anteriormente, así como un par de buenos exteriores, sobre todo los de cierre, con luz de atardecer u hora mágica. Por su parte, la puesta en escena de John Hughes tampoco busca eludir las similitudes de la película con una obra de teatro, ya que en cierto modo, es pausada y hierática como lo sería la filmación de una de ellas. Gran parte de los diálogos tienen lugar con los personajes sentados en pupitres o en el suelo, con muchos primeros planos de los actores durante las largas escenas en que cada uno de ellos se adueña de esa parte de la proyección. Lo que sí que hay son algunas composiciones de imagen de bastante interés, componiendo incluso en profundidad, en algunas partes de la película, pero en esencia es una puesta en escena sencilla, concisa y sin alardes, tan agradable como la propia luz de Del Ruth pero sin demasiado interés desde el punto de vista cinematográfico.

Los resultados, por lo tanto, son buenos en tanto que se ajustan perfectamente a lo que el guionista-productor-director de la película quiere contar al espectador, pero si se busca un film con un punto de interés estético o visual, no se encontrará con “The Breakfast Club”, algo que sí tiene Del Ruth con la citada “Stand By Me”, en la que la influencia de sus maestros Hall o Cronenweth es muchísimo más evidente que en este film, cuyas posibilidades de lucimiento para un director de fotografía eran más bien nulas.

Título en España: El Club de los Cinco
Año de Producción: 1985
Director: John Hughes
Director de Fotografía: Thomas del Ruth, ASC
Ópticas: Panavision Esféricas
Emulsión: Kodak 5294 (400T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en HDTV

¿Te ha gustado esta reseña? ¡Siguenos en Facebook!

© Harmonica Rental & Cinema/Ignacio Aguilar, 2018.